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De libros

Hampones de la Ley Seca

  • Dennis Lehane continúa su fresco sobre el violento pasado de Estados Unidos con una historia de mafiosos ambientada en la Florida de la prohibición.

Vivir de noche. Dennis Lehane. Trad. Ramón de España. Editorial RBA (Serie Negra). Barcelona, 2013. 496 páginas. 20 euros.

Dicen los miembros de la asociación de escritores de misterio de América que Vivir de noche es la mejor novela del año 2013 y así se lo han reconocido a su autor, Dennis Lehane, otorgándole el premio Edgar, ese galardón que lleva por nombre el de uno de los padres del género, Edgar Allan Poe. En la novela ganadora, Lehane cuenta la historia de un delincuente de Boston, hijo de irlandeses y de un capitán de la Policía, que va ascendiendo en el mundo del hampa hasta que se marcha de su ciudad natal con destino Florida, donde dirigirá el negocio clandestino de la destilación, distribución y venta de alcohol en los años de la prohibición.

Un argumento como éste, tan de moda en la actualidad desde la eclosión de la serie de televisión Boardwalk Empire, difícilmente disgustará a cualquier aficionado al género criminal. Lehane es, además, un tipo que ofrece garantías. Escribió en los años 90 una interesantísima serie de novela negra protagonizada por la pareja Patrick Kenzie y Angela Genaro, dos detectives que tenían su oficina en el campanario de una iglesia de Boston y cuyas novelas fueron preparando el camino para el retrato de la ciudad que haría después en otras obras.

De la serie de esta pareja compuesta por irlandés e italiana -dos nacionalidades siempre presentes en sus libros- es Desapareció una noche, la obra que dio pie a la película Adiós pequeña adiós, dirigida por Ben Affleck y que se hizo más conocida porque su estreno coincidió en el tiempo con un caso real muy parecido al que se contaba en el libro: la desaparición de Madeleine McCann. A finales del siglo pasado Lehane aparcó a sus sabuesos y no volvió a escribir nada de ellos hasta 2010, cuando volvió con una secuela de Desapareció una noche titulada La última causa perdida.

Entre medias hizo dos de los mejores retratos recientes de una misma ciudad, Boston, uno presente y otro pasado. El presente fue Mystic River, de la que Clint Eastwood hizo después una de las mejores películas de los últimos años. El pasado fue Cualquier otro día, la novela predecesora de Vivir de noche, en la que Lehane describió una Boston en plena ebullición a través de la huelga de policías de 1919. Entre ambas novelas tampoco estuvo parado. Escribió Shutter Island, popularizada por la película de Martin Scorsese, y trabajó cinco años como guionista de la serie The Wire.

Que un tipo con esas credenciales se decida a escribir sobre la Ley Seca sólo podía significar algo bueno. Vivir de noche es la continuación de Cualquier otro día, pero puede leerse independientemente de ella porque contiene muy pocas referencias a la novela anterior y las que hay están perfectamente explicadas para los lectores nuevos. Lehane toma ahora como personaje principal a Joe Coughlin, hijo del capitán de Policía Thomas Coughlin y hermano del agente Danny Coughlin, el sindicalista que organizó la huelga de policías que derivó en unos violentos disturbios y que fue la trama central de aquel fresco de la Norteamérica del primer cuarto del siglo XX.

Joe, que era un niño entonces, ha crecido mucho y se ha convertido en un ladronzuelo. La novela relatará su ascenso, su paso por una cárcel infestada de tipos dispuestos a que cada día de condena sea el último de su vida, y su marcha de Boston hacia Florida. Lehane se reinventa aquí. Por primera vez saca una trama criminal fuera de su ciudad natal y se va al sur. Ya no todos los gangsters que pululan por sus páginas son irlandeses e italianos. Ahora también hay cubanos e hispanos, muchos de ellos negros o mulatos, lo que le brinda una oportunidad perfecta para introducir en la novela una de las organizaciones más vergonzosas de la historia de la humanidad: el Klu Klux Klan.

Si Cualquier otro día era una novela colosal, en la que el autor parecía empeñado en ese esfuerzo titánico tan propio de los escritores de su país en pos de crear la gran novela americana, en Vivir de noche se ha liberado casi por completo de ese yugo. Aquí Lehane no intenta contar toda la historia de América a través de un mafioso irlandés que se asocia con italianos y tiene empleados cubanos. O al menos no lo parece. Simplemente trata de narrar una historia criminal, adictiva y entretenida como todas las suyas, con su dosis de violencia y de amor, porque Joe Coughlin no es un matón al uso. Es blandengue, tiene sentimientos, perdona las vidas de los que no le hacen caso, y quizás por eso no encajaba en Boston.

De aquella ciudad logró salir tras una estancia en la cárcel de Charlestown que constituye quizás lo mejor de la novela. El relato de la supervivencia diaria de Joe entre matones que quieren rebanarle el pescuezo es magistral, como también lo es todo el arranque del libro con los primeros pasos de un chico que hace del atraco su modo de vida.

Los escritores de misterio americanos han considerado esta obra como lo mejor del año por delante de Perdida, de Gillian Flynn, otra buena novela negra sureña que esconde una profunda reflexión sobre la crisis del matrimonio. Vivir de noche está publicada en español por RBA, cuya serie negra ha editado prácticamente toda la obra de Lehane.

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