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Un riesgo gratuito

  • El respeto a los galones de Beto a punto está de costarle al Sevilla la eliminación por una segunda mitad desastrosa del meta luso, que volvía a jugar tras dos meses y medio lesionado.

Lo que funciona no se toca. Es una de esas máximas del fútbol que suenan muy a tópico pero que no pueden ser más ciertas. Si se toca, al menos que no sea en un partido decisivo sin rodaje de por medio. Y si aún así se toca, que no afecte a una posición tan determinante como la de portero. Pues nada de eso ha parecido importarle a Emery a la hora de respetar los galones de Beto, al que ha devuelto la titularidad en el partido más importante de la temporada sin que reapareciera siquiera antes. Un riesgo gratuito asumido que ha hecho que al Sevilla casi se le escape la eliminatoria ante el Zenit por unos cuantos errores inexplicables del meta luso, al que también hay que reconocerle dos intervenciones salvadoras después de complicarlo todo.

Se sabe del gusto de Unai Emery por respetar a sus hombres importantes, aunque muchas veces sea a costa de ser injusto con otros futbolistas. A lo largo de esta temporada lo ha sufrido, por ejemplo, Aspas con Gameiro, y ahora es el turno de Sergio Rico. El joven canterano ha cubierto con nota la ausencia de dos meses y medio del meta luso en plazas como Mönchengladbach o ante rivales como del nivel del Atlético de Madrid o el Barcelona. Aportando seguridad al equipo y coincidiendo con el mejor momento de la temporada del mismo. Parece que no le ha sido suficiente para dar el paso adelante y hacerse el dueño de la meta nervionense a la vista de la elección de este jueves de Feria.

Tras una primera parte con poco trabajo, y en la que el que tuvo, de botas de Danny, lo resolvió con una gran mano abajo, en la segunda comenzó el esperpento del portugués, héroe de la pasada Liga Europa. No es Beto un ejemplo de seguridad, pero es un portero solvente pese a sus cantadas cíclicas y a sus exageraciones en todos los sentidos. Y si el argumento para su vuelta a la titularidad es su experiencia, también ha quedado desmontado con el manojo de nervios en que se convirtió tras el fallo imperdonable del primer tanto de los dos que regaló en la mismísima línea de gol.

Con la eliminatoria muy controlada, un centro aparentemente inofensivo desde la izquierda iba a complicar el pase de sobremanera. Inexplicablemente Beto no sólo no atrapó la pelota sino que la dejó muerta para que Rondón rematara bajo el larguero. Aquí empezó el calvario del cancerbero, que luego tampoco se quedó un balón abajo en una salida; estrelló un pelotazo en la espalda de Rondón que a punto estuvo de colarse dentro de la portería sevillista; se le escapó el balón de las manos en un saque... Para rematar, en otro tiro lejano de Hulk, reeditó el fallo del empate y Rondón acabó de ennegrecer el panorama igualando la eliminatoria.

Capaz de lo peor, pero también de lo mejor, el portero luso se resarció en parte de sus errores con dos buenas intervenciones que evitaron la remontada ya con el equipo contagiado de su calamitosa inseguridad. Con una palomita de las que tanto le gustan en un buen tiro de Hulk y tapando bien una ocasión muy clara por la izquierda antes de que Gameiro pusiera fin al sufrimiento del sevillismo y a la agonía de su compañero. Lo que funciona no se toca, y menos si es la base del equipo. Es asumir un riesgo innecesario que al final se ha quedado en nada, pero que no hay que pasar por alto.

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