Llegó con 18 años y, siguiendo la estela de otros jóvenes, Nikola Radicevic se ha hecho profesional en Sevilla a base de trabajo y algún "palito". El serbio, que hoy celebra su vigésimo primer cumpleaños, se ha convertido en el termómetro y timón del equipo pese a su juventud, asumiendo sin miedo responsabilidades que otros jugadores de su edad no tienen en otros equipos. No le asusta porque siempre creyó en sí mismo, aun siendo el primer crítico con su trabajo y asegurando que todavía le queda "mucho por mejorar". Apunta alto, pese a que ha tenido que dar el paso adelante a la carrera, sin red, y tiene tiempo de sobra, al contrario que el CB Sevilla, que es ahora su única preocupación. "¿El futuro? Mi futuro y mi presente es Sevilla y ayudar a salvar al equipo", asegura.

-El triunfo en Manresa les ha dado tranquilidad, pero todavía queda mucho por delante, ¿no?

-Ganar ese partido fue fundamental porque, además, era un rival directo. Pero no podemos creer que el trabajo está hecho. El triunfo nos permite encarar con optimismo el siguiente encuentro, pero sabemos que nos queda un largo y complicado camino por delante aún.

-¿Sentían que perder en Manresa podía ser definitivo?

-Sabíamos que, como el resto de choques que nos quedan, era una cita importante que había que sacar adelante. Ahora el partido con Unicaja es igual de importante; y después lo será el de Andorra. Nos quedan cinco finales e iremos a ganarlas todas. Los de casa y los de fuera. Cada victoria cuenta igual.

-El cambio que ha dado el equipo con Casimiro es evidente.

-Sí. Ahora jugamos un estilo más europeo y como un equipo, con más ayudas en defensa y pases en ataque. Creo que todos estamos más cómodos con este estilo.

-¿Cree que estarían en una situación límite si se hubiese hecho el relevo en el banquillo antes?

-Puede ser, pero es imposible saberlo.

-Aunque es su tercera campaña en el club, ¿tiene la sensación de que se ha hecho jugador a la carrera en este curso?

-Ya el año pasado fui entrando en el equipo poco a poco. Creo que ha sido un proceso natural, aunque el paso adelante esta temporada es evidente.

-¿Se siente un líder en la cancha?

-El equipo tiene jugadores importantes y de calidad. No hay nadie por encima, pero a mí sí me gusta ser un líder para ayudar al grupo. El entrenador confía en mí y mis compañeros creen en lo que hago. Saben que voy a hacer buenas cosas para el equipo y espero mantener este ritmo hasta el final.

-Casimiro ha destacado más de una vez su defensa. Con lo que sufrió con Aíto...

-Mucho. Venía de ser un jugador importante en cadete y júnior atacando. Como la mayoría de los jóvenes no entendía la importancia de la defensa. En la ACB no puedes jugar sin esforzarte atrás. Tuve muchos problemas y Aíto me presionaba para defender. Trabajaron todos, también Diego Ocampo y Javi Carrasco, intensamente conmigo. Tenía que cambiar el chip y ahora soy un jugador más completo gracias a ellos. Al principio no lo veía, pero sé que el trabajo me sirvió para ser mejor ahora.

-¿Cómo pasa un equipo de pelear el play off a hacerlo por la salvación?

-No creo que haya un solo motivo. Cambiamos mucho la plantilla y llegaron jugadores sin experiencia en la ACB. Aquí se juega distinto y si no coges el ritmo te caes.

-¿Y el año que viene?

-Queda lejos. Sólo pienso en el presente y en salvarnos.

-¿Cuál ha sido su momento más difícil en Sevilla?

-Personalmente, ninguno. Todos me han ayudado mucho desde que llegué. Quizá ahora, porque el equipo está abajo, es un momento complicado. Eso y cuando no jugaba. Era más joven y creía que podía estar más tiempo en la cancha. A ningún jugador le gusta ver los partidos desde el banquillo, pero ahora entiendo que era lo justo.

-¿Y quién le ha marcado más en estos tres años?

-Todos. Entrenadores, compañeros, trabajadores del club... Aunque desde que llegué con 18 años he trabajado mucho con Diego (Ocampo) y Javi (Carrasco) antes y después de los entrenamientos.

-¿Piensa en la selección serbia?

-No es algo que me haya planteado. Para mí lo primero es el CB Sevilla, que es mi segunda casa. Sólo quiero dar lo mejor de mí para ayudar a salvarnos.

-¿Sería un buen regalo de cumpleaños meter hoy la canasta ganadora?

-El mejor regalo sería ganar de la manera que sea. Pero si se da la ocasión y el técnico confía en mí, no me voy a esconder.