Yque Sevilla sea siempre el ámbito inigualable donde viven reunidos los ángeles, las musas y los duendes; rectores dulces y abismos claros de la eterna Andalucía". La frase, y el nombre de su autor, consta en la casa de la calle Cardenal Spínola en la que vivió Joaquín Romero Murube, poeta, conservador del Alcázar y hermano de la Soledad de San Lorenzo, que así lo recuerda en el centenario de su nacimiento (1904) en la misma calle donde -número 20, 4 de noviembre de 1978- murió el poeta y académico Rafael Laffón.

De San Lorenzo, como del Salvador, salen tres cofradías en Semana Santa. Estos días la plaza se ha llenado de gente en contraste con la foto otoñal de Atín Aya que se ve en el bar El Sardinero. El nombre de Atín es inseparable de este espacio. Sale solo. "Nos hizo el primer catálogo de nuestra primera colección". Niceto Marín y Lola Galvín, marido y mujer, se refieren a Luna Lunera, una empresa de decoración infantil. Llegaron a Sevilla desde Córdoba, fueron vecinos de la calle Cantabria y desde entonces son hermanos de la Soledad.

Los conoce Paco Reyes, el párroco de San Lorenzo. Reyes produce equívoco. Le pusieron Francisco de los Reyes porque nació el día de la Virgen de 1957 en Dos Hermanas. En Semana Santa es, por tanto, nazareno doble. Es la aguja en el pajar, la islita en el archipiélago. Rechazó la invitación del Consejo a ser pregonero de la Semana Santa de Sevilla. La pregona todos los domingos en sus homilías. El día 15, en dos semanas, celebra sus bodas de plata como sacerdote.

Por parte paterna, su bisabuelo fue maestro de obras de Aníbal González. Lo interesante, cuando los días de gozo que dice Burgos llegan a su final, es hablar de su parte materna. Por ahí, su bisabuelo era sacristán e hijo de sacristán de la iglesia de San Lorenzo en la que su bisnieto es párroco. A este bisabuelo lo bautizó Marcelo Spínola, titular de tan historiada calle, último pastor de la dióceses de Sevilla nacido en Andalucía. El culpable de que viniera a Sevilla, para escribir su biografía, José María Javierre, el cura y periodista aragonés que fue pregonero en Sevilla.

El bisabuelo del párroco vivía en la plaza de San Lorenzo. En la casa adyacente a la que habitó Miguel Sánchez, un catalán que era en Sevilla un Fitzcarraldo por bulerías. Por su casa, para ver en días como ayer a los armaos de la Macarena y al Gran Poder, en días como mañana la salida de la Soledad, se asomaban a sus balcones el escritor Enrique Vila-Matas o el filósofo Eugenio Trías.

Hay muchas maneras de ser hermano de la Soledad de San Lorenzo. Paco Alejo es un músico de la movida sevillana. Siete discos en su currículum, cambió cuatro veces de grupo, pero nunca de hermandad. Sus ocho primeros años de vida los pasó en el Alcázar de Sevilla, donde trabajaron su abuelo y su padre. A éste lo hizo hermano de la Soledad Joaquín Romero Murube, el de los abismos claros, paradoja impagable. El progenitor de Alejo, apellido convertido en nombre musical, hizo hermanos a todos sus hijos. El hijo músico sale mañana de nazareno y entre Semana Santa y Feria actúa en Madrid con su grupo Cuatro Leguas. El año pasado, la víspera del Pregón, presentaron en el Fun Club el disco Nunca nos van a parar.

El Jueves Santo del año pasado murió en México Gabriel García Márquez. En los hermanos Gallardo Rodríguez hay cuatro Macondos. El año pasado, en pleno duelo de Aureliano Buendía, José Joaquín, Miguel, Francisco y Jesús Gallardo recibieron de la hermandad la insignia por sus cincuenta años de hermanos de San Lorenzo. Cincuenta por cuatro, doscientos años de Soledad. "Mi padre nos hizo hermanos el mismo día a los cuatro", cuenta Paco Gallardo, médico, novelista, jugador de baloncesto en sus años mozos, vecino de San Lorenzo, muy cerca del balcón al que se asomó Vila-Matas y de la casa donde vivía el sacristán que se libró de ir a la guerra de Cuba. "Mi padre no era hermano, pero decía que sus hijos tenían que serlo de la hermandad del barrio". Sabio criterio de Francisco Gallardo para los hijos que tuvo con María Rodríguez: el decano del Colegio de Abogados, el abogado y periodista, el médico-novelista y el profesor de instituto.

La plaza que fotografió Atín Aya -su obra puede verse en la nueva galería de Fernando Roldán en el Pasaje Francisco Molina- era lugar de juegos de los Gallardo. "Jugábamos a la pelota mientras hacían la capilla del Gran Poder. Veíamos cómo iban las obras, porque mi padre era muy amigo de Antonio Delgado Roig". Uno de los arquitectos que la hizo, con Alberto Balbontín.

Han sido días de colas interminables para entrar en la basílica que construyeron tan reputados arquitectos. Uno de esos días, Juan José Domínguez, uno de los arietes de Turismo en el Ayuntamiento, que ha vuelto de hacer las Américas, venía de correr, ducharse y desayunar en La Abacería de San Lorenzo. Dice que la Semana Santa mueve más turismo que la Feria. Con la calle como sala de exposiciones y de rezos. La Feria, además, se resiente del pulso entre los toreros y los empresarios de la Maestranza. Esa transición en los relojes del rito que se produce el Domingo de Resurrección.