Liga europa

Como si fuera de pretemporada (2-0)

  • El Sevilla suma su primer triunfo en la defensa del título ante un Feyenoord bastante inferior. Emery se permite el lujo de darle minutos a futbolistas importantes que no han participado tras llegar tarde.

Partido ideal para el Sevilla 2014-15 y, sobre todo, para Unai Emery en su proceso de construcción de ese buen equipo que el vasco desea. El cuadro sevillista, en su primera comparecencia oficial como campeón de la Liga Europa, no tuvo mayores problemas para superar al Feyenoord holandés por la sencilla razón de que ambas plantillas están en estos momentos a años luz. Es verdad que la ventaja en el marcador no fue tan abultada, incluso que los dos goles llegaron en sendas acciones a balón parado perfectamente ejecutadas por Deulofeu, pero la distancia futbolística fue muchísimo mayor. Tanta que nadie se hubiera extrañado si al final se contabilizara en el acta arbitral una goleada favorable al vigente ganador de esta competición llamada Liga Europa.

Emery tenía muy claro que si había algún día ideal para ir introduciendo a los numerosos fichajes que llegaron a última hora, ése era ayer. Por tanto, al vasco le dio igual aquello de que los experimentos deben hacerse siempre con gaseosa y ni siquiera le dio mayor trascendencia a que hubieran tres puntos en juego en este estreno en la segunda competición continental. Muchos no lo creían en la previa, pero el máximo responsable de conseguir que el Sevilla vuelva a funcionar realizó nada más y nada menos que siete cambios en el once inicial respecto al que arrancara el pasado domingo contra el Getafe.

Se mantenía, paradójicamente, el guardameta, con lo que las variaciones, a la hora de refrescar, son aún más numerosas si cabe y entraban en ese equipo Figueiras, Kolodziejczak, Fernando Navarro, M'Bia, Deulofeu, Banega y Reyes. Incluso, dos de los que sí repetían, Krychowiak y Bacca, eran los sustituidos. Mientras, el resto aguantaba hasta el final con sólo dos cambios ejecutados, para que fueran ganando minutos en su camino por ponerse lo antes posible en la forma física conveniente.

Porque hay que tener en cuenta, además, que muchos de los que ayer estaban sobre el terreno de juego están destinados a tener un rol bastante importante a lo largo del curso y que sólo no están siendo utilizados por la sencilla razón de que llegaron demasiado tarde en este verano que está llegando a su final. Es el caso de Deulofeu, Banega o M'Bia, por citar tres ejemplos que citarían todos los aficionados en las presuntas alineaciones titulares de este Sevilla, pero también puede ocurrir con Kolodziejczak si consigue hacerse con los automatismos que debe manejar un defensa central para hacer que el resto del equipo se sienta seguro.

Con semejante planteamiento, es evidente que Emery corría riesgos, igual que lo hiciera Luis Enrique en el Barcelona un día antes y que le costara algunas críticas al técnico azulgrana. Pero el vasco está muy seguro del paño que maneja y no le tembló el pulso a la hora de ir adelante con una decisión tan acertada. Y encima se encontró con una correcta respuesta por parte de los futbolistas que había elegido. Por ejemplo, fue digna de elogio la manera en la que iban a la presión en los primeros minutos los Deulofeu, Banega, Reyes, incluso Bacca, a pesar de que ese trabajo sin balón no está, en teoría, entre sus virtudes.

Sin embargo, el Sevilla salió con toda la cuerda dada e iba a buscar esos balones retrasados hasta Vermeer como si se tratara de la última acción del litigio. Tantas fueron las ganas que no tardaría en ponerse todo a favor de los campeones. Pudo ser incluso antes, concretamente cuando Deulofeu no pudo alcanzar un excelente pase profundo debido a que el guardameta holandés se le anticipó. No fue ahí, pero el uno a cero sí llegaría bastante pronto para premiar esa salida briosa de los blanquirrojos.

Falta lateral a una altura en la que Rakitic siempre originaba un incendio en los rivales. Esta vez no está el suizo, tampoco se halla en el campo Fazio para acudir al remate, pero da igual, cambian los actores, pero no el guión de la película. Deulofeu lanza el golpe franco con un toque espectacular, tremendamente plano, recto y con mucha fuerza para hacer una ligera comba que lo hace complicadísimo de defender para los rivales. A partir de ahí ya basta con realizar algún desmarque, pues cualquier remate va a acabar en la red seguro. Se quedaron solo M'Bia y Krychowiak, el camerunés no llegó y fue el polaco el que tuvo bastantes reflejos para colocar su muslo. Era suficiente con rematar y sí, uno a cero en el marcador.

Ya con ventaja, el partido iba a derivar hacia una fase algo más lógica con el estilo de juego de los hombres que tenía Emery en el campo. El Sevilla lo hacía bonito, divertía, pero se fue esfumando poco a poco conforme a los suyos les costaba trabajo recuperar la pelota arriba. Eso sí, atrás existía seguridad con Krychowiak y M'Bia barriéndolo todo antes de que Carriço y Kolodziejczak se encargaran del resto en su protección a Sergio Rico.

Tras una fase algo más equilibrada en lo referente al juego, la sentencia llegaría de la misma forma que el uno a cero. Otra falta magistralmente golpeada por Deulofeu, M'Bia se desmarca y esta vez sí llega a rematar con la coronilla para liquidar aquello. Es verdad que restaban muchos minutos hasta la conclusión, concretamente una hora, pero el Sevilla había ejecutado su trabajo con precisión y ya se podía tomar el resto del choque como quería su entrenador, con la idea de probar muchas cosas.

Tras el intermedio, llegarían incluso numerosas ocasiones de gol para incrementar el marcador, pero, por una causa o por otra, particularmente por el individualismo de muchos futbolistas cegados con marcar para agradar, el dos a cero perduró hasta el final. Es lo mismo, el choque sirvió para lo que quería Emery, darle minutos a futbolistas que serán importantes en el futuro, y encima, la primera defensa del título acababa con dos a cero. No está mal.

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