Juan Carlos Ollero abordó algunos temas de actualidad institucional, principalmente tres: el ambiente "crispado" al que aludió Mel en su rueda de prensa tras el partido, las intenciones del accionista Manuel Castaño de obtener representación en el consejo de administración y su trabajo por la paz social en el club.

Respecto al primer asunto, fue muy claro. "Tras el partido hablé con el míster y me contó que había sentido algo de crispación entre el público y yo le dije mi opinión, que no lo vi así, salvo por lo que sucedió con Xavi Torres. Yo vi a la grada tranquila y animando al equipo, comprendiendo que nos enfrentábamos a un gran rival. Pero, además, cometo el error de irme después del partido a tomar una copa con béticos y, hablando con ellos, volvió a darme esa misma sensación: la gente no estaba crispada, sino comprensiva de cómo se había desenvuelto el partido y sabedora del rival contra el que estábamos jugando", refrenda.

Con quien no parte peras Ollero es con Manuel Castaño, quien el viernes acudió al club junto a Javier Páez, sobrino de Manuel Ruiz de Lopera y representante de Farusa, para incluir en el orden del día de la Junta General del 17 de diciembre el cese y nombramiento de nuevos consejeros. Con un 25% de las acciones entre ambos, podrían parecer lícitas sus pretensiones, pero el presidente no piensa de ese modo. "Nos gustaría que los accionistas ejercieran sus legítimos derechos para otras cosas que para discutir continuamente los resultados de una asamblea, porque podríamos abocar al Betis a estar teniendo que convocar una Junta cada mes. Con más imaginación y generosidad se pueden ejercer los derechos, y más cuando este consejo no ha puesto nunca una cara agria a cualquier intento de concertación. Si Manolo Castaño no lo hace, estamos abocados a actuar en consecuencia, no podemos hacer otra cosa", defiende con vehemencia.

Empero, a la hora de hablar de Lopera y de sus intentos de llegar a un acuerdo su discurso se barniza. "Nunca hemos ocultado que el propósito de este consejo es llegar a acuerdos con todos las accionistas para acabar con la situación litigiosa que tanto daño hace al Betis. Y los que mejor sabemos de ese daño somos los que estamos dentro del club. No vamos a renunciar a un intento de acuerdo poniendo al Betis por encima de todo, incluso de nuestros propios intereses personales si los hubiera", apostilla, con sinceridad, el presidente.