Cofradias

Gran Poder, devoción que trasciende al tiempo

  • Mañana se estrena en el Lope de Vega la película de Carlos Colón y Carlos Valera dedicada al Señor

Una oración de dos horas al Señor de Sevilla. Así define Carlos Colón la película dedicada al Gran Poder que mañana será estrenada en el teatro Lope de Vega. Sevilla en sus manos. Oración a Jesús del Gran Poder, escrita y dirigida por Colón y con la dirección técnica de Carlos Valera, es una visión compartida del Señor y lo que significa y supone en la vida de sus devotos. La plaza, el día a día de la basílica, la naturalidad de los devotos en su relación con el Señor, cuando le rezan o le hablan, son algunas de las claves del largometraje que se podrá adquirir en la tienda de recuerdos de la hermandad y cuya recaudación irá a la bolsa de caridad.

La película, que no cuenta con capítulos que la fragmenten, se centra en la figura indiscutible del Señor y en su encuentro con los sevillanos, algo que conduce a su basílica de cuya construcción se cumplen 50 años, motivo por el que se ha realizado la película. En los 120 minutos de metraje apenas hay ocho o nueve en los que el Señor no esté presente de una u otra manera.

Aunque no hay rupturas ni títulos, "va de una parte a otra con mucha naturalidad, con un sentido más emocional que lógico", explica Colón, se puede dividir en tres grandes bloques. El primero, de 60 ó 65 minutos, está totalmente centrado en el Señor. En quién es fundamentalmente para los hermanos. "Hay una imagen preciosa del Señor sólo en la basílica en la noche ya del Domingo de Ramos cuando se ha cerrado el besamanos. Una voz en off explica que mientras se ponen las flores en otras iglesias de la ciudad el Señor está allí, en esa soledad absoluta". En este bloque se hace un recorrido por los hitos de la hermandad durante el año: el esplendor de la Epifanía, con el quinario y la función principal, o la entrega de los diplomas a los hermanos que celebran sus aniversarios en la corporación, momento en el que se introduce la historia. Desde ahí se explica lo que supone vestir la túnica de nazareno del Señor, para regresar de nuevo al principio: el Sábado de Pasión. "La virtud es que no sabes dónde te va a llevar la película. Los saltos me gustan mucho porque vincula al Señor con las distintas fechas importantes".

Una imagen que no se había grabado nunca es el Señor recién subido al paso sin la cruz, con las manos atadas como se muestra en el besamanos. Esa escena conduce al segundo gran bloque que es la Madrugada. En aproximadamente 30 minutos -Colón y Valera han tenido que elegir entre horas y horas grabadas durante las dos últimas Semanas Santas- se muestra el recorrido completo. La última parte está dedicada a la Plaza de San Lorenzo, morada del Señor desde 1703 y centro espiritual de la ciudad, a la construcción de la basílica, a los devotos que cada viernes acuden al encuentro del Señor. La película termina con un ofrecimiento de los niños de Sevilla al Señor del Gran Poder.

Uno de los puntos fuertes es el estudio que se ha hecho del Señor. Ha sido grabado desde todos los ángulos posibles y con diferentes iluminaciones. "Hay un plano en el que la cámara recorre la cruz desde abajo y cuando llega al crucero se gira y descubre el rostro del Señor".

La película tiene muchos textos, casi todos escritos por el propio Colón, aunque también los hay de José María Izquierdo, Romero Murube, Juan Sierra, Rafael Laffón, Miguel Hernández, Enrique Esquivias Franco, Luis Ortiz Muñoz, o San Agustín y San Juan de la Cruz, "ambos tienen textos maravillosos para aplicarlos al Señor". Los autores de los textos, y el año de la composición, aparecen identificados durante la película. La locución corre a cargo de Antonio García Barbeito, José Luis de Vicente y María del Carmen de las Casas, que pone voz a la Virgen del Mayor Dolor y Traspaso. Como homenaje también se han incluido dos locuciones de los fallecidos Jesús Prieto y Chano Amador. Las fuentes musicales de la película son muy diversas, pero hay dos con un protagonismo especial: La Pasión según San Mateo, de Bach, que Colón no había incluido en ninguna de sus películas esperando esta oportunidad; y el Domine, del polaco Henryk Górecki.

Carlos Colón destaca el carácter inagotable de la imagen del Señor como el de toda obra maestra: "La película me ha reafirmado en mi convicción de que el Señor es la obra cumbre del arte cristiano occidental en lo que se refiere a la representación de Cristo. En el Gran Poder están planteados y resueltos los misterios más complejos del Cristianismo. Es de una riqueza inagotable y en la película se ha intentado trasmitir esa complejidad pero sin hacerla compleja. Hemos querido mostrar toda la fuerza del Señor apoyada en los textos, la música; siempre con esa relación especial entre el devoto y el Señor".

Colón destaca la calidad de las imágenes tomadas por Carlos Valera, con el que tiene una química especial: "Es curioso, porque él graba pensando en lo que yo quiero y yo escribo pensando en lo que va a grabar". Fruto de esa pericia surgen escenas que no estaban inicialmente previstas. Una de ellas es un plano de la fachada roja de la parroquia de San Lorenzo cuando está entrando la cofradía: "No se ve nada. Sólo sombras proyectadas de los capirotes. Era un plano no previsto, pero Carlos lo vio cuando estaba grabando la entrada. Es fantástico y me hizo reescribir la parte dedicada a los hermanos difuntos".

Una de las tareas más complejas, además de tener que resumir las decenas de horas grabadas, ha sido la de titular la película: "No le encontraba un título y el hermano mayor, Félix Ríos, me sugirió que fuera Sevilla en sus manos, título de una Tercera que escribió mi padre en Abc. Es perfecto y además sirve como homenaje a mi padre, gran devoto del Señor, que murió hace menos de un año. El hermano mayor añadió el subtítulo Oración a Jesús del Gran Poder. Y eso es la película. Una oración audiovisual de dos horas con imágenes y música".

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