Informe técnico

Facilidades al rey de la basculación

  • Con dos líneas de cuatro, el Betis quiso defender tan junto que propició los cambios de juego y de orientación en las bandas La inferioridad física, otro factor clave en el Bernabéu

Los teóricos del fútbol defienden que un cambio de orientación no es lo mismo que un cambio de juego. Y lo cierto es que, etimológicamente, cambiar la dirección de algo -en este caso el balón- es hacerlo llevar en el sentido contrario del que su trayectoria marcaba o, simplemente, otra dirección distinta, sin que tenga que ser en larga distancia ni por los aires. Un cambio de dirección, por tanto, sería una pared. Por contra, el cambio de juego implicaría, pues, continuar un ataque por la banda más alejada de donde se encuentra el balón. Aunque es una meta expresión popular mal construida (¿cambiamos de deporte?), ya que en los manuales no existe. Para darle nombre bastaría con el pase largo.

El caso es que ambos son medios tácticos ofensivos que además el Real Madrid utiliza muy bien en sus basculaciones porque tiene hombres muy bien dotados tanto para el juego al primer toque como para el fútbol al espacio, uno de sus fuertes.

Independientemente del mayor o menor acierto de Mel en su plan inicial, independientemente de recibir el primer gol al minuto de juego... el Betis en el Bernabéu fue acribillado por las basculaciones de un costado a otro que no supo cerrar. Las dos líneas de cuatro se juntaron tanto que cada vez que un jugador del Real Madrid buscaba la banda contraria, el futbolista que recibía tenía tiempo para controlar, mirar y centrar o encarar a su gusto. Y por ahí le fueron cayendo goles al Betis hasta que fue abruptamente expulsado de la fiesta local.

Defensa

Mel ordenó dos líneas de cuatro pegaditas por detrás de Dani Ceballos y Rubén Castro y se comprobó pronto que eso no era suficiente. Defender al Real Madrid en su estadio con dos hombres por delante del balón es hoy día una temeridad por muy junto que se esté y muchos huecos que se quieran tapar. Bastaba mover el balón con velocidad para que la manta dejara tremendos huecos para Cristiano, para James o para Bale cuando caía por ahí, por no nombrar a Danilo y Marcelo en sus incorporaciones. Y eso que Mel, sabedor de dónde podía venir el peligro, reforzó las alas con laterales dobles, llegando incluso a mover jugadores rebuscadamente, como Molinero en la izquierda.

El Real Madrid también es muy fuerte por el centro y cuando Benítez juntó a Casemiro con Kroos, Modric (luego Kovacic), el Betis también tuvo que poner el contrapeso con Digard o Petros.

Ataque

A Dani Ceballos se le vieron intenciones, pero estaba desasistido en ese 4-4-1-1 en un día negro además de Rubén Castro. Profundidad no hubo jamás y la prueba es que Sergio Ramos se pasó prácticamente todo el partido andando. La superioridad física (aparte de la técnica) de los jugadores blancos es apabullante y ante eso la impotencia era total. El Betis, además, renunció a los extremos y sólo Piccini en los primeros minutos pudo estirarse algo. La reestructuración con Jorge Molina dio sus frutos a ratos, muy poco. Al menos, sacó un penalti que desperdició Rubén.

Virtudes

Por momentos daba sensación de querer, pero duraba muy poco.

Talón de aquiles

La falta de tensión defensiva en muchos de los goles, casi todos. Centros y golpeos sin oposición.

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