Sabadell-Betis

Oficio, pegada y susto para acabar (2-3)

  • El Betis se estrena en Segunda con una solvente victoria en Sabadell pese a la agonía de los minutos finales. Con un ambiente que lo hacía casi jugar de local, los de Velázquez enseñaron sus virtudes y carencias.

Tres puntos para empezar facilitarán el análisis que Julio Velázquez realice de puertas adentro del encuentro que su Betis jugó y ganó en Sabadell. Un típico rival de Segunda para esa bienvenida a la categoría que tanto se atraganta, pero que el cuadro verdiblanco resolvió tirando de eficacia ofensiva y solvencia defensiva, salvo en esos minutos finales en los que la relajación hasta pudo costar una igualada cuando los arlequinados se pusieron a sólo un gol de distancia, algo casi impensable tras el desarrollo del segundo tiempo.

Se estrenaba el Betis como visitante, pero pareció lo contrario. Los colores verde y blanco poblaban el graderío de la Nova Creu Alta, en toda una demostración de ese sentimiento verdiblanco que se halla en los béticos de Cataluña. Quizá eso facilitó el siempre complicado tránsito de categoría o también que prácticamente la primera llegada al área rival finalizara con el gol de Cejudo, lo que otorgó pausa al juego verdiblanco.

El duelo había comenzado con cierta igualdad, con un Sabadell que no se amedrentaba por la entidad de su rival y que incluso tuteaba a los verdiblancos en el manejo del balón, aunque apenas inquietó a Adán con un remate de cabeza tras un saque de esquina.  Los de Velázquez, que sí intentaron presionar arriba desde el principio, merodearon el área de De Navas en tres ocasiones antes de ponerse por delante. Álex Martínez lanzó a puerta una falta directa, el despeje del meta local cayó en los pies de Rubén Castro, quien, a diferencia de otras ocasiones, remató en semifallo, pero el despeje final de la defensa quedó a merced de Cejudo, que puso la bota como debía para colocar el 0-1.

El gol sirvió para asentar al Betis, que ya no pasaría apuros en todo el primer tiempo y que poco a poco ganaba terreno a los de Miquel Olmo. Un cabezazo de Jorge Molina a pase de Cejudo pudo ampliar la ventaja, pero sería Matilla el que anotase el 0-2. Un buen contragolpe bético llevó a Rubén Castro al interior del área y su dejada atrás fue golpeada con fuerza por el centrocampista toledano, que se encontró con la ayuda de De Navas para comprobar que el balón golpeaba la red. 0-2 y el Betis que demostraba oficio y pegada para superar a un Sabadell que no exhibía ese poderío como local de la pasada temporada.

La salida de vestuarios fue frenética. Jorge Molina, tras una nueva combinación entre Rubén Castro y Matilla, perdonó el tercero con un remate desviado desde el punto de penalti. Casi en la siguiente acción, el Sabadell dispuso de su ocasión más clara con un disparo de Javi Hervás que se encontró con el poste y luego sería el asistente el que anulase el gol de Tamudo, en una posición muy justa, que había aprovechado el posterior rechace.

A partir de ese momento, de nuevo el Betis se adueñó del partido y del balón para disponer de tres ocasiones de gol en apenas diez minutos. Con N'Diaye ya sobre el césped, lo que escoró a Matilla a la derecha, los verdiblancos jugaban a merced, ya fuera tocando o en velocidad, ante un Sabadell que pareció desfallecer. Matilla, con un disparo raso, y Rubén Castro, en un intento de vaselina, se encontraron con De Navas, justo antes de que el canario bajase un balón en la frontal y su lanzamiento se topase con Rennella por el camino para que el cuerpo de éste desviase la trayectoria lo justo para convertirse en inalcanzable para el meta local.

Con 0-3 y todo a favor, lo que parecía una goleada se acabaría convirtiendo en una agonía final para desesperación de Velázquez, que se desgañitaba en la banda ante el desorden que apareció en su equipo. La relajación se instaló en el cuadro bético y el Sabadell, a la desesperada, metió el susto en el cuerpo a más de uno. Todo se originó en una mala salida de Adán, que erró en su cálculo tras un centro de Collantes. Edgar, inédito hasta ese momento, cabeceó a placer.

Apenas dos minutos después, un centro de Gato, activo desde la izquierda, fue aprovechado por Tamudo, quien, tras ganarle la espalda a Jordi, superó a Adán con un remate de cabeza. Incluso la tragedia pudo incrementarse segundos después, cuando otra dejada del delantero catalán dentro del área acabó encontrándose con el pie de un defensor bético que evitó lo que podría haber sido el empate.

El Betis ya era todo nervios. Un partido encarrilado y en el que se vio con los tres puntos en el bolsillo había girado, lo que convirtió el tiempo de descuento en un sufrimiento inesperado. N'Diaye acabó metiéndose entre los centrales para controlar el juego aéreo y el equipo verdiblanco ya no recibiría más remates, aunque la angustia no se acabó hasta que Trujillo Suárez señaló el final.

La lección quedó aprendida. En esta Segunda la relajación no cabe ni con 0-3 y seguro que Velázquez repasa esos minutos finales que los verdiblancos no supieron manejar. Fue un Betis que enseñó sus carencias, esas que se localizan en la zona defensiva y que provocan que sea casi obligatorio apurar el mercado para incorporar a un central que eleve el nivel, por más que la caja haya quedado menguada con el fichaje de N'Diaye.

Antes, el oficio exhibido por jugadores como Reyes o Xavi Torres había bastado para controlar el encuentro, a lo que se añadieron los chispazos de Cejudo, Rubén Castro y Jorge Molina, quizá la mejor tripleta de atacantes de la categoría. Con estas virtudes, más las premisas marcadas por Velázquez para que su equipo siempre mantuviera el orden, el Betis acumuló méritos suficientes para comenzar con tres puntos en el casillero. Sólo es el comienzo, pero una victoria siempre alegra el trabajo.

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