Rafael Fernández Magro, uno de los fundadores del taller de bordados Fernández y Enríquez (en Brenes), falleció ayer a los 81 años tras una grave enfermedad. Fernández Magro ha contribuido de una manera destacada a mejorar el patrimonio de la Semana Santa a través del bordado.
Con su socio Fernando Enríquez fundó en 1971 Artesanía Fernández y Enríquez, empresa a la que en 1981 se incorporaron sus hijos, Rafael y Fernando. Este taller ha realizado encargos para importantes hermandades sevillanas y ha restaurado diversas estancias del Palacio Real de Madrid.
Sus amigos destacan de él que su capacidad artística y creativa era sólo comparable a sus valores humanos, entre los que destacan "la bondad, generosidad y entrega".
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