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Luchar cada punto como si fuera el último

Victoria Iglesias lucha cada punto como si fuera el último y celebra cada triunfo como si fuera el primero. Para ella el deporte es sinónimo de lucha, de no rendirse jamás, por mucho que el marcador luzca adverso y las fuerzas comiencen a flaquear. "En la pista soy muy competitiva y agresiva y eso es lo que me diferencia del resto de jugadoras", apunta la joven.

Iglesias, nacida en Carmona el 16 de mayo de 1994, es una recién llegada al mundo del pádel, si bien su buen hacer en las pistas viene de largo. Campeona de Andalucía de tenis en todas las categorías inferiores, su gusto por la raqueta le vino de familia, gran aficionada a este deporte. Pero un día, la fuerza y la entrega que siempre la caracterizaba empezó a disminuir, y no por cansancio. A falta de motivación, seguir subiendo a la red se le hizo muy cuesta arriba: "Me saturé a los 18 años y lo dejé. Ya no le veía sentido ni me ilusionaba como antes. Como mi madre y mi hermano jugaban al pádel me convencieron para que fuera a probar a mi actual club, La Red 21. Reconozco que al principio lo veía menos profesional, como un hobby. Aun así fui".

Y menos mal que lo hizo. Cautivada por el gran ambiente que encontró y de nuevo motivada a la hora de entrenar, en pocos meses Victoria se vio de nuevo en la senda ganadora. Disputó seis pruebas del circuito de menores que le valieron para finalizar en la tercera posición del ranking nacional. Al año siguiente, debutó en el World Padel Tour. Y el pasado marzo, para su sorpresa, se alzó junto a su compañera, Cata Tenorio, con el subcampeonato en el Master de Barcelona. A esta alegría se unió el haber recibido el premio a la mejor jugadora del torneo, el cual recogió junto al también sevillano Paquito Navarro.

"Echaba de menos tener una compañera, alguien que me apoyase en los entrenamientos y luchase conmigo en la pista. Para mí eso ha marcado la diferencia entre el tenis y el pádel", reconoce Victoria, quien ha encontrado en la veterana Cata Tenorio un espejo en el que mirarse y un incansable apoyo. "Cuando me llamó para preguntarme si quería ser su compañera en 2015 no me lo podía creer, estaba dando saltos de alegría por mi casa. Por supuesto ni me lo pensé", recuerda.

Y es que tener a una buena jugadora al lado, que no sólo se deje la piel en cada punto sino que también sea comprensiva y atenta una vez finalice el encuentro es fundamental en el pádel. Así lo entiende la carmonense, para quien cambiar con frecuencia de pareja es la tónica general en el circuito: "Cuando todo va bien ni te lo planteas, pero en el momento en que empiezas a perder quieres cambiar, es lo lógico. Hay que tener en cuenta que se pasan muchas horas juntas entrenando y es normal que surjan roces que, a la larga, afecten".

Así pues, la distancia es bien valorada cuando se trata de parejas deportivas. "Yo no me voy a cansar nunca de Cata, porque ella vive en Madrid, yo en Sevilla, y sólo nos vemos el tiempo que entrenamos. Por suerte nos hemos acoplado muy bien, así que no tenemos que estar todo el día pegadas (ríe). La distancia en este caso sí que es positiva", concluye.

Y así, optimizando al máximo los reencuentros y entrenando duro también en solitario, espera Victoria Iglesias que su buena actuación en Barcelona no sea flor de un día para seguir escalando posiciones en el ranking del World Padel Tour, en el que es decimoséptima en la clasificación individual y quinta por parejas.

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