Deportes

La (mala) imagen en las redes sociales

En la sociedad del siglo XXI, al menos para muchos, la imagen lo vale todo. Hay que saber vender el producto y qué mejor que aprovechar las redes sociales para darse a conocer, hacer campañas de promoción, interactuar con clientes (aficionados) y un buen número de iniciativas para mejorar el negocio.

Este CB Sevilla tiene claro desde el minuto uno que el marketing es fundamental, pero están errando el tiro después de comenzar con mucha actividad para que los seguidores tuvieran un contacto cercano con los directivos o incluso con los jugadores, aunque éstos vayan por libre. El director general y deportivo, el responsable de marketing, el entrenador principal del equipo en la Liga Endesa y algunos baloncestistas usan habitualmente las redes sociales y acaso debería alguno dejar de hacerlo por las consecuencias que le puede acarrear.

Jacob Pullen insultó ayer a un aficionado con palabras malsonantes por haber criticado su actuación tras el partido contra la Virtus Roma. Varios hinchas no daban crédito a la reacción del exterior con pasaporte georgiano y exigían explicaciones a los nuevos rectores por este comportamiento.

Sin llegar a ese extremo, obviamente, casi nadie entiende algunos tuits de Audie Norris, capaz de escribir uno en el descanso del encuentro en Italia (aunque no fuera redactado por él) o de solicitar un papel en el reparto de la próxima película de un famoso director después de salir del cine de ver el último filme de la saga.

Nadie pone en cuestión la utilidad de las redes sociales, aunque como en todo hay que saber usarlas para no conseguir el efecto contrario al pretendido. La (mala) imagen del club en este sentido es evidente en algunos casos.

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