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Corpus 2014

Entre Felipe VI y el fiasco de España

  • La proclamación del nuevo Rey resta público a la procesión, como sucedió en la víspera con el partido de la selección. La mañana fue fresca y agradable.

Fresca y tranquila. Con menos público. Y con un cortejo que, por momentos, se hace insufrible. La procesión del Corpus de 2014 pasará a la historia por celebrarse la misma mañana que en España se proclamaba un nuevo Rey. Por ello no pudo estar el alcalde presidiendo la corporación municipal, al estar invitado en Madrid y, seguramente, por ello había menos personas viendo la procesión. Sobre todo en su tramo inicial. Muchos devotos prefirieron quedarse en casa para ver por televisión la proclamación de Felipe VI. Esta misma circunstancia se dio en la víspera, aunque entonces el motivo fue el partido del Mundial de ingrato recuerdo que enfrentaba a España con Chile. En una ciudad en la que la víspera -y es muy evidente en el Corpus- se vive casi con mayor entusiasmo que la propia celebración, la de este año ha sido una de las menos concurridas de los últimos años. La procesión volvió a hacerse tediosa un año más y en buena parte del recorrido se quedaron muchas sillas vacías. Por contra, y en el plano estético, el Corpus de Sevilla ha alcanzado altas cotas de elegancia, sobriedad, clasicismo y buen gusto. El exorno de los pasos es exquisito, así como el de las calles. Una mención especial merece el concurso municipal de altares, escaparates y balcones, con más participación en esta edición, y en el que resultaron ganadores la Escuela de Cristo, Almacenes Velasco y Casa Rodríguez, respectivamente.

La histórica mañana amaneció fresca, a pesar de lo avanzado del calendario, y la temperatura fue bastante soportable durante toda la jornada, incluso hubo una alarma de tormenta, por lo que los costaleros de la Hiniesta fueron convocados de urgencia para cobijar el paso de la Virgen Gótica en el arquillo del Ayuntamiento. Cuando el cortejo empezó a salir por la Puerta de San Miguel de la Catedral, a las 08:30, el público en la calle era todavía bastante escaso. Lo era en el primer tramo, en la Avenida, con sillas vacías y apenas una fila de personas; y lo era en la Plaza de San Francisco, donde había muchos más claros que en otras ocasiones.

Como no podía ser de otra manera, dos fueron los temas de conversación entre las personas que veían el Corpus: el ridículo de España en el Mundial, tema preferido por ellos, y la proclamación de Felipe VI. Varias señoras charloteaban muy animosamente frente al Horno de San Buenaventura de la Avenida donde, por cierto, los trabajadores habían desplegado una pancarta para denunciar su situación: "Es una pena que hayan coincidido las dos cosas. Yo pensaba que lo del Rey era más tarde, pero no, empezaba temprano". "Yo he visto a la infanta Elena con Froilán y la Reina". Al lado de las dos señoras que se deshacen en elogios hacia la monarquía, otro grupo habla de Zoido y espera para saludarlo, sin saber que el alcalde está en Madrid: "A mí cada vez que me ve viene a saludarme. Pero desde antes que fuera alcalde. Ahora lo veremos". Por cierto, en la mayoría de los bares próximos al recorrido del Corpus tenían puesta la ceremonia de proclamación de Felipe VI.

Es muy difícil calcular si una procesión como la del Corpus va con más o menos retraso que otros años. Todo depende del número de cofrades que participen y de cómo se desarrolle la misa en el interior de la Catedral. Sí se pueden afirmar varias cosas. La primera parte de la procesión discurre a mucha menor velocidad. Son también los tramos más poblados y la distancia entre paso y paso es enorme. Ahora que la Hermandad de San Hermenegildo se ha sumado al cortejo no sería descabellado incorporar también un nuevo paso con la imagen del santo. Así se equilibraría un poco más la primera parte de la procesión. También habría que estudiar la participación de alguna banda de música o coral en los primeros pasos. A partir de San Fernando, el cortejo empieza a tomar velocidad de crucero. Los cuatro últimos pasos pasan como una exhalación y suele recuperarse, como fue el caso, el tiempo que se pierde al principio. La merma de público que se ve al principio se va mitigando conforme avanzan las horas. A partir de las once hay muchas más personas viendo la procesión. Muchos de ellos son los propios cofrades que ya se han recogido con su hermandad y, tras el desayuno, ven la custodia y toman posiciones para ver el regreso del Señor de la Cena. En cuanto a los participantes, la procesión fue muy parecida a otros años. Cada vez son más los cofrades que salen con sus hermandades. También ocurre en las corporaciones de gloria en las que predominan las varas en lugar de los más adecuados cirios.

Tras la entrada de la custodia en la Catedral comenzó el regreso del Señor de la Cena hasta los Terceros, un momento muy esperado por muchos de los presentes.

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