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Entre el Betis y el entorno

  • Ollero, en la toma de decisiones, deberá demostrar si sigue el dictado del núcleo de gobierno en la sombra o es un dirigente independiente. Serra o Mel, primera pista.

A pocos béticos escapa este viernes que la Liga de Juristas Béticos y la Fundación Heliópolis, que controlan entre otros miembros del entorno los hermanos Cuéllar, Adolfo y Miguel, se han convertido desde la intervención judicial del club en el auténtico poder fáctico del mismo. Raro es hoy, cinco años después, el consejero que de una u otra manera no está vinculado a este círculo cerrado de poder, ya sea por amistad o por relaciones laborales, e incluso en el propio club se han ido colocando de forma estratégica a cuentagotas a numerosos empleados que controlan prácticamente toda la actividad y deciden. 

 

La línea de pensamiento es única, algunos piensan que la propiedad intelectual del Betis les pertenece y todo el que no pase por el aro no es bien visto. Su enemigo común es Manuel Ruiz de Lopera y el hombre clave, al que veneran incluso, Lorenzo Serra, una especie de ídolo para gran parte del grupo, que le atribuye todos los éxitos de la etapa anterior, como si el propio Lopera, Finidi, Jarni, Alfonso, Joaquín, Edu, Oliveira y Assunçao, por citar sólo a los más ilustres, ni hubiesen existido.

 

Al rebufo de un ideario de lugares comunes y tópicos, este núcleo duro verdiblanco logró en su día, con la creación de la Fundación Heliópolis, el músculo financiero que le faltaba. Muchos de los que en su día la impulsaron o pertenecen a ella han figurado o figuran en los distintos consejos de administración surgidos del juzgado de Mercedes Alaya. Gente que jamás fue de fútbol le va cogiendo el gusto a éste a través del Betis y el abanico de posibilidades que abre.

 

Todos ellos, abogados, economistas, empresarios, ex futbolistas... forman el famoso entorno que maneja el club, algo que desde hace décadas era el sueño de los menos poderosos económicamente, ya que el interés de otros se concita sólo en la representación.

 

Se nombra sólo a los hermanos Cuéllar por la reconocida amistad del mayor, Adolfo, con Alaya y por ser de dominio público, aunque él lo haya negado alguna vez, su intervención en el Betis. Fue padrino de jura del hoy abogado del club, José Ruiz Maguillo, es íntimo amigo de otros empleados y consejeros que han entrado tras la marcha de Lopera, es socio en la agrupación de bufetes de juristas Guadaliuris del recién nombrado consejero Ernesto Sanguino y asistió al nuevo presidente, Juan Carlos Ollero, en la segunda declaración de éste, la que realizó como imputado, ante la UCO, en julio de 2013.

 

Lógicamente, el entorno, tras introducir a Ollero, entre otros, en el consejo, ya empieza a presionarlo ideológicamente. Su único objetivo es que no existan lo que denominan cuerpos extraños en el club, de ahí su obsesión reciente por acumular títulos y competir en esta tarea con Manuel Castaño, máximo accionista tras Lopera. Pero lo más peligroso es que Francisco Estepa, el administrador judicial, para el que el Betis significa apenas un encargo judicial remunerado, da la impresión de haber tirado la toalla y podría dejar el consejo el 9 de diciembre. Ha introducido para estar al día a un administrador concursal conocido, José María Pagola, al que el entorno, o quizá ya habría que decir directamente los que mandan mientras la Audiencia no diga lo contrario, podría absorberlo ideológicamente.

 

Ollero está aún a tiempo. Las cartas, en este Betis que agoniza desde que fuera intervenido por la juez, están ya boca arriba. La gestión no ha podido ser más nefasta en todos los ámbitos, sobre todo en el deportivo, pero también en el social, económico y de marketing, pese a que se celebre incluso cierta bonanza en las arcas. Pero, por ejemplo: ¿cuánto le costaría al Betis en su día despedir a gran parte del personal colocado por el entorno en todos los estamentos?

 

Y la primera carta a jugar por Ollero ya crea división en su consejo. El entorno saca a la palestra la añeja figura de Serra como solución a la crisis, cuando éste lleva ocho años sin embutirse en un chándal, ha reventado al Mallorca y sólo persigue un interés de llegar a la más alta instancia en el Betis, en el que introdujo ya a Julio Velázquez y Alexis Trujillo. El sector menos dócil del consejo prefiere a Pepe Mel, como la mayoría de la afición, aunque también éste tiene sus detractores. Si el nuevo presidente es independiente, como da la impresión, pese a su sintonía con el entorno, se empezará a ver por ahí.

 

No quiere decir que si elige a Mel sea independiente y si hace lo propio con Serra esté sometido, pero será la primera pista para saber si de verdad ha llegado un tiempo nuevo a la entidad de La Palmera.

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