Con 22 puntos a falta de cinco jornadas para el final de la Liga, el Betis tiene pie y medio en Segunda, aunque esa situación no provoca que Gabriel Humberto Calderón apunte más allá del partido de esta tarde, al tiempo que señaló que la labor arbitral le ha impedido a su equipo llegar a su equipo con más opciones de lograr la permanencia.

"En la situación en la que estamos, tenemos que pensar que el de mañana es el último partido y tenemos que ganar. No hay más lejos. Se pueden hacer todos los cálculos que quieran, pero si no ganas el siguiente partido, sirven de poco. Representamos a un gran club y tenemos que dar el máximo en cada partido. Tenemos que demostrar que somos capaces de ganarle a cualquiera. Matemáticamente, estamos vivos aún, así que pelearemos cada partido", apuntó el preparador bético, al que no le preocupa su futuro: "No he hablado con nadie. No estoy pensando en eso, sino en ganar mañana. Es lo realmente interesante para mí".

Pese a todo, Calderón sí apuntó a esos errores arbitrales que han perjudicado al equipo. "Cuando llegué hace tres meses el equipo estaba último. El primer responsable de que el equipo esté donde esté es el entrenador. En estos meses, no tengo duda de que los árbitros nos han perjudicado lo suficiente para no estar más vivos, más cerca de salvarnos. A pesar de eso, el equipo siempre siguió compitiendo. Cualquier otro con todas estas injusticias hubiera bajado los brazos, algo que no ha ocurrido nunca desde que llegué. Eso es lo que me da la confianza y lo que nos hace ser competitivos", manifestó el entrenador, que también analizó los problemas con las lesiones: "Estamos acostumbrados a vivir con las dificultades. Veo a los jugadores trabajar cada semana y no bajan los brazos porque tienen confianza y creen. Por suerte, el equipo siempre compite a un gran nivel juegue quien juegue, pero ahora hay que competir y ganar".

Calderón también se refirió a las palabras de Vadillo, entre otros, sobre lo que hubiera pasado de seguir Mel en el banquillo bético. "Todos los béticos estamos muy agradecidos a Pepe por los tres años extraordinarios que hizo. Si nos sirviera para ganar mañana diría algo, pero no sirve hablar del pasado. Hoy soy yo el entrenador y tengo que pensar hacia delante. No me molesta, todos tienen derecho a decir lo que quieran. Si el equipo da la cara es porque confía en mí", dijo el técnico, que volvió a alabar a la afición: "Lo que he vivido en este campo es lo más grande de mi carrera futbolística".