Exultante, pero concentrado y, sobre todo, ilusionado, Unai Emery espera una final competida por la dureza del rival. No obstante, el entrenador de Fuenterrabía está seguro de la respuesta de sus jugadores y así lo manifestó en la amplísima sala de prensa del moderno estadio de Varsovia que ya tuvo la suerte de inaugurar el Sevilla hace unos años y que acoge esta noche la final. 

Empezó recordando que cualquier acción puede decidir un partido con tanta igualdad en el que se juegan tanto los dos equipos. "Los detalles en 90 minutos serán importantes y más conociendo al Dnipro, un equipo que compite muy bien y con el que es difícil que se decanten los partidos con ellos tanto hacia un lado o hacia otro. Incluso pensando en una posible prórroga, la atención llevada a la concentración tiene que ser máxima para que los detalles los tengamos controlados", explicó el técnico, que siguió radiografiando a su rival: "Es un equipo bien estructurado, con una capacidad defensiva de solidaridad muy alta, de trabajar hacia atrás y de presión hacia delante. El hecho de que el partido que queremos lo llevemos a cabo a nivel de control no va a ser fácil. En la Europa League así lo ha demostrado. Y podemos encontrarnos dos tipos de Dnipro, que presione arriba o que defienda más atrás. Es un equipo que sabe competir y por eso está aquí". 

Y es que si el Sevilla llega fuerte a esta final a nivel físico, el hecho de las dobles pretemporadas que hacen los equipos del Este tiene al Dnipro también a tope. Emery lo corrobora y lo subraya ilustrativamente. "Nos interesa cómo han llegado y están a un nivel muy alto en lo físico. Sólo hay que ver cuántas veces se echan al suelo un jugador de ellos y eso es llamativo. No disputan el balón, defienden el césped, cada metro, y eso lo han hecho, porque lo hemos visto. Están muy fuertes y eso nos obliga a nosotros a estar muy fuertes, y lo estamos. Va a ser un partido muy duro en ese aspecto. Luego estará marcado por aspectos tácticos, técnicos, pero físicos también". 

El seguimiento del rival ha sido constante y por eso recuerda que no hay favoritos en una final, y mucho menos ante el Dnipro. "Viendo partidos anteriores de ellos hay equipos que se han sentido favoritos y no han podido. No queremos que estemos en el minuto 65 y no lleguemos. El rendimiento de este equipo va muy por encima del nombre o de lo que se escucha", insistió. 

El premio de la Champions tampoco se olvida. Está presente en la mente de los jugadores de cara al futuro y también del entrenador. El conseguir un título y llevar al Sevilla a la historia de ser el único equipo con cuatro títulos es algo grande. Ahora tenemos ese premio y es una decisión acertada y una motivación grande para nosotros. En la Europa League los sevillistas son muy felices, pero la Champions es un pasito que además de haberlo probado, queremos tenerlo". 

Para el entrenador también fue una alegría la noticia de la internacionalidad de Sergio Rico, Vitolo y Aleix Vidal que, lejos de distraerlos ante la final, ha de motivarlos. "Es una alegría para los sevillistas, que además de que estamos en la final conozcan que tres jugadores irán a la selección. Significa que se ve plasmado ese trabajo", explicó para jugar al despiste cuando le preguntaron por el once: "La alineación para mí no es lo más importante. Es más cómo están los jugadores y los veo contentos y concentrados. Quieren hacer algo y ha llegado el momento de hacer algo. Ya hemos hecho algo, que es llegar hasta aquí, pero queda cerrar la temporada y hacerlo como un gran año. Por eso mañana debemos salir a dar lo mejor de cada uno". 

Por último, tuvo que torear los rumores sobre su nombre y su futuro vinculado a otros clubes, en este caso el Real Madrid. Ante ello, Emery volvió a repetir que está en el Sevilla disfrutando y con ganas de seguir haciéndolo. "He contestado bastante a esa pregunta y lo tengo muy claro. Mi corazón es sevillista cien por cien y quiero hacer feliz a mucha gente y ser feliz yo".

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