TIEMPO El tiempo en Sevilla pega un giro radical y vuelve a traer lluvias

El contrapunto.

Aquellas dos niñas de las Esclavas

  • Tienen el mismo nombre, nacieron el mismo año y fueron al mismo colegio. El estudio de Reyes de la Lastra y la bodega de Reyes Morales son equidistantes de la Catedral.

UNA es de invierno, Reyes de la Lastra (Alcalá de Guadaíra, 12 de enero de 1960); la otra de verano, Reyes Morales (Sevilla, 4 de agosto de 1960). La media aritmética y atmosférica de ese recambio climático es la primavera, estación de las coincidencias de estas dos amigas que comparten el mismo nombre, el mismo año de nacimiento y hasta el mismo curso del mismo colegio, las Esclavas de la calle Virgen de los Buenos Libros.

Estaban predestinadas a una afinidad sellada plásticamente una mañana de marzo en la plaza Virgen de los Reyes con la complicidad de Iván, el cochero que les cede el coche llevado por Pepi, yegua marroquí lista para las Termópilas de la Feria. Viven a uno y otro lado de la Avenida, equidistantes de la Catedral donde el Viernes Santo cristaliza la Pasión y Muerte de Jesús.

Reyes Morales es hija, nieta y bisnieta de bodegueros. Su bisabuelo, Leocadio Morales Prieto, procedente de Valdepeñas, abrió la bodega en 1850. Seis años después llegó a la Alcaldía de Sevilla Juan José García de Vinuesa, regidor de la ciudad entre 1859 y 1865. El 26 de octubre de ese año muere contagiado de cólera cuando asistía a algunas víctimas. Su memoria se honra en la calle donde está la Bodega Morales, calle por la que ahora sólo pasan el Museo de vuelta y Montserrat este Viernes Santo. "Antes pasaban casi todas, hasta que ampliaron por Fernández y González los palcos a la altura del Banco de España", dice Morales.

Era alcalde de Sevilla García de Vinuesa y bodeguero el manchego Leocadio Morales cuando accede a la diócesis de Sevilla el nuevo arzobispo Luis de la Lastra y Cuesta, cántabro de cuna, referente de la familia paterna de la pintora Reyes de la Lastra, que este año ha hecho el cartel del Cristo de la Buena Muerte, titular de la Hermandad de los Estudiantes. De la Lastra fue arzobispo de Sevilla entre 1863 y 1876 y está enterrado en la Catedral en una escultura funeraria que hizo Ricardo Bellver y Ramón, el autor del túmulo de Joselito en el cementerio de San Fernando. "Mi abuela paterna conoció a Joselito, era ganadera", dice la pintora.

La bodeguera está vinculada a los Panaderos por su padre, a la Amargura por su tío, los dos nieto del bodeguero que puso la pica manchega en Sevilla. Sus dos hijos se reparten ambos legados cofrades y los dos son hermanos de la Esperanza de Triana. La primera relación de Reyes de la Lastra con las cofradías fue circunstancial. "Vivíamos en Córdoba, mi padre era militar y lo destinan a Cerro Muriano. Me trajeron a Sevilla para hacer la primera comunión en el Gran Poder. La hice y nos volvimos a Córdoba".

Reyes y Reyes se conocen en el colegio de las Esclavas. Recuerdan a Madre San Luis. "Era una Candau que tenía mucha gracia". Y a Concha Chapela, que les daba Inglés. "Yo di Francés", dice Reyes Morales, "por eso ahora voy al Clic en la calle Albareda". Las dos eligieron Ciencias en el colegio "porque en mi casa decían que la ciencia era útil para todo", dice Reyes de la Lastra, aunque después se decantó por Bellas Artes. Reyes Morales sí se aplicó el cuento y estudió Farmacia. Las dos compartieron un viaje de paso del ecuador a Tenerife en el que se conocieron sus respectivos. Uno muy cofrade; el otro, sin señalar, mucho menos, más partidario del rugby y la vela.

La plaza Virgen de los Reyes es carrera oficial y se ve en toda su plenitud desde la terraza de Reyes de la Lastra. Su casa da a la plaza de Santa Marta donde se inició la milagrosa empresa de las hermanas de la Cruz con las que asistió a una sesión de "ver vestir a la Macarena". "Mi padre tenía pasión por las hermanas de la Cruz", dice Reyes Morales. La pintora vive en Mateos Gago (1819-1902), que ejercía la abogacía cuando García de Vinuesa era alcalde de Sevilla, Leocadio Morales bodeguero y Luis de la Lastra arzobispo de la diócesis.

La plaza de San Lorenzo es el núcleo familiar de los primeros recuerdos de Reyes de la Lastra. "Me daba rabia ver a mis hermanos en la Soledad de San Lorenzo y que nosotras no pudiéramos salir". Tenía primos en la Quinta Angustia. Reyes Morales, vinculada por barrio y familia a la Carretería, nunca sintió esa necesidad. "Si tuviera alguna promesa saldría en la Amargura".

La pintora, en sus carteles. La bodeguera (y boticaria) en el mostrador de su señera bodega. "Los Villanueva o Alejandro Ollero son clientes", dice de esta estirpe de costaleros. Uno de sus encargados es asiduo de La Fresquita, bar cofrade de Mateos Gago, la calle donde vive Reyes de la Lastra, en el que se deja ver también el pregonero Rafa Serna.

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