Apareció casi por sorpresa, cuando la presentación de Bamforth y Miljenovic ya estaba bien avanzada. Quien no lo conociera, bien podría pensar que se escondía de las miradas del público, pero no. José Luis Galilea, director general y deportivo del club, entraba en silencio en la sala de prensa escoltado por Paco Viudes, otro de los resquicios que todavía quedan en el CB Sevilla de Jefferson Capital. El último de ellos en cuestión es Audie Norris, quien ya ejerce de ayudante de Luis Casimiro.

Sentado en una esquina, en silencio y atento a cada palabra que se pronunciaba. Sorprendió a los presentes que el director deportivo no presentara a las nuevas incorporaciones. Una de ellas, reconocida por la afición y por el directivo vasco, puesto que fue él mismo quien decidió que Bamforth no continuara en las fila cajistas pese a que contaba con un sueldo muy bajo, perfectamente asumible para la entidad. Meses más tarde, él mismo reconoció su error diciendo que uno de los mayores puntos negros de su gestión fue cortar al menudo escolta de Nuevo México.

Gestiones varias, truculentas y raras, que sin duda levantaron demasiadas suspicacias entre la escasa pero fiel infantería cajista. Hasta mediados de temporada, cuando a Barcelona llegó un mensaje en forma de SOS para un club que se moría y que hacía aguas debido a una nefasta gestión tanto económica como deportiva.

A Galilea, entonces, comenzaron a marcarlo en corto. Prácticamente lo inhabilitaron hasta dejarlo sin margen de maniobra. Es la historia del director general y deportivo q ue quedó prácticamente apartado de la gestión. "Serán los dueños del club quienes decidan los cambios en la dirección", incidió Fernando Moral al ser cuestionado. La pregunta que se hace de la afición es cuándo se pondrá fin a este capítulo.