Cofradias

La Virgen que vence al tiempo

  • La Hiniesta salió en procesión gloriosa al cumplirse el 450 aniversario de la fundación de la hermandad En un recorrido inédito, visitó los templos históricos relacionados con la cofradía

Una devoción. El arraigo de lo popular. Lo más auténtico. El sabor a barrio antiguo. La fuerza de caer y levantarse una y otra vez. La Hiniesta es la Virgen que reta al tiempo y a las adversidades y siempre sale victoriosa. Los hermanos de San Julián le han rezado a tres Dolorosas en los últimos 83 años. La Estrella Sublime, atribuida a Martínez Montañés y cuyo recuerdo queda en el bellísimo simpecado que con el que la corporación salió  acompañando a la Amargura en 1937, ardió en el incendio intencionado y cobarde de San Julián en 1932. Pero la hermandad se levantó y Castillo Lastrucci realizó una nueva imagen que fue bendecida en San Marcos en 1933. Las llamas del odio también consumieron esta Dolorosa que fue sustituida por la imagen actual en 1937. Tres imágenes. Una misma devoción. Ésa es la fuerza de la hermandad del Domingo de Ramos. La fe inquebrantable a la Virgen de la Hiniesta, la Virgen que vence al tiempo. Por eso, los hermanos se regalaron, y con ellos a Sevilla, una procesión que quedará escrita con letras indelebles en los anales de la cofradía. 450 años no se cumplen todos los días y bien que lo celebraron los hermanos de San Julián.

 

El barrio se puso las mejores galas de Domingo de Ramos, en un sábado de otoño de cielo gris plomizo. Manuel Ruesga Bono, trianero de alma pero vecino de la Puerta de Córdoba, relataba la importancia de la jornada por la mañana: "Hoy es un día grande. La hermandad está haciendo muy bien las cosas". A las cuatro estaba anunciada la salida de la Virgen por la complicada puerta ojival de San Julián, pero una hora antes de la procesión ya había bastantes personas esperando este momento. Por una puerta lateral entraban las representaciones y las autoridades, mientras los hermanos revelaban la última hora: "La agrupación Santa María Magdalena de Arahal ha adaptado Estrella Sublime, Pasan los Campanilleros y Madre Hiniesta para tocarlas tras el palio entre San Martín y Montesión". También fue nutrida la representación municipal, que tiene a la Hiniesta Gloriosa como su patrona,  con el alcalde, Juan Espadas, a la cabeza. 

 

Un paseo por las calles Duque Cornejo y Bordador Rodríguez Ojeda y Padre Manjón mostraba el mimo con el que los hermanos y los vecinos habían preparado la salida. Apenas había balcones sin colgaduras y las cadenetas de flores adornaban el itinerario más próximo al templo en honor a su Virgen. En el interior de San Julián no cabía un alfiler. Siempre es una alegría saludar al ex presidente del Consejo Adolfo Arenas, fiel hermano de la Hiniesta, cuya vara dorada ostentó durante ocho años. Las representaciones y los hermanos con cirios se ordenaban al tiempo que se sucedían  las fotos delante del paso. Todos querían inmortalizar el histórico momento. Antes de abrirse las puertas, el hermano mayor, José Antonio Romero, se dirigió a sus hermanos con el corazón en la mano: "Ahora mismo la emoción me embarga. Que nos sintamos orgullosos de lo que somos: hermanos de la Hiniesta. Que la Virgen de la Hiniesta riegue de azul y plata las calles de Sevilla. Este día va a quedar para los anales de la hermandad". El hermano mayor seguro que se acordó durante el fervorín de lo mucho que ha costado que el Arzobispado aprobara esta procesión. Pero el trabajo ha sido muy bueno y bien está lo que bien acaba.

 

La iglesia se va vaciando de fieles cuando Ariza tocó el martillo por primera vez. Hasta 197 costaleros portaron ayer a la Hiniesta por las calles de Sevilla. La primera levantá fue con mimo, mientras la banda del Carmen tocaba Hiniesta Coronada. El paso bajó la rampa del presbiterio muy pausadamente. En otra chicotá, el paso ya estaba enmarcado en la puerta de la iglesia. Una vez más, se produjo el milagro de San Julián y la Virgen la Hiniesta se entregó a su barrio. Un cielo gris plomizo recibió a la Dolorosa, aunque conforme avanzaba la tarde se fue imponiendo el azul que tan a gala tienen por estos lares. La emoción de los hermanos no se podía ocultar mientras sonaba La Estrella Sublime. 

 

En la Plaza de San Julián, el secretario del Consejo, Carlos López Bravo, ejercía de anfitrión con un grupo de cofrades italianos. Sí. También hay cofradías en Italia. Le acompañaban, entre otros, el hermano mayor de la Hermandad de la Concezione de Molfetta (Puglia), que se mostró impresionado: "Es bellísima. Nunca me podría imaginar una procesión tan emocionante".

 

Fueron muchos los momentos  indescriptibles que se vivieron durante la tarde y la noche. La llegada al comedor de las Hijas de la Caridad en el Pumarejo; la visita a los templos por los que ha transitado la hermandad; la emoción en San Martín, donde esperaba la Virgen del Buen Fin en el presbiterio; Montesión;  San Juan de la Palma, con  el recuerdo de la triste Semana Santa de 1937, con una cofradía de la Hiniesta deshecha; la visita a los Terceros; San Román; San Marcos; Santa Marina... la Virgen de la Hiniesta, la devoción del barrio de  San Julián, venció una vez más al tiempo. 

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