Zan Tabak. Entrenador

"El talento es necesario, pero el compromiso marca las diferencias"

  • El técnico croata habla de baloncesto, su pasado y su presente con el Betis en Sevilla, que dejó siendo asistente y a la que regresa con mando en plaza. Su filosofía de vida la quiere aplicar en su equipo en la cancha.

Con Zan Tabak (Split, 15-06-1970) se puede hablar desde la mítica Jugoplastika que dominó Europa de 1989 a 1991 hasta la NBA; del socialismo y el deporte en la antigua Yugoslavia a las diferencias de pasar de jugador a entrenador; del baloncesto de antes al actual... De todo. También del Betis Energía Plus, aunque haya puntos de su vida y carrera más interesantes. Pero con una charla con el técnico croata también se descubre su personalidad. Un ganador que sólo entiende el trabajo y el compromiso, más allá de la calidad y el talento, como la filosofía del éxito.

-De vuelta en Sevilla

-Sí. Precisamente el hecho de regresar aquí fue clave en mi decisión. Es una ciudad y una entidad que conozco y la experiencia me dice que es más fácil hacer un buen trabajo en sitios que conoces y sabes qué esperar de los trabajadores de aquí que en una situación nueva. Es un club estable y que quiere crecer los próximos años y yo quiero crecer con él.

-Muy estable no ha sido últimamente. ¿Cómo lo ha visto desde la distancia?

-Sé lo que ha pasado en los últimos años, pero aun así este club ha sido capaz de hacer algo que no pueden decir la mayoría: producir muchos jóvenes talentos y no fallar en ningún pago. En estos días eso sí hace de un club muy estable.

-¿Ve diferente el baloncesto como entrenador que como lo hacía de jugador?

-Creo que hay muy pocas situaciones en las que habiendo sido jugador te puede ayudar cuando eres técnico. Quizá cuando estás en el vestuario, pero hay que moldear el conocimiento al presente. Lo mejor ahora es olvidar que un día fui jugador.

-Olvidarlo sería perder la referencia de lo que era un pívot.

-Es verdad que en la actualidad hay menos pívots puros, como se entendían antes, pero el baloncesto ha cambiado mucho. Con 24 segundos para atacar, por ejemplo, se exigen características en un interior distintas a las de hace 20 años.

-Hablando de diferencias. ¿Es muy distinto trabajar con Joan Plaza que con Pablo Laso?

-Un músico aprende las notas, pero después siempre tiene su estilo personal: pop, rock, música clásica... Son las mismas notas, pero cada uno impone su estilo. Con el baloncesto pasa lo mismo.

-Con Plaza estuvo como asistente cinco años. ¿Qué tiene de él como entrenador?

-De Joan aprendí muchas cosas. Baloncesto no, ya que durante 20 años como jugador tuve a muchísimos grandes entrenadores y compañeros. Pero sí aprendí a ser un entrenador. Una cosa es el baloncesto y otra el oficio de técnico. Después cada uno se moldea según ve el deporte, pero planificar entrenamientos, el día a día... Eso sí lo aprendí de él.

-Vivía comodamente en Sevilla como asistente y lo dejó para dirigir al Sant Josep Girona de LEB Oro. Fue valiente.

-La valentía es otra cosa. Fue el paso natural. Mi idea nunca fue vivir en la comodidad. Me metí en esto para ser primer técnico y si quería serlo sabía que debía pasar tiempo educándome para ello. No creo que sólo por haber sido jugador uno ya puede ser entrenador. Son cosas distintas. Por eso estuve de asistente varios años, pero quería avanzar. Si hubiese querido comodidad y seguridad en mi vida habría tenido la oportunidad de vivir tranquilo como asistente en un conjunto de Euroliga, pero no era lo que deseaba.

-En Vitoria sí le fueron bien las cosas. ¿Encaja el perfil balcánico en el Baskonia?

-No me gusta esa definición de técnico balcánico. Para mí sólo hay jugadores o técnicos. Soy entrenador. Desde 2000 vivo y trabajo en España. Jamás he trabajado en los Balcanes. Mi educación es española y tuve entrenadores que no eran balcánicos y que también eran muy duros.

-¿Por qué no le funcionaron las cosas en el Maccabi?

-No soy una persona que eche la mirada atrás. Aprendo de todo lo que me pasa, lo bueno y lo malo, para seguir mirando adelante.

-Buena filosofía.

-Trabajo y compromiso. No entiendo el baloncesto sin esas premisas. Fueron las que me inculcaron y las que quiero en mi equipo. El talento es necesario, está bien, pero para conseguir cualquier objetivo, la permanencia en nuestro caso, el compromiso es fundamental. Marca las diferencias. No va a caer del cielo y no dejaré que nadie se acomode.

-¿Qué jugador le ha marcado en su carrera?

-Todos los jugadores y entrenadores con los que he trabajado, porque de cada uno siempre intenté quedarme con lo mejor para aprender cosas. Cuando veo los entrenamientos de mis hijos siempre hay algo nuevo de sus técnicos que aprendo, porque este deporte es tan bonito que se puede ver desde distintos ángulos y aprender cosas. Con todo, alguien que me impactó fue Olajuwon.

-¿La NBA que usted conoció es muy distinta a la actual?

-Diría que son como mundos distintos, pero es normal porque todo avanza y se desarrolla. Sí es cierto que antes había que dominar en Europa para ir a la NBA. Lo hicieron Petrovic, Volkov, Kukoc, Radja... Se fueron y al principio no jugaban. Tenían talento, pero se les exigía aprender a jugar al modo de la NBA. Ahora se mira al jugador europeo como una pieza importante del equipo. Cambió la forma de mirar al europeo porque el juego ahora es más atlético, pero más blando. Antes se iba al límite siempre; ahora priman otras cosas.

-Usted es campeón de la NBA.

-Sí, pero hay otros logros que los siento más míos. Los Rockets a los que llegué fueron campeones, aunque yo apenas jugué. Me siento orgulloso de haber estado allí. Aprendí mucho, pero hay otras cosas en mi carrera de las que me siento más partícipe. Está bien ganar el anillo, pero yo quería jugar más. Mi mala suerte es que habiendo sólo siete u ocho europeos en la NBA me fui a la franquicia con el mejor pívot de todos los tiempos (Olajuwon).

-¿Con qué jugador actual le hubiese gustado coincidir?

-Con Felipe Reyes. Siempre he apreciado gente que día a día dé el ciento por ciento. Eso marca las diferencias y es un ejemplo de gran profesional.

-¿Quién era su ídolo cuando empezaba a jugar?

-De pequeño no tenía ningún póster de un jugador que quisiera ser como él. Siempre quise ser yo. Aprender de todos, pero ser yo. Incluso ahora aprendo de mis asistentes. Hay que ser abierto y listo para aprender de todos. Así miro mi trabajo y la vida.

-Fue partícipe de uno de los mejores equipos de la historia. ¿Cómo se forjó aquella Jugoplastika que dominó Europa entre 1989 y 1991?

-Toda España se acuerda porque le ganamos dos veces al Barcelona en la Final Four. Pero antes estuvo la Jugoplastika donde jugaba mi suegro (Rato Tvrdic), con Petar Skansi, Damir Solman…, que también marcaron una época. No fuimos ni la primera ni la última generación dominante. Split siempre fue una zona de la que salían muchos jugadores de baloncesto y otros deportes.

-Ver ahora por internet las imágenes de la celebración del primer título impresiona...

-Split tenía unos 300.000 habitantes y había casi 100.000 esperándonos. Una locura. Tenía 17 ó 18 años, aunque participaba activamente. Lo cierto es que fue una gran sorpresa para todos, incluidos nosotros. Split es una ciudad apasionada que celebra los títulos de los suyos a lo grande. También cuando Goran Ivanisevic ganó Wimbledon (2001) o Blanka Vlasic los mundiales de altura. Split es conocida como una ciudad que no acepta a nadie que no sea primero. El segundo no existe.

-Y después de sus tres títulos y el del Partizan (1992), la nada.

-Todo cambió con la guerra. Antes había un sistema que apostaba por el deporte. En mi época coincidió una buena generación con un sistema adecuado para captar y trabajar con jóvenes talentos.

-Se refiere a la antigua Yugoslavia.

-Sí. El socialismo era un sistema que apostaba mucho por el deporte con un modelo determinado. Por eso los deportistas que salimos de Yugoslavia teníamos los mejores recursos para sacar el máximo de nuestro talento. En baloncesto y otos deportes la tecnología con la que trabajábamos era más adelantada que la que encontré en otros países en los que después estuve.

-¿La política como motor del deporte?

-Era un sistema muy bueno identificando talentos y trabajando con ellos. Está claro que había cosas que no eran democráticas, como la imposibilidad de salir del país hasta cierta edad. Por esta razón la liga yugoslava era la mejor de Europa y en cada partido podía haber 10 futuros NBA en la pista.

-Y con la guerra y la separación del país se acabó todo.

-Una vez que Yugoslavia se separa y el sistema socialista cae, con la democracia el sistema deportivo cambia y varió el perfil de deportista. Debo incidir respecto a lo anterior en una cosa. Era un socialismo más liberal y calidad de vida que en otros países del Este. A mí no me faltaba de nada, ni a otros que no jugaban al baloncesto.

-La plata de Croacia en Barcelona 92 significó para ustedes algo más que una medalla, ¿no?

-Más que un éxito en los Juegos, que fue muy bonito, recuerdo que era un momento muy complicado para mi país, por lo que la medalla no fue sólo un logro deportivo, sino que era el éxito de un país nuevo que lo había pasado muy mal hacía poco.

-¿Y ahora cómo ve el presente y futuro de la selección croata?

-El problema no es el talento, sino la gestión de este talento. Eso que antes funcionaba y en los últimos años no. Ahora hay una nueva generación de dirigentes en la Federación más conectada con el baloncesto que con la política y espero que con ellos el baloncesto croata vuelva a lo más alto.

-Sobra calidad, ¿pero no ha faltado en los últimos años un líder en la cancha?

-Sí. Han llegado muchos jóvenes y han salido otros de una generación más veterana y creo que ese líder saldrá en la siguiente competición. Hay dos o tres jugadores con posibilidades, pero deben dar el paso adelante.

-¿Y en el Betis Energía Plus quién será el líder?

-El líder no se designa con una varita. El líder surge por su actitud y su modo de hacer las cosas en la cancha y fuera de ella. Vamos a ver quién toma ese rol porque el grupo es muy nuevo.

-¿Está satisfecho con su plantilla?

-Dentro de nuestras posibilidades económicas y del escaso tiempo que tuvimos, sí.

-Ha dicho que hay mucha gente nueva. ¿Alguno le ha sorprendido?

-No me gusta hablar de nombres propios. Somos y seremos un equipo. Un bloque. Las cosas buenas las haremos todos y las cosas malas, todos también.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios