Tenis l Roland Garros

Rey, rey, rey y más rey

  • Nadal tritura a Federer e iguala el récord de Borg en París al conquistar su cuarto título consecutivo · El balear despacha al número uno en tres sets (6-1, 6-3 y 6-0)

Rafael Nadal trituró ayer al suizo Roger Federer por 6-1, 6-3 y 6-0 para conquistar por cuarta vez consecutiva Roland Garros e igualar el récord logrado por el sueco Björn Borg entre 1978 y 1981.

La de ayer fue la segunda victoria más amplia en la final del torneo, sólo superada por la del argentino Guillermo Vilas sobre el estadounidense Brian Gottfried en 1977, con 6-0, 6-3 y 6-0.

Nadal fue maniatado en el inicio de la final: los festejos por los 80 años del estadio central de Roland Garros incluyeron el desfile de varias glorias del tenis, el vuelo rasante de unos cazas y unas banderolas gigantes en la cancha que le impedían moverse y dar los saltos de canguro que suele efectuar antes de un partido.

El manacorí de 22 años, de camiseta verde loro y pantalones tres cuartos marrón claro, como en todo el torneo, ofrecía un claro contraste frente a la sobriedad del suizo de 27, con atuendo azul oscuro.

A las 15:16 de una tarde nublada, fresca y algo ventosa comenzó la final. Y Nadal logró lo que busca hacer siempre: recibir el saque en el primer juego para intentar quebrar y salir con ventaja.

Lo opuesto a lo que le sucedió a Federer, que disputó un gran juego, dispuso de dos break points y pese a todo vio cómo Nadal se adelantaba 2-0. Federer necesitó 18 minutos para ganar su primer juego en un set convertido rápidamente en pesadilla.

El suizo no cumplía con su promesa de variar el juego y se enzarzaba en violentos intercambios desde el fondo con Nadal, casi un suicidio ante el mayor experto en esa faceta del tenis. Sí, el número uno del mundo mostraba golpes extraordinarios, pero Nadal siempre metía la última pelota.

Con una volea larga del suizo llegó el 6-1 de Nadal en 32 minutos. La final era una pesadilla para el número uno, que mezclaba errores con tiros desesperados, mientras Nadal se mantenía inmutable.

El ambiente nublado y tenísticamente lúgubre para Federer se transformó por un rato en una tarde soleada en la que el suizo levantó un 2-0 en contra para igualar en dos con puntos de gran factura.

"¡Roger, Roger!", comenzó a entusiasmarse buena parte de los 14.000 espectadores presentes, en un claro reflejo de por dónde iban las cosas: el primer Roland Garros de Federer importaba a los locales mucho más que el cuarto título consecutivo de Nadal.

Pero entonces se escuchó la voz de un aficionado con inconfundible acento español: "¡Vamos Rafa, que es muy malo!".

Y todo se terminó. Nadal se adelantó 3-2 con un furioso drive paralelo que limpió el último rincón de la esquina, mientras Arantxa Sánchez y Borg disfrutaban del sol en la primera fila del palco y bromeaban con echarse una siesta.

La final estaba clara: aunque Federer lo intentara, cada vez más desesperado, no encontraba manera de desequilibrar a Nadal, impiadoso desde el fondo y con su rival dos metros por detrás de la línea.

El sol se iba y volvía, pero Nadal se escapaba, ganaba el segundo set por 6-3 y se adelantaba 5-0 en el tercero. El rostro de Mirka Vavrinec, la novia de Federer, era de horror. Un horror que crecería hasta límites nunca esperados por la mujer del número uno del mundo: una derecha larga de Federer y un 6-0 final para la victoria de Nadal en una hora y 48 minutos.

Federer llegó a la red con rostro compungido, Nadal lo palmeó con cariño, casi con pena y, por primera vez en su carrera no se arrojó al suelo para celebrar el título.

Una señal de respeto a la tercera frustración consecutiva del número uno en la final de París ante Nadal. Eran las 17:05 de la tarde, y Federer comprobaba una vez más que la "tiranía Nadal" es inabordable cuando el polvo naranja ensucia sus pies.

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