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Domingo de Resurrección

El Resucitado brilla en el epílogo

  • La cofradía de Santa Marina retrasó su salida 45 minutos por el riesgo de lluvia, pero pudo completar su estación de penitencia sin problemas y acompañada de numeroso público.

El Resucitado venció a la lluvia, y a sus odiosos porcentajes, y completó una magnífica estación de penitencia arropado durante todo el recorrido procesional por numerosas personas. La cofradía de Santa Marina puso un año más el broche de oro a la Semana Santa. Un bello epílogo que cada vez es más apreciado por los cofrades. El Resucitado y la Virgen de la Aurora se han hecho imprescindibles en un fin de fiesta en el que la ciudad se ha quitado ya el esparto que la mantenía erguida y va siendo vencida por el cansancio y la nostalgia. 

 

Sevilla se despierta medio desbaratada cada Domingo de Resurrección. Las calles están todavía mojadas por el reciente baldeo. Los autobuses carmesíes se detienen vacíos en las paradas. En la Plaza Nueva, los turistas se reúnen en torno a los paraguas de chillones colores que anuncian los free tours, una novedosa manera de conocer las ciudades, con más o menos rigor, por la voluntad. Las sillas de la carrera oficial apiladas aguardan a ser metidas en las furgonetas de transporte. Los bares despachan las primeras tostadas y cafés de la mañana. Todo esto ocurre cuando el blanco cortejo de la Resurrección gana la Cuesta del Rosario.

 

La hermandad se ha echado este año a la calle desafiando el riesgo de lluvia del 70% que había hasta las siete de la mañana. De hecho, la salida desde Santa Marina se retrasó 45 minutos, hasta las 5:30. A esta hora, anunciada por la hermandad a través de su cuenta de Twitter, se puso en la calle la cruz de guía. En San Luis aguardaba numeroso público que no dejó sola a la cofradía en ningún momento. El cambio de hora es, sin duda, un aliado cada vez que se produce en la madrugada de este domingo.

 

El cortejo salió con presteza, toda la que no tiene en su regreso, y en apenas media hora estaba la cofradía completa en la calle. La hermandad recuperó prácticamente el tiempo que retrasó su salida y a las 7:30 se pedía la venia al presidente del Consejo, Carlos Bourrellier, en el palquillo de la Campana. Mucho público contempló la entrada de los dos pasos en el inicio de la carrera oficial. Con el alba llegó a la plaza del Duque la Virgen de la Aurora en su fantástico paso de palio. Los dos pasos lucieron un exorno exquisito compuesto por rosas. El del Resucitado ha ganado mucho con la remodelación.

 

El sol recibió a los pasos a la salida de la Catedral. Pasadas las nueve de la mañana. El cortejo llegó a la zona de la Alfalfa muy acompañado por las personas que se incorporaron a esa hora. "Caldito de puchero a un euro", anunciaba una tienda de Alcaicería. El Señor giraba hacia la calle San Juan con el recuerdo al costalero José Portal adornado con flores. Otro azulejo en la plaza rememora a Rocío Vega, La Niña de la Alfalfa, que se dio a conocer hace justo cien años, cuando cantó una saeta a San Bernardo en su regreso del Jueves Santo. La hermandad prosiguió con su discurrir lento. A veces cansino, algo que se nota en los nazarenos. Uno de los momentos destacados fue la llegada al convento de las Hermanas de la Cruz. "Aleluya, aleluya. Resucitó. ¿Dónde está mi muerte? ¿Dónde tu victoria? Resucitó. Aleluya", cantaron las monjas. Unos turistas extranjeros se sobrecogen con una de las levantás del paso de la Virgen. A las 13:30 entró la cruz de guía en Santa Marina. Un hora y media después completaba su entrada el palio de la Aurora poniendo el brillante punto final a la Semana Santa.

 

Por la tarde, muchos sevillanos cumplieron los ritos de visitar al Cachorro expuesto en besapiés, al Nazareno de la O, en besamanos; o a la Virgen de la Alegría en su parroquia de San Bartolomé.

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