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De la ilusión a la inquietud

  • Vadillo se retiró lesionado y los médicos temen una lesión de ligamentos en su rodilla derecha · La inocencia del Betis lo condena en el día de los más jóvenes.

No fue un Betis reconocible el que compareció en el Santiago Bernabéu, salvo en alguna acción puntual como la de ese minuto 40 que Rubén Castro envió al limbo en la mejor jugada del encuentro. Y es que este Betis de Pepe Mel, por momentos, comparece con demasiados hombres buenos sobre el césped. Si primero fue el mencionado Rubén, luego sería Casto quien habilitase a Cristiano Ronaldo para que éste cediera a Higuaín. Y con un muestrario de buenas intenciones no se le gana al Madrid de José Mourinho, por mediocre que sea la propuesta futbolística del luso.

Dentro de la bondad verdiblanca entra esa apuesta por la cantera con visos de garantizar un brillante futuro pero que en escenarios como el Bernabéu notan la falta de rodaje. Con un juvenil como Vadillo, otro recién salido del horno como Sergio y alguno más que sintió más de la cuenta la presión de estrenarse ante un grande, el Betis quedó lejos de ese equipo descarado y vertical que adiestra Mel. Ni siquiera que Jorge Molina acortase distancias trajo la intranquilidad al banquillo madridista, que un minuto después ya celebraba el doblete de Higuaín, ese enamorado del gol que vuelve para quedarse ante los que lo daban por acabado tras su grave lesión de la pasada temporada, como sentenciaría con su tercer hat trick en los últimos cuatro encuentros.

La peor parte se la llevó Vadillo, quien mañana conocerá el alcance exacto de su lesión, pero que se marchó dolorido, en el cuerpo y en el alma, por no haberse podido exhibir como deseaba. 18 minutos que no olvidará nunca, pero sólo 18 permaneció Álvaro Vadillo sobre el terreno de juego. El puertorrealeño, que se había traído a todos los suyos al Santiago Bernabéu ante la intuición de que era un día grande, se marchó entre lágrimas. Tras un choque con Sergio Ramos, Vadillo salió desequilibrado del mismo y su rodilla derecha dijo basta. Lo que en principio pareció un choque sin más significó el fin del encuentro para el extremo, quien no pudo reprimir las lágrimas de dolor... Y de impotencia ante la sensación de que se despertaba de un sueño inesperado hace apenas unos meses.

Pero el adiós de Vadillo trajo consigo el recibimiento a Sergio, la otra perla de la cantera y ojito derecho de Pepe Mel desde que lo llamase a filas la temporada pasada. Este Betis apuesta por la cantera y el técnico quiso que los suyos tuvieran la alternativa en el mejor escenario posible. El de Sevilla Este no se amilanó, pero tampoco exhibió el fútbol que los técnicos dicen que lleva dentro, aunque dejase su movilidad entre líneas como primer botón de muestra de lo que puede realizar en el futuro inmediato.

En el fútbol se necesita mala uva para imponerse a equipos como el Real Madrid y a este Betis aún le falta un punto de cocción para competir en partidos grandes. Intentó mantenerse en pie, lo consiguió durante los primeros 45 minutos, pero acabó sucumbiendo ante un equipo merengue que no se apiada del rival cuando éste le concede los espacios que necesita para su fútbol relámpago. El encuentro no quedará en el recuerdo de los béticos salvo por la alternativa que se le otorgó a dos de sus jóvenes, aunque precisamente uno de ellos encendiera las alarmas por su lesión de rodilla. Demasiados hombres buenos para ganar al chico malo de Mourinho.

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