Sevilla-atlético

El Sevilla se hace mayor (1-0)

  • El credo de Sampaoli mantiene su crecimiento y se impone al Atlético, al que hacía seis años que no se ganaba, con una exhibición física y un control amplio sobre el balón que lo pone en órbita en la parte más alta de la tabla.

Qué difícil es parar, ahora mismo, al Sevilla. Los titubeos del comienzo del curso parecen cada vez más atrás y el crecimiento del equipo, y su solvencia defensiva, se está disparando hasta el punto de controlar a un Atlético al que hacía seis años que no se ganaba, que llegaba como brillante líder y que se marchó del Pizjuán cariacontecido. Golazo de N'Zonzi, ocasiones, toque y toque, pocos apuros atrás y gran adaptación a una lluvia tremenda con un partido muy físico y una apuesta de tres centrales que da toda la libertad a Nasri para que le puedan acompañar Vitolo, Vietto y Vázquez.

Bajo esa triple V forjó el talentoso francés su plan antiAtlético, más un N'Zonzi absolutamente grandioso, gol aparte, que ya es decir. Se basta y se sobra el gigante sevillista en su zona para que haya más elementos que miren hacia delante. Y el Sevilla, así, mira de tú a tú a tres de los pocos equipos que tienen entre sus objetivos ganar la Liga de Campeones.

Sampaoli repitió el esquema de tres centrales, con Mariano y Escudero/Vitolo muy abiertos, y a decir verdad le permitió agobiar el centro del campo colchonero tanto como permitir que Gameiro buscara espacios y espaldas con su punta de velocidad. Atajando el foco, o sea, la creación rival, es cierto que a la ex estrella sevillista le costaba recibir en ventaja, no digamos un Griezmann más retrasado para paliar la inferioridad numérica visitante en la medular.

El Sevilla se empeñó en tocar y tocar hasta llegar. El credo de Sampaoli en toda su extensión, pues sin prisa pero sin pausa se adueñó de la pelota y acumuló acciones rondando a Oblak para intentar plasmar su dominio, su bien la ocasión más clara del primer acto fue visitante, en una falta en la que ve tarjeta N'Zonzi en el círculo central y Gameiro peina cogiendo a la defensa en babia, de forma que Correa recibe solo pero tira fuera. Bastante antes Gameiro probó a Sergio Rico, que repelió su disparo, y casi al principio un error de Franco Vázquez permitió salir en carrera al último ídolo sevillista hasta que lo agarró Rami.

Pelota y pelota, en definitiva, pero poco miedo en un rival, líder nada menos, que expone entre poco y nada y que no termina de perder la tranquilidad defensiva por la que ha apostado claramente. A ello ayuda un poco, sin pasarse, que Martínez Munuera se equivoca de manera pertinaz en buena parte de las acciones de apreciación, esto es, en esas jugadas tan básicas en las que el último en tocar viste de oscuro pero da el balón al Atlético.

Sin perder el balón, el Sevilla le da un giro tremendo al partido en el segundo tiempo. Ya en un solo minuto agobia al Atlético y éste responde con una contra peligrosa. El Sevilla elabora, cada vez mejor, y Nasri la mueve a su antojo hasta finalizar con un disparo suave pero al poste en el 49. Y en el 52 un centro de Mariano lo remata Vitolo para lucimiento de Oblak.

Simeone dice basta y hace su segundo cambio para equilibrar a su equipo. Quita a un atacante (Carrasco) por un medio defensivo (Tiago) sin que el resultado sea precisamente defenvivo. Todo lo contrario, el Atlético aplaca la rebelión sevillista justo los minutos que median hasta el tercer cambio, cuando Torres entra por Gameiro entre la poco razonable pitada de la grada.

Ese cambio no surte efecto, el Atlético pierde la movilidad de Gameiro y no gana nada a cambio, y el Sevilla vuelve a crecer. Si Benito Floro habría escrito un tratado completo sobre la importancia del saque de banda, la presencia de Lillo junto a Sampaoli seguro que ahondaría en esto. Mariano saca, N'Zonzi se saca una pared entre cuatro rivales y arranca con una potencia que pilla con el pie cambiado al rival. Corre que te corre, apretando los dientes, el francés se planta ante Oblak sin ser cazado y la cruza perfecta entre el delirio del mojadísimo público del Pizjuán.

La expulsión de Koke, de manera definitiva, dejó al Sevilla con el camino libre, y sabiendo aguantar además. Incluso, plantendo un partido físico después de la jornada de Champions y aguantando sin cambios (ni siquiera los agotó) hasta el minuto 85 comiéndose cada centímetro de césped.

El Sevilla se hace mayor. Crece sin parar. El credo de Sampaoli lo ha puesto definitivamente en órbita. El triunfo ante el Atlético (quinto en cinco partidos en casa), rompe con los precedentes ante los equipos superiores (las supercopas perdidas ante Real Madrid y Barcelona) y permite al Sevilla proclamarse como el máximo candidato al cuarto puesto de la Liga, a acompañar mientras pueda a los tres a los que nadie parece poder alcanzar. El Sevilla sacó adelante partidos que en circunstancias normales no habría conseguido, falló en otros, pero ahora está lanzado, compite como los gigantes y aunque no le sobra gol va cargadito de eficacia.

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