El primer día de venta de entradas para la final de la Liga Europa tuvo una buena respuesta del sevillismo. Desde las diez de la mañana, hora de apertura de las taquillas en el Ramón Sánchez-Pizjuán, hubo colas de los primeros socios que se acercaron para adquirir su entrada o el paquete subvencionado de viaje y entrada. El goteo de aficionados fue continuo, aunque no hubo grandes aglomeraciones, en parte por la experiencia del club para organizar estas ventas masivas y en parte porque la demanda es comedida por el cuantioso coste del viaje a Polonia.

Este martes se pusieron a la venta las entradas (de 40, 65 y 90 euros) para los primeros 5.625 socios, cifra que coincide con el número de localidades que el club pone a disposición de sus abonados. El turno estuvo dividido en dos para facilitar la compra, de modo que hasta las 14:00 pudo retirar su localidad hasta el socio 2.800, y ya por la tarde el resto. Este miércoles podrán pasar turno los socios hasta el número 20.000, incluidos también los primeros 5.625, ya que los segmentos son acumulativos. El corte de mediodía será en el socio 12.000. Mañana los cupos se ampliarán para todos los socios si restan entradas, con el corte de mediodía en el número 30.000. Y el viernes, si aún restaran entradas, para el público que no es abonado.

El club dividió la venta en dos ventanillas, una para los que sólo quieren la entrada y otra para los que desean hacerse con el paquete del vuelo chárter y la entrada bonificada. Y las dos estuvieron muy animadas. Aun así, y pese a que el club no hizo pública ninguna estimación al cierre del primer día de venta, no hay previsión de que se agoten antes del viernes, por lo que es previsible que todo el que quiera y pueda vaya a Varsovia. El año pasado, con un cupo superior de entradas (8.500, de las cuales 6.500 fueron para socios) y un viaje más asequible a Turín, hubo entradas para público normal, ya que los socios no las agotaron. Además, el Sevilla aún podría pedir 1.700 más a la UEFA si hubiera demanda.