Con el inconfundible aroma que desprende lo auténtico. Lo que es de verdad. Cada uno con su estilo y personalidad que son irrenunciable. De la sobriedad de la Magdalena a la espontaneidad de Triana. Hasta 14 procesiones eucarísticas recorrieron ayer, festividad litúrgica del Corpus Christi, los barrios de la ciudad. El Santísimo procesionó en San José Obrero, Nervión, San Bartolomé, Heliópolis, el Tiro de Línea, San Isidoro, San Andrés, Rochelambert, Los Bermejales, Pío XII, La Barzola y Padre Pío, además de en Triana y la Magdalena, los clásicos de la jornada. Dos fueron las novedades: la procesión de San Andrés, organizada por la Hermandad de Santa Marta por los cinco siglos de la fundación de la corporación sacramental, y la de Heliópolis, donde, desarrollada por la Hermandad de la Misión, llevaba muchos años sin salir.

El Corpus en los barrios conserva ese ambiente popular y de cercanía que lo hace tan diferente al que organiza la Catedral y que le otorgan su doble valor. La gran mayoría de ellos son modestos. No disponen de grandes custodias, su Divina Majestad sale bajo palio, ni cuentan con tallas salidas de las manos de Martínez Montañés u otros escultores de fama. Pero todos ellos cumplen con su misión, que no es otra que llevar al Señor a los vecinos. Son cortejos pequeños, en muchos de ellos salen los niños que han hecho la comunión, también en la mayoría los más pequeños se estrenan como costaleros llevando al Niño Jesús. Además de llevar a Jesús Sacramentado, muchos sacan alguna imagen mariana de la parroquia, como la Virgen del Rosario en Pío XII. En esta procesión, los niños y niñas que han hecho la comunión llevaron sobre sus hombros al Niño Jesús.

Varias fueron las procesiones eucarísticas que recorrieron el centro de la ciudad. El estreno fue el de San Andrés. La parroquia y la Hermandad de Santa Marta celebraban los 500 años de la fundación de la corporación sacramental, hoy fusionada con la cofradía de penitencia. Entre los actos y cultos extraordinarios que se han organizado estaba esta procesión que se celebró con  gran solemnidad. La comitiva fue hasta la parroquia de San Martín, sede canónica de la Lanzada. Otro de los Corpus que se ha ido consolidando con los años es el de San Isidoro. Un cortejo que va ganando empaque y se va haciendo imprescindible, sobre todo tras haberse descartado casi definitivamente, y no por las ganas de la Hermandad de Pasión, la recuperación del Corpus del Salvador. Lejos quedan ya aquellas tardes de lunes.

De todas las procesiones de Corpus que recorren Sevilla en el domingo de la festividad, la más pura es la de la Magdalena. Lo es por estar organizada por una sacramental sin fusionar. Esta circunstancia ha impermeabilizado la procesión de los vicios propios de las hermandades de penitencia, pese a que varias de ellas participan en el cortejo aportando mucho y bueno. El Corpus de la Magdalena es sobrio, solemne y tremendamente elegante y bello. El barrio, al igual que ocurre en Triana con el Corpus Chico, moldea esta procesión que discurre por calles estrechas y entre casas clásicas sevillanas. Un buen lugar para ver la procesión y para poder admirar sus muchos detalles es la Plaza del Museo. Allí se mezclan las personas que acuden al mercadillo de arte,  los turistas que acuden al Museo de Bellas Artes y los sevillanos que buscan el Corpus. Allí se puede admirar cada año el altar que monta la familia Bellver y se puede escuchar el exquisito repertorio musical que la banda del Maestro Tejera interpreta tras el Dulce Nombre de Jesús. El cortejo visita a la Hermandad del Museo mientras unos turistas corren para no perderse nada de lo que acontece  y mientras otros se hacen selfies con el Niño Jesús de la Quinta Angustia. Entre tantos detalles se echó en falta al clásico aguador del Dulce Nombre de Jesús con su tradicional cántaro de barro.

Si la Magdalena le da a su procesión su carácter solemne, Triana le da al Corpus Chico su condición popular y alegre. Todo lo que se organiza en el arrabal es diferente y la procesión eucarística no iba a ser menos. Los vecinos se vuelcan todos los años para engalanar los balcones y levantar altares para el Santísimo. Por cierto, que la figura central del de la Estrella fue la imagen del papa San Juan  Pablo II. Miles de personas volvieron a abarrotar la calles por las que discurrió el Corpus en un domingo de fiesta para honrar a Jesús Sacramentado