Deportes

Dos bandos en la familia Bruque

Utrera y el voleibol mantienen un romance de años, de décadas. Y el balonvolea, como era conocido este deporte hace un tiempo, corre por las venas de esta familia. Chari Guerrero, la madre, le ganó la partida a Sebastián Bruque, el padre: los niños eligieron seguir los pasos de quien había sido en su día campeona de España de voleibol con el club de la localidad sevillana. Jesús (13-7-91) y Sergio (27-12-96) están distanciados por los más de 400 kilómetros que separan Almería, donde juega el primero tras ser fichado por el Unicaja, y el segundo, recién incorporado esta temporada con sólo 16 años al Cajasol Juvasa, ex equipo de su hermano mayor.

Ya se han enfrentado las dos escuadras en varias ocasiones en esta campaña: en la final de la Copa Andalucía, en el Torneo Ciudad de Dos Hermanas, en el partido de la primera vuelta de la Superliga y el viernes de la semana pasada en los cuartos de la Copa del Rey, aunque el pequeño de los Bruque, en pleno proceso de aprendizaje, sólo jugó al inicio del curso y ahora espera su oportunidad a la sombra de Javi Ramos, el líbero titular de los nazarenos. Hoy, en el pabellón de los Montecillos, se vivirá el quinto derbi andaluz en pocos meses y todos cayeron de lado almeriense hasta ahora. Será complicado que se crucen en la pista nazarena por estimar el técnico Magú que a Sergio le queda mucho por aprender, como es normal al haber cumplido recientemente 17 años.

Jesús llega eufórico después de coronarse campeón de la Copa del Rey hace seis días contra pronóstico, al derrotar el Unicaja al gran favorito, el CAI Teruel, en las semifinales y después deshacerse del Ushuaia Ibiza en el duelo por el título. "La temporada comenzó regular porque el equipo es muy joven", aduce el mayor de los Bruque, "con sólo dos jugadores del año anterior. Perdimos un par de partidos seguidos y la Supercopa con el CAI. Teníamos que adaptarnos. Después empezó la racha positiva y en la Copa todos esperaban que el CAI estuviera por encima porque sólo había perdido un set en la Superliga. Dimos el máximo nivel, ellos no tuvieron su día y ganamos. En la final no nos salieron redondas las cosas pero logramos vencer también".

El colocador del Unicaja, que con 16 años se marchó a Palencia a la concentración permanente de la selección española juvenil antes de fichar por el Cajasol, afirma que "son momentos difíciles para el deporte, pero mi ilusión siempre ha sido jugar al voley a alto nivel y contar para Fernando Muñoz, el seleccionador español. Lo tengo en mente y lo peleo día a día. Hace dos años estuve en la concentración pero no conseguí jugar y el pasado debuté en la Liga Europea, pero pretendo afianzarme con trabajo".

Admite Jesús Bruque, que estudia INEF, desde Almería que "siempre es especial jugar contra el Cajasol, porque conozco a toda la plantilla, son amigos y les tengo mucho cariño tanto a ellos como a la ciudad".

Es más complicado localizar al pequeño, que anda liado entre los estudios de Segundo de Bachillerato y los entrenamientos en Dos Hermanas, donde ahora va en tren desde Utrera porque "el chaval con el que me iba antes está lesionado". Siente pasión por Jesús y le augura un gran futuro porque "es muy trabajador, muy exigente consigo mismo e inteligente a la hora de repartir juego. Su fichaje por el Unicaja es muy positivo para él porque es un club en el que puede tener más salidas para que algún equipo de Europa se fije en él. La selección la tiene ahí, pero hay un par de colocadores muy buenos, Guille Hernán y Víctor Viciana, que ahora están un poco por encima. De aquí a tres años, como mucho, ya estará en la selección".

El joven de los Bruque, que ocupa la posición de líbero, recuerda que "debuté con 16 años en la Superliga contra el Andorra. No creo que juegue el derbi, porque Javi Ramos, con el que pugna por la plaza, está muy bien". Sergio estuvo en Guadalajara en la Copa, aunque sin participar: "Nos dieron para el pelo en los cuartos. El Unicaja jugó muy bien. Y después ni ellos mismos se creían lo de ganarle al CAI. Supieron jugarle y le pegaron un currele".

Con 1,80 metros, ocho centímetros menos que su hermano, Sergio apunta que "me limita la altura y los líberos son los más bajos. Empecé de colocador, pero como se busca mucho la técnica me pasaron a receptor. Claro que quiero dedicarme al voley profesionalmente, pero sé que casi nunca te da de comer. Quiero estudiar INEF, como Jesús". Siendo aún un pipiolo no oculta que "se nota muchísimo el nivel entre los juveniles y los séniors, aunque la relación con mis compañeros es muy buena".

¿Y a qué equipo animarán los padres de las criaturas? "Siempre nos apoyan y nos acompañan donde haga falta. Ahora tendrán un dilema", bromea Sergio.

Sergio y Jesús Bruque posan antes de un duelo de esta campaña.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios