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Cofradias

Lunes Santo de Penitencia

  • Sale una cofradía que se inicia con la cruz de guía del Polígono y termina con la Virgen de las Aguas.

CUANDO esta tarde noche de Lunes Santo nuestras diferentes hermandades salgan a las calles de Sevilla con sus respectivas imágenes, dando testimonio público de fe en dirección a la Santa Iglesia Catedral, cada una con su peculiar estilo pero todas con ejemplar magisterio, muchos sevillanos nos apresuraremos a justificar esta manifestación religiosa como estación de penitencia. Y sin embargo, cuántos cofrades nos hemos interrogado alguna vez por el verdadero sentido católico de esta singular disciplina exterior. Y, lo más importante, sí este símbolo externo de nuestra fe ha tenido y tiene alguna repercusión interior, en la verdadera conversión del corazón.

La Iglesia toda ha insistido últimamente en que la estación de penitencia de nuestras diferentes cofradías no fuera tan sólo un símbolo externo de los nuevos tiempos, una manifestación sociocultural y estética vacía de cualquier contenido teológico y cristiano. En este sentido, desde su origen tardo medieval, la penitencia externa ha sido justificada como la satisfacción pública del sacramento de la reconciliación íntima con Dios. Lunes Santo, pues, de Penitencia en Sevilla, después de un domingo de estrenos. Penitencia ejemplar de esa única cofradía que se inicia al mediodía con la Cruz de Guía de la Hermandad Sacramental de Jesús Cautivo y Rescatado y se cierra ya de madrugada con el Palio de María Santísima de las Aguas. Devota expresión penitencial de pundonor cofradiero que acerca los nuevos distritos urbanos al vetusto centro histórico de la ciudad. Modernas y antiguas cofradías fundidas hoy en una sola. Bien me adoctrinaste, Manolo, soleano impecable, cuando me encargaste la conferencia de aquellas jornadas de convivencia en la Capilla del Dulce Nombre de Jesús. Entonces descubrí un día que ya es mío para siempre. Por eso hoy comprenderé mejor que nunca la penitencia ilusionada en los jóvenes que acompañaran, con ojos brillantes y llorosos, desde el Polígono de San Pablo a su Virgen del Rosario, espejo de mi devoción materna. Y sentiré como propia la penitencia silente de las mujeres que caminarán detrás de Jesús Cautivo y Abandonado desde el Tiro de Línea. ¡Qué lejos queda aun la lonja de nuestra Universidad, Manuel Vicente! Acreditaré la penitencia siempre redimida por un beso que a traición dará Judas en la calle Santiago. Lunes también de Pentecostés aljarafeño de Santa María del Rocío, que es puerta de la Gloria.

Un año más, me conmoveré al oír doblar las campanas de San Andrés con la penitencia hiriente y lúgubre del traslado al Sepulcro del Cristo de la Caridad. Entonces me acordaré -como tu Palomino- de mis alumnos ausentes. Cofrades hermanos estos los de Santa Marta, Isidro, que comparten incluso las mismas devociones concepcionistas. En seguida, por Buenos Libros seguiré la penitencia histórica y seráfica de la Santa Vera Cruz, felizmente recuperada en mi pueblo. ¡Don José, maestro, cuántas páginas de debates para que al final a todos nos iguale la misma Santa Cruz pasionista! Penitencia señorial al mejor estilo sevillano en San Vicente ante Jesús de las Penas y María Santísima de los Dolores, onomástica de mis mayores. Luego, en Rioja, me identificaré con la penitencia más humilde y sencilla del Santísimo Cristo de las Aguas. Primitiva calle de las Armas. Penitencia rancia y sobria de cofradía fundadora, de sabios y viejos canastillas. Hermano, ¿tiene usted hora? ¡Pues venga ese reloj! ¿Te acuerdas, Diego? Caminabas rezando detrás de tu Cristo de la Sagrada Expiración, retorcido de dolor ante la proximidad de la muerte. Ya agoniza el Lunes Santo y la penitencia se hace ahora lacerante e intensa a pesar del blanco perfecto de las túnicas que van diligentes camino de El Tardón. Sevilla va quedando atrás. Ya todo es Triana desde el Altozano. Te buscaré una vez más, Señora nuestra de la Salud, para confortar mi cansancio ante el Soberano Poder de Tu Hijo. Y agarrado con fuerza como desde hace algunos años a tu pañolito blanco -Salud de los enfermos- recordaré, solo en la madrugada, a los amigos que este año te llevaste al cielo. ¡Verdad querido Pepe, hermano mayor y compañero siempre universitario! Hoy es Lunes Santo. Lunes de Penitencia.

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