SUS vecinos lo deben recordar. De niño tocaba el tambor en los bombos de Colón y así nació una irrefrenable vocación musical que le ha llevado a tocar el tambor, la caja, la trompeta, el trombón, el bombardino, la tuba y la gaita gallega sin poner sus pies en un Conservatorio. Le ha animado a que los ponga el profesor de tuba de su hijo Alejandro

Vicente García Rodríguez (Sevilla, 1974) es el director de la Asociación Musical Veterana de Sevilla y de los Reales Tercios de España, que hoy, Domingo de Ramos, inician en Cartaya (Huelva) una vorágine de actuaciones que la llevarán por cuatro provincias andaluzas. Media Andalucía.

La banda se funda oficialmente el 7 de mayo de 2013. La conciben su director, un autónomo en paro que hizo la mili en Torreblanca "no de músico, sino de cocinero", un camarero de hotel, y sendos empresarios de negocios de fontanería y ferretería, uno, y de logística y paquetería, el otro.

La Hermandad de la Lanzada les dio la oportunidad de pisar por primera vez las calles de Sevilla. "Actuamos en la iglesia de San Martín, delante de la Divina Enfermera, y nos contrataron para el Miércoles Santo, sólo desde la iglesia hasta el Duque".

En una tienda de la calle Arroyo les hicieron unos uniformes que recuerdan a la Guardia Civil "con trinchas amarillas". "No somos militares, pero defendemos el uniforme que llevamos. Eso quiere decir que en esta banda nada de selfies, de hablar con la novia o por el móvil y para fumar, a escondidas en la calle tonta".

Con 26 años de experiencia en agrupaciones musicales, inicios en Jesús Despojado, decidió con sus cómplices de aventura que había que llenar un hueco que se había quedado vacío. "En los primeros años 70, la segunda Comandancia Móvil del cuartel de Eritaña la llevaron de Sevilla a Logroño. Allí, por lo que ya sabemos, tuvieron que dedicarse a menesteres diferentes de los musicales". Quieren recuperar un estilo "muy propio de Sevilla, la música de cornetas y tambores está importada de Málaga".

La oportunidad de Cartaya, donde acompañan al paso de la Entrada en Jerusalén, se la dio la marcha de una banda de Lepe a la que le salió un contrato mejor. "Cuando terminamos de tocar, el hermano mayor, que también es capataz, vino a felicitarnos", dice.

El Miércoles Santo repiten con la Lanzada y de allí van a Alcalá del Río para acompañar al Jesús Nazareno. El Jueves Santo regresan a la ciudad matriz para tocar con la cruz de guía de Montesión. De San Martín a la calle Feria. El Viernes Santo tocarán por tercer año consecutiva con el Jesús Nazareno de Marchena. "Cuando estábamos empezando, vinieron a un ensayo en el Polígono Calonge. Les debió gustar porque nos contrataron para cuatro años". El mismo día siguen por la A-92 hasta Benalmádena, para tomar la alternativa en la Costa del Sol con la Hermandad de la Redención. De los pasos a los tronos.

Ya es un clásico en su programación que cierren la semana grande en Setenil de las Bodegas. "El pueblo gaditano es muy bonito, con muchas cuestas, pero muy malo para desfilar. La última vez que estuvimos allí llovió la más grande. No salió la procesión, pero hicimos el pasacalles".

Ensayan en una nave del Polígono Calonge, de día hervidero industrial, de noche espacio musical en el que han tocado Loquillo, Burning o Anthony and the Johnson. En la Veterana hay un arca de Nóe de oficios: electricistas, albañiles, militares, un repartidor de publicidad. La Benemérita está representada por un guardia civil y un hijo del cuerpo.

Defienden lo serio, "lo que ahora se llama rancio". Sin cánones ortodoxos, con mucha calle en el currículum, en su repertorio tienen la Salve de la Guardia Civil en la que suena la gaita gallega -"somos la única banda de Sevilla que la lleva"-; el himno de San Antonio en el que suenan las melódicas, "un instrumento que desapareció de la Semana Santa en los años 80, era un pianillo que llevaba la banda de la Lanzada"; o el himno a Santa María Magdalena, "adaptación de un cante popular de Hinojos".