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Esperando la libreta de Poyet

  • La victoria ante Osasuna otorga oxígeno al técnico para buscar la deseada fiabilidad. Rubén, a debate.

Con el paso de las horas, la digestión de la victoria en Pamplona sirve para clarificar el futuro de Gustavo Poyet, quien tomó oxígeno de cara a fechas venideras, pese a que su libreta continúe con más borrones que luces. Los cambios realizados por el técnico uruguayo apenas alteraron la imagen del equipo verdiblanco, que siguió con esa escasa fiabilidad exhibida hasta el momento, pero sí alimentarán el debate hasta el próximo domingo sobre la figura de Rubén Castro.

El Betis que saltó al césped de El Sadar es el más parecido al que Poyet tenía en su cabeza durante el inicio de la pretemporada, sobre todo por la presencia de un único delantero nato en la alineación. El acomodo del canario a la banda izquierda vino obligado por la efectividad de éste, tanto en los amistosos veraniegos como en el posterior inicio de campaña, aunque ese dibujo no era del todo del gusto del técnico. Eso sí, la ausencia de Rubén Castro ante Osasuna no sirvió para que en el césped se viera un Betis más equilibrado y sí para que la presencia en el área rival fuera menor que la esperada, por más que Sanabria se entonara durante el segundo tiempo.

Ese manejo de sus efectivos que se espera de cualquier técnico será el que se siga examinando de Poyet en los próximos compromisos, con la visita del Espanyol el domingo como primer test. En esa búsqueda del equilibrio que pretende todo entrenador se hace obligado encontrar acomodo a los mejores jugadores para que el crecimiento colectivo sea sostenido y el Betis se coloque en las posiciones para las que fue diseñado en verano.

Mientras el preparador charrúa encuentra la fórmula adecuada, su discurso en la sala de prensa debería generar menos controversia, salvo que su pretensión sea precisamente que se hable más de lo accesorio que de los elementos futbolísticos. A casi ningún profesional le sientan bien las derrotas, pero en el caso de Poyet parece que tampoco las victorias, por más que la del viernes tuviera ese sabor especial que dejan las que se producen en el último instante. El técnico volvió a arremeter contra los aficionados en sus palabras en la sala de prensa, incluso prediciendo el comportamiento de éstos el próximo domingo. Fue la enésima salida de tono del uruguayo, que mientras toca teclas a la búsqueda de un equipo fiable ya ha dejado dardos, además de para los suyos, para la prensa, los árbitros o el propio sistema de competición.

Casi desde el primer día, Poyet ha empezado a ver enemigos alrededor de su labor. Mal aconsejado por los que tiene a su lado -tampoco ayudó el presidente con aquella declaración al comienzo del campeonato en la que habló de una campaña contra el Betis-, el técnico ha ido generando polémicas con sus declaraciones al mismo tiempo que se muestra incapaz de encontrar un once reconocible en el que tengan cabida los mejores. El triunfo en Pamplona no sólo debe servir para alejar al Betis de la zona de descenso, sino para que el entrenador se centre en los asuntos deportivos, los únicos que le atañen directamente y que hasta el momento están dejando más sombras que luces.

El cambio de sistema ante Osasuna tampoco mejoró la consistencia defensiva. La obsesión de Poyet en los días previos pasaba por aumentar la solidez, pero el conjunto rojillo encontró fisuras en el entramado bético. Los desajustes en la presión, las pérdidas de sitio de Pezzella o las desaplicaciones de Piccini permitieron que Osasuna igualase el tanto inicial de Joaquín y que gozase de varias ocasiones más para superarlo.

Los movimientos de piezas desde el banquillo tampoco favorecieron la búsqueda de la victoria, ya que Poyet dio entrada a Álex Alegría y a Rubén Castro con apenas siete minutos por delante, cuando la sensación era que el conjunto local se había quedado sin gasolina mucho tiempo antes. El gol final de Felipe Gutiérrez otorgó la victoria y tres puntos importantes para el casillero bético, pero la lectura desde el banquillo debe fijarse en la corrección de esos defectos que sí aparecieron sobre el césped y que siempre quedan a un lado con un resultado favorable.

El Betis aún debe encontrar su sitio en esta Liga como también Poyet tiene que hallar un once que le permita maximizar las virtudes que existen en la plantilla. La inercia positiva que siempre otorga una victoria debe ser el impulso para comenzar a ver la libreta del entrenador.

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