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Cultura

"A Suecia aún le pesa su etapa pronazi en la II Guerra Mundial"

  • Asa Larsson presenta en España 'Cuando pase tu ira', una novela en la que desentierra el pasado colaboracionista de su país.

Suecia aún no ha sido capaz de "procesar y enfrentar" su oficiosa postura colaboracionista con la Alemania nazi durante buena parte de la II Guerra Muncial, una etapa histórica que aparece de forma recurrente en los argumentos de autores nórdicos de novela negra, afirma la escritora sueca Asa Larsson. "La II Guerra Mundial está relativamente reciente y aún pesa sobre muchos europeos", señala Larsson, que ahora presenta en España Cuando pase tu ira (Seix Barral), la cuarta de sus novelas y en la que dicho periodo resulta clave en una trama que arranca con el asesinato, en la actualidad, de una joven pareja.

En el caso de Suecia, que se mantuvo oficialmente neutral pero oficiosamente colaboracionista mientras Noruega y Dinamarca estaban invadidas, la autora considera que el país aún no ha encarado con honestidad aquella postura. "En el colegio nos enseñan como una verdad absoluta que fuimos neutrales, pero en realidad aún no nos hemos enfrentado a la realidad, a quiénes fuimos realmente y qué elecciones hicimos", sostiene. A ello también se suma que la II Guerra Mundial siempre atraerá a los escritores por la incontestable división que existe entre "los buenos y los malos", agrega. Así, la heroína de la saga de Asa Larsson, la fiscal Rebecka Martinsson, se sumerge en esta ocasión en el pasado de los habitantes del ártico pueblo de Kiruna durante el nazismo, una etapa llena de vergüenza y secretos que la protagonista deberá desenterrar, siempre ayudada por la liliputiense inspectora de policía Anna-Maria Mella.

La publicación de este cuarto libro -el mejor de la saga según su autora- significa que sólo quedan dos para que Larsson ponga el punto y final a las aventuras de Martinsson y Mella, pues hace tiempo que la autora anunció que esta saga se limitaría a seis novelas, la quinta de las cuales se publica en Suecia estos días. "En cuanto acabe el sexto cogeré una depresión pero ahora prefiero no pensar en ello, no es un problema inmediato", ríe esta escritora que confiesa sufrir con el vacío que le queda tras terminar un libro, pero que se niega a dar marcha atrás en su decisión. "Cuando tienes un trabajo creativo es importante saber cuándo parar y cambiar de tercio. Si no paras tampoco puedes crecer, desarrollarte", sostiene Larsson, quien precisa que aunque no le cuesta verse a sí misma escribiendo otro tipo de cosas, tampoco piensa dejar la novela negra. Además, ve más sagas en su futuro. "Me gustan porque tienes más libros para desarrollar determinados personajes y a la vez puedes tener otros que se limitan a un libro -dice-. Es un reto conseguir que el lector se sienta atraído por ellos y luego dejarlos ir".

El tándem religión y Biblia es otro sempiterno ingrediente en los libros de Asa Larsson, una escritora "no creyente" pero bajo la profunda influencia de una estricta educación religiosa laestadianista en su infancia. Quizá por ello hoy disfruta de las Sagradas Escrituras como de "una buena novela" que aúna las cualidades del mejor superventas: calidad literaria, una profunda comprensión de la psicología humana y un sinfín de historias de acción, muchas de ellas con violencia a raudales. Tanta violencia como la que se refleja habitualmente en la obra de la amplia nómina de escritores nórdicos con la que cuenta el género, y que a juicio de Larsson retratan la sociedad sueca "en un espectro muy amplio". "Definitivamente, hay algunos autores imprescindibles si quieres obtener un retrato real de la sociedad sueca, y el más importante es sin duda Leif G.W. Persson. Pero hay otros autores como yo, con los que eso no ocurre. En mi caso, creo que lo que reflejo es la realidad del norte", sostiene.

Una realidad que gira alrededor de su lugar natal, la ciudad minera de Kiruna, más allá del Círculo Polar Ártico y donde se sitúan siempre las novelas de Asa Larsson, que ahora van a ver modificado su escenario en la vida real, ya que el municipio entero se va a "mudar" de sitio. "`Hay que ir a conocerlo antes de que lo muevan!", exclama la escritora. El terreno se deprime paulatinamente debido a la explotación intensa del subsuelo de la localidad, que debate intensamente sobre los edificios que merece la pena salvar (como la bella iglesia de madera, escenario del crimen en la primera novela de Larsson) y los que deben ser destruidos.

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