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DERBI Sánchez Martínez, árbitro del Betis-Sevilla

Cofradias

Calle Guadalquivir, río de emociones

  • En el concurso de pasos de las Mercedarias de San Vicente hubo 42 trabajos En el colegio hay nietos de pregonero, hijos de capataz y contraguía y una intérprete del 'Miserere'

LA Candelaria por la calle Lumbreras. Es una licencia cofrade. O un sueño infantil. Los pasos han salido de sus manos de niño. El de Alba y el de Rafa. Vuelven a casa después del viacrucis del Viernes de Dolores. El santo de Lolita, la religiosa que coordina las lecturas, monja de la cantera que hizo un aprendizaje en Fuentes de Andalucía. El padre de Alba y Rafa es de Úbeda. Su madre, de Lebrija. Los dos niños se hicieron hermanos de la Candelaria el año pasado. Llevan de Torneo a la Alameda dos de los 42 pasos que los alumnos de las Mercedarias de San Vicente han realizado en el primer concurso organizado por el colegio.

Todo tiene un comienzo. En el patio, donde ahora se exponen el casi medio centenar de pasos de Cristo, de palio, montículos de lentejas, cruces con pinzas de la ropa, suenan unas sevillanas cofrades de Pascual González y sale incienso de la estatua que preside la fuente central. El 13 de mayo de 1985, Carlos Amigo Vallejo, arzobispo entonces de la diócesis, descubrió la placa que recuerda los 750 años de la confirmación de la orden de la Merced y los 25 de la fundación del colegio cuyo timón lleva la madre Rosario, una monja hermana e hija de taxistas.

Los pasos en el patio y los niños de procesión en la calle. Como una actividad para reforzar el carácter bilingüe de la enseñanza, todo el alumnado participó el jueves en una procesión dedicada a San Patricio, el patrono de Irlanda. Una festiva vuelta a la manzana, ensayo para los días que se avecinan. Todos vestidos de verde, el color irlandés por antonomasia, el cortejo salió por la calle Guadalquivir; un río de niños que giraban por Jesús del Gran Poder hasta la plaza de San Antonio de Padua.

La Hermandad del Buen Fin es la más próxima al colegio y el convento de las Mercedarias. A quien todavía no crea en la consistencia de las relaciones entre fe y ciencia, que se dé una vuelta por el centro de Estimulación Precoz puesto en marcha por esta hermandad.

En la calle Marqués de la Mina, Bea y Rafa pasan delante de Casa Rafita, el bar de su padre, tapería de lujo. Ramón ha convertido las ventanas de La Abacería de San Lorenzo en un escaparate cofrade. Un San Sebastián en terracota patinada, de una colección particular de Marbella, un San Juan Bautista y un busto de Cristo. Obras del escultor e imaginero Juan Alberto Pérez Rojas.

La Abacería celebró su anual encuentro con los Genoveses, Carlos Herrera incluido, y tiene otra puerta, la de los pedidos de pan, que da a la calle Teodosio, nombre de emperador romano. Por allí siguió la festiva marcha de escolares hermanando Sevilla con Irlanda, como cuando la Cruzcampo perteneció a la Guinness. El pabellón de Irlanda en la Expo lo dirigió Denis Rafter, dramaturgo, uno de los tipos más cultos que pasó por la Cartuja.

Los pasos infantiles hacen furor en las vísperas. En la quinta planta de El Corte Inglés también se ha organizado otro certamen con idénticos protagonistas. Se terminó la promoción de torrija con helado. ¿Torrijas de Jijona? Hay incluso colegios como el Entreolivos donde se ponen a prueba alevines de pregonero. Ya decía Proust que las cosas tenían mucho más valor cuando se pregonan. Frutas y verduras, esencias del alma y el espíritu.

Detrás de las manos que han hecho estos pasos hay muchas vocaciones cofrades. Un legado capital. En el colegio de las Mercedarias hay nietos de un pregonero, José Luis Garrido Bustamente; hijas del director de la Cabalgata y mano derecha del Consejo de Cofradías, Manuel Sáenz; aprendices de costaleros de dos concuñados que son capataz y contraguía en Jesús Despojado, hermandad de la plaza de Molviedro también representada por un fiscal de su junta de gobierno.

El coro del colegio suena como los ángeles gracias al celo de Mercedes y Laura. Elena Fernández lo sabe. Tiene a dos hijos en el colegio, Alex y Gonzalo, más futboleros que melómanos, y pronto se incorporará Raúl, que el Viernes de Dolores cumplió los tres años. Elena vive muy intensamente la Semana Santa. Hija de un profesor del Conservatorio, esta violinista será concertino en el Miserere que esta noche tocará la orquesta bajo la dirección de Salazar, antiguo trombonista de la Banda Municipal.

Lucía Molina Asenjo. Javier Arnaiz Martínez. Emilio Toribio Jiménez. Estos niños ganaron el concurso de pasos en las tres categorías por cursos. La madre de Diego se lleva a dieciseis niños al cumpleaños de su hijo, que los cumple hoy Sábado de Pasión, día grande en Valencia y la Sevilla de vísperas de Domingo de Ramos. Eloy recoge a Daniel y Berta, ya se ha enterado del sorteo de cuartos. En la bendita rutina, le dará los buenos días a Luis, frutero de Santa Clara, volverá a casa por Hombre de Piedra. Calle misteriosa que desemboca en Jesús del Gran Poder. La ciudad se llena de afluentes en su ribereña explosión de devociones, recuerdos y promesas.

El jueves la calle San Vicente se hermanó con Dublín, el Guadalquivir con el Liffey. Los pasos volverán a la calle, manualidades de un barroco posmoderno en una ciudad en la que unos buscarán la emoción del momento y otros el aliento del siglo. La Candelaria desaparece al final de Lumbreras. Ya entró por la Alameda.

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