La Pelota de Papel

La defensa es el principio

  • Barcelona, Sevilla o Granada, además del consabido Atlético de Simeone, plasman que la solidez sin la pelota es la premisa para ahormar un equipo.

El Barcelona de Luis Enrique ya comanda la tabla con autoridad, con un fútbol a la altura de sus nombres y de su mayúscula inversión. Y la premisa de este Barça es la misma que la del mejor equipo que han visto muchos: la que conquistó el mundo de la mano de Guardiola entre 2008 y 2011.

Todo el mundo paladeó el fútbol asociativo, profundo, arrebatador de aquel Barça, esa vertiginosa circulación de balón con Xavi a la batuta. Pero la base de aquello era el sistema defensivo. Cómo apretaba tan arriba, cómo recuperaba la pelota en tres cuartos de campo para matar con la calidad de sus atacantes. Las escasas ocasiones en que el oponente llegaba al área de Víctor Valdés. Y el rápido repliegue de los Daniel, Piqué o Abidal cuando ese rival superaba la primera línea de presión azulgrana. Era el principio de todo: 35 goles encajó el Barça en la primera de sus tres Ligas; sólo 24 en la segunda y 21 en la tercera. Una buena cifra en el primer caso y guarismos de récord en los dos cursos siguientes.

Luis Enrique tiene muy claro que, para que el Barça trate de emular a esa escuadra ya legendaria, debe recuperar esa capacidad sin la pelota. El asturiano, gran practicante de triatlón, quiere a una tropa que le bote en la palma de la mano. Sabía que debía ampliar la corta plantilla en verano, ha metido en la rueda a chicos del filial que bien conocía -en esta fase inicial de la Champions tendrán un marcado protagonismo, y más cuando asegure el pase a octavos- y ha conformado un carrusel de veintitantos corceles que galopan y galopan. "Triunfaremos con la ayuda de todos, necesito a todos los jugadores y que estén finos, frescos". Y así es por ahora: el equipo vuelve a morder lo más arriba. Cero goles encajados. Y sólo ¡seis remates! recibidos entre los tres palos en 375 minutos -contabilizados los añadidos en los cuatro partidos-: cero ante el Elche, uno en Villarreal, tres ante el Athletic y dos ante el Levante.

Otros dos casos de equipos que han despegado con brío, impulsados por su balance defensivo, son el Sevilla y el Granada. El vigente campeón de la Liga Europa disparó sus prestaciones la pasada temporada en cuanto ajustó su sistema de contención, cuajó la pareja de centrales Fazio-Pareja y por delante, M'Bia entró en la rueda con Carriço, Iborra... y Rakitic. Ya no están Fazio ni Rakitic, pero este Sevilla ha ganado en físico, en consistencia. Carriço tapa atrás con oficio el vacío de Fazio, Krychowiak impone su fortaleza más adelante y la solidaridad del grupo, incluso en el caso de las piezas ofensivas -Aleix Vidal, incansable y omnipresente, es el máximo exponente- conforman un bloque coriáceo. Ha encajado tres goles y sólo ha concedido nueve remates entre los tres palos: dos al Valencia, tres al Espanyol, uno al Getafe y tres al Córdoba. Como en el caso del Barça, vital es para Unai Emery contar con una veintena de jugadores comprometidos y que se sientan titulares para encarar los frentes local y europeo.

El Granada, revelación hasta ahora, sigue invicto y con sólo dos goles encajados, uno ante el Deportivo en casa, el otro en Elche. En las últimas jornadas, dos gallos como Villarreal y Athletic no fueron capaces de hincarle el diente. Apenas 12 remates entre los tres palos le han hecho al conjunto nazarí, al que ya se le nota la mano pragmática del entrenador utrerano Caparrós. Despertó ilusión en la afición su llegada y por ahora ha contagiado su característico nervio en el vestuario. Ayuda su capacidad para revitalizarlo con sangre fresca, pues ha hecho debutar a siete jugadores en Primera: Dimitrievski, Babin, Héctor Yuste, Success, Ortuño, Eddy y Cissoko. Y ese compromiso, ese carácter solidario, se refleja en la hierba.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios