Betis - recreativo · el otro partido

Oxígeno en el día más señalado

  • Velázquez, que no se libra de los pitos ni ganando, salva por ahora su puesto. La grada encuentra en Dani Ceballos un halo de ilusión.

Todo el que acudió ayer a Heliópolis tenía una cosa clara antes del partido: Julio Velázquez se jugaba el puesto. El técnico había ido perdiendo crédito a pasos agigantados y ya no sólo la grada lo ponía en cuestión. De hecho, ni la victoria de ayer lo libró de los silbidos de una afición que lo ve todavía como un elemento extraño. Tras cada gol bético en el Benito Villamarín se escuchó "Velázquez, vete ya", aunque al menos el triunfo final alivió la despedida del técnico, sólo alterada por su rifirrafe con su homólogo del Recreativo, José Luis Oltra.

El discurso de Velázquez no conecta con la grada y el fútbol del equipo tampoco. Esta combinación convertía el encuentro de ayer en una final para el técnico, que se agarró a lo poco que le ha funcionado hasta el momento. Un 4-4-2 sobre el césped, una mayor capacidad de asociación para Rubén Castro y, sobre todo, la presencia de Dani Ceballos, ese halo de ilusión al que se agarran los béticos en un decepcionante comienzo de temporada. El oxígeno y el fútbol del utrerano rescató por momentos la conexión de la afición con el equipo, una simbiosis indiscutible en otros tiempos.

Los béticos ayer no miraban al rival, y no por falta de respeto a un Recreativo que exhibió que Oltra sí parece haber encontrado la tecla para otorgarle rendimiento. Los béticos sólo quieren un Betis distinto, dentro y fuera del campo. "Directiva, dimisión", fue otro de los cánticos escuchados en un Villamarín que necesita encontrar una figura reconocible a la que agarrarse. Velázquez no lo ha conseguido y sólo una acumulación de resultados positivos podría cambiar su imagen. Este consejo jamás llegó al bético y la figura de Alexis Trujillo, respetado por su pasado, tampoco sirve de referencia en este Betis disminuido.

Dentro del campo, lo mismo. Ayer era Adán, un jugador que llegó hace apenas diez meses al club, el que portaba el brazalete de capitán, todo un síntoma de la necesaria reconstrucción del vestuario. El especial carácter de Rubén Castro tampoco lo convierte en ese símbolo del vestuario, de ahí que la irrupción de Dani Ceballos sí genere esperanza, y aunque al centrocampista aún le queda mucho camino por recorrer, parece que se está agarrando con fuerza a esa oportunidad que se le ha brindado.

Ayer, el utrerano puso el oxígeno que necesitaba el equipo y también su entrenador, que gana una semana más para tratar de conseguir un Betis reconocible y con estilo. La victoria era ayer esencial y no sólo por la carrera por el ascenso sino para salvar a Velázquez. Era un día señalado y el Betis ganó. Prueba superada, pero sólo por ahora.

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