El arzobispo de Sevilla, Juan José Asenjo Pelegrina, continúa con la remodelación de los órganos de gobierno de la archidiócesis. Tras la renovación del Consejo Episcopal del pasado mes de julio, el prelado ha nombrado a los nuevos miembros del Colegio de Consultores, nueve sacerdotes todos ellos miembros del Consejo Presbiteral. Los nuevos componentes de este órgano, que son elegidos libremente por el arzobispo, son Rafael Cano Alcaide, ecónomo diocesano; Carlos M. González Santillana; Teodoro León Muñoz, vicario general; Eduardo Martín Clemens, delegado diocesano de Misiones; Manuel Moreno Reina; Miguel Ángel Núñez Aguilera, rector del Seminario Metropolitano; Francisco Ortiz Gómez, deán de la Catedral y presidente del Cabildo; Adolfo Petit Caro y Francisco Román Castro, canciller y secretario general. Estos nombramientos son por un período de cinco años, aunque al cumplirse el quinquenio siguen ejerciendo sus funciones propias en tanto no se renueve el órgano.

Del anterior colegio, nombrado por el cardenal Amigo Vallejo, arzobispo emérito de Sevilla, y que hasta ahora estaba vigente, sólo repiten Francisco Ortiz Gómez y Carlos M. González Santillana. La renovación de este órgano de la archidiócesis era necesaria puesto que algunos de los miembros elegidos por Amigo Vallejo, como el caso de José Mazuelos, actual obispo de Jerez, o Manuel de los Santos Sánchez-Barbudo, canónigo que abandonó recientemente los hábitos, ya no ejercían sus funciones. Del nuevo colegio destaca el nombramiento de varios sacerdotes de la máxima confianza del arzobispo Asenjo, como el vicario general, Teodoro León Muñoz; Miguel Ángel Núñez, a quien Asenjo ha encomendado la dirección del seminario; o Francisco Román Castro, nuevo canciller y secretario general.

La institución la preside el arzobispo y está regulada por el canon 502 y concordantes del código de Derecho Canónico, y por lo establecido por el Estatuto del Consejo Presbiteral y Colegio de Consultores, cuya última reforma data del 30 de octubre de 2007. Según se recoge en los estatutos, el arzobispo necesita el consentimiento del Colegio de Consultores, entre otros casos, para realizar los actos de administración extraordinaria determinados por la Conferencia Episcopal Española y para enajenar bienes de la Archidiócesis cuyo valor se encuentre dentro de los límites mínimo y máximo fijados por ésta. Tiene encomendadas, además, unas funciones para el caso de sede vacante.

El prelado sevillano también debe oír al Colegio de Consultores para el nombramiento del Ecónomo diocesano y la remoción del mismo durante el quinquenio de su cargo y para la realización de actos de administración que, atendida la situación económica de la Archidiócesis, sean de mayor importancia.