Contrapunto

El Calvario de un Artista

  • Los músicos, como usted, son merecedores del respeto y del aprecio de sus congéneres.

LÓPEZ Farfán tituló a una de sus composiciones ¡El Calvario de un Artista!. El título nos invita a una reflexión.

En todas las profesiones se viven momentos desagradables, penitencias... Una de las peores condenas es la humillación. Creo que las burlas que Cristo sufrió cuando cargaba con su destino hacia la muerte se le clavaron en el alma más que los clavos de la cruz en su cuerpo. La humillación más sublime es la que se produce cuando no se valora el trabajo bien hecho, la formalidad, la honradez, la nobleza.

Este Santo Jueves, miles de músicos tocarán en la calle. Hay quienes lo harán por pura afición, por obligación, por devoción o para conseguir unos euros con los que ayudar a la familia.

La inmensa mayoría de personas que disfrutarán del trabajo de estos músicos lo harán con respeto. Más allá de la actividad in situ, se apreciará el esfuerzo previo de cientos de horas de estudio y ensayo.

Entre tanto público también habrá quien no valore en su justa medida lo que tendrán ante sus ojos y oídos. Como la ignorancia es un mal que nos afecta a todos, habrá incluso quienes desde la atalaya de un título universitario, un bienestar económico, un ideal político o cualquier otra variable menosprecien a los músicos que verán en las procesiones. Hay quienes sólo aprecian la música que se produce en un teatro o en una sala de conciertos. Puede que se equivoquen. Una banda de música, una orquesta sinfónica o un coro son prácticamente lo mismo. La única diferencia entre ellos es la naturaleza de los instrumentos musicales que utilizan. Las necesidades formativas, el tratamiento de la música, el respeto a la partitura y otros muchos aspectos les son comunes a todas las formaciones musicales. Entre esos músicos habrá aficionados, grandes profesionales y quienes pronto llegarán a ser grandes concertistas, directores o compositores de reconocidas orquestas españolas o extranjeras. En una masa humana tan grande habrá músicos de todos los niveles imaginables. Todos ellos tienen un elemento en común: un alma. Son como usted, merecedores del respeto y del aprecio de sus congéneres. Y si no, preste atención al siguiente relato.

Hoy, Jueves Santo, se oirán en muchos lugares marchas como Valle de Sevilla o Triana tu Esperanza, compuestas por José de la Vega Sánchez (Córdoba 1929 / Madrid 2010). Antes de componer esas marchas, De la Vega había obtenido con Esperanza Divina Enfermera, su primera marcha, una mención honorífica en el concurso de marchas procesionales organizado por el Ayuntamiento de Sevilla en 1981. Pero por distintos intereses su música no se interpretaba. Muchos evitaban encontrarse con el compositor para no verse en el compromiso de ponerle excusas sabiendo que no le iban a atender.

De pronto todo cambió. Desde la Banda Sinfónica Municipal de Sevilla decidimos grabar su obra. Lo hicimos sin intermediación de nadie "humano". Sólo el arte nos llamó la atención sobre estas partituras. Valle de Sevilla no se tocaba y la marcha Triana tu Esperanza ni tan siquiera se había esrenado en Sevilla. Conseguimos el teléfono del compositor y le llamamos. En 2005, la Banda Sinfónica Municipal de Sevilla incluyó en el doble disco Maestro de la Pasión sus dos obras maestras: Valle de Sevilla, como marcha seria, y Triana tu Espernanza, como marcha alegre. El compositor retocó ambas marchas para la Municipal, pues se grabarían con todos los medios que necesitara. De la Vega no daba crédito a lo que oía, pensó que era un sueño. Ambas marchas fueron grabadas con amplitud de medios y el éxito fue rotundo

El día de esa llamada telefónica había acabado el calvario del artista. Desde 2005 hasta su muerte en 2010, José de la Vega disfrutó de reconocimientos y encargos de toda España. Conoció la fama nacional e internacional que durante toda su vida le habían negado. Aquellos que no le cogían el teléfono, que no respondían sus cartas, ahora hacían cola para hablar con él. Sus obras sin estrenar se estrenaron. Todo un ejemplo a seguir en estos tiempos: ¡Esperanza, siempre Esperanza!

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