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El triunfo del Plan Aníbal González

  • El modelo de seguridad ha sido un éxito cuyas principales medidas no se contaron al detalle para evitar los debates propios de los días previos.

Las casualidades (o causalidades) hicieron que todo comenzara allá por noviembre, cuando las cofradías de la Madrugada se atascaban en discusiones sobre planes propios y ajenos. En el mes de los difuntos, el mes de las nueces, los peros y los higos, cuando aún quedan lejos los mantecados y ni se intuyen las torrijas empapochás, se reunieron en Capitanía General los responsables de la seguridad en la ciudad con algún representante de la autoridad eclesiástica incluido. Allí, en un encuentro cuya finalidad no era abordar la Semana Santa -la fiesta herida por el cafrerío y la bajada de guardia de las autoridades- comenzó a pulsarse la opinión de diversas instancias. '¿A usted qué le parecería acotar ciertas zonas del centro con vallas dejando pasillos de libre tráfico?' La valla lleva aparejada la mala fama.

El gobierno de Juan Espadas, consciente del desatino del último ejecutivo de Zoido -más preocupado por ocultar los hechos de la Madrugada de 2015 que por trabajar en la prevención- fue asumiendo durante la Navidad dos cuestiones: había que dejar que las cofradías de la Madrugada siguieran en su debate propio y había que ir preparando un dispositivo nuevo, especial y que supusiera una apuesta firme de tal intensidad que generaría críticas los primeros días. Estaba naciendo el Plan Aníbal González, forjado en las dependencias del histórico edificio de la Plaza de España, cuando el Consejo estaba embebido en los análisis del Plan Nieto, alteraciones de recorrido, combinaciones, estrecheces, polémicas, enfrentamientos personales y el largo blablablá ya conocido...La Canina se marchaba ayer cuando el cofraderío no paraba de elogiar el resultado de ese dispositivo.

La Semana Santa ha sido un éxito de organización y seguridad. Así se puede sentenciar porque la Madrugada transcurrió sin incidentes de consideración. El Plan Aníbal González dejaría a las cofradías en evidencia: ya no habría puntos negros, ni nazarenos de uno en uno pasando por la Cuesta del Rosario o desbordados por Cuna; ya no habría problemas en el Postigo, ni cangrejeros o sillitas plegables en tal número que supusieran una suerte de colesterol para el discurrir de las cofradías. Todo quedaría ya supeditado a la buena voluntad de las cofradías (que finalmente la han tenido) y al factor de la suerte que no hay que dejar de ponderar en todo acontecimiento de masas.La Madrugada transcurrió como casi siempre había transcurrido, salvo los desagradables sucesos de 2000, 2008 y 2015, que dejaron a la vista una Semana Santa vulnerable y necesitada de medidas.

Los preparativos de seguridad de la Semana Santa de 2016 se han llevado con una discreción notable. El gran objetivo era la Madrugada. Todo estaba diseñado en función de la Madrugada porque salvando la Madrugada se salvaba la imagen de toda la Semana Santa. Y salvando la imagen de la Semana Santa se blindaba la imagen de la ciudad.No todo se contó en la rueda de prensa previa sobre la seguridad. No se dijeron ni cuántas zonas iban a ser realmente acotadas, ni que todo estaba enfocado hacia la Madrugada con verdadera obsesión. El gobierno consiguió evitar cualquier debate previo, ocultó en el cajón el verdadero alcance de las medidas. Hay que alabar que el Ayuntamiento (PSOE) y la Delegación del Gobierno (PP) han trabajado conjuntamente de forma ejemplar, lo que ha provocado recelos en las filas del Grupo Popular en el Ayuntamiento, donde no todas las actitudes y reacciones han sido ejemplares. Ahora se entiende el interés del delegado del Gobierno, Antonio Sanz, por estar presente en actos cofradieros de importancia, como el encuentro anual con todos los hermanos mayores y diputados mayores de gobierno en la Cruzcampo y el propio Pregón de Semana Santa. Si Espadas y Sanz han colaborado con lealtad durante meses, igual ha ocurrido entre Felisa Panadero, subdelegada del Gobierno central, y Juan Carlos Cabrera, delegado de Seguridad y Movilidad.Del resultado de la Semana Santa de 2016 se colige que no hace falta ningún plan especial de la Madrugada, sino simplemente obrar con diligencia entre las administraciones y buena voluntad entre las cofradías.

El Gobierno central ha gestionado un aumento del número de policías nacionales ('Es espectacular', se le oyó elogiar al socialista Cabrera), el Ayuntamiento ha reorganizado los policías locales y ha estado encima de los veladores y de los puntos de venta de alcohol, y las cofradías han cumplido con los horarios.La gran sorpresa del Domingo de Ramos fue el dispositivo de seguridad, cuyas primeras fotografías alentaron un debate en las redes sociales. El público quedaba muy alejado de los pasos, sí; tanto como los aficionados de los jugadores en un estadio olímpico. Esa distancia se fue reduciendo con los días. El gobierno aguantó las críticas en las redes al mismo tiempo que la clase dirigente cofradiera se mostraba encantada con las medidas. La primera vez que se acotó una calle fue a principios de siglo: la calle Sor Ángela de la Cruz al regreso nocturno de la Amargura.

Fue hace ya muchos años. La cofradía, sorprendida, emitió al día siguiente un comunicado de queja. En 2016 se han acotado varias calles, muchas de ellas sin anuncio previo, y ninguna cofradía ha desaprobado el modelo, pues se asume que la Semana Santa es un paciente necesitado de monitorización continua. Confiarlo todo al saber estar del sevillano es una apuesta arriesgada en estos tiempos. Aquella fue una leyenda bonita mientras duró.El Plan Aníbal González conllevaba una puesta en escena con ruido garantizado. El rediseño de hasta 17 zonas del centro escondía -digámoslo así- el verdadero objetivo del Ayuntamiento y el Gobierno central: la posible solución a la Madrugada. Los días comprendidos entre el Domingo de Ramos y el Jueves Santo han sido -así hay que decirlo- un banco de pruebas para la noche sevillana por excelencia. La clave estaba en regular hasta 17 zonas, especialmente las de Francos-Cuesta del Rosario, Placentines-Cuesta del Bacalao y el Arco del Postigo. Las hermandades del Domingo de Ramos -sobre todo la Hiniesta- avanzaron sin problema por donde otros años supuso un verdadero trauma para sus cuerpos de nazarenos.

El Ayuntamiento no hace hincapié en ningún momento en que la ciudad se encuentra en alerta cuatro como toda España. La Semana Santa arranca sin tapones y sin retrasos horarios de las cofradías más allá de anécdotas de dos a cinco minutos. En cuestión de cofradías, todo lo que se gana en agilidad en ciertos cruces, se gana en seguridad en todo el ámbito de calles del entorno. Y quien dice seguridad dice en el rápido desplazamiento de los servicios de emergencia por los pasillos habilitados en esos puntos no ya negros, sino habitualmente negrísimos.

El Plan Aníbal González contó con la autoridad eclesiástica en todo momento. El Ayuntamiento fue ganándose el parecer favorable de todas las instancias. Tras los primeros días de puesta en vigor de las nuevas medidas, no se oyó una queja ni del Consejo, ni del poder eclesiástico, ni de hermandades en particular, ni de la patronal de los bares y comercios. Nada.La suerte ha influido, pues el frío de la Madrugada y el miedo a los sucesos de años anteriores redujo la cantidad de público. Pero si se hace un trabajo previo de meses, cuando llega la mala suerte (peleas, incidencias, situaciones de pánico) los efectos negativos tienden a amortiguarse al estar la guardia alta.

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