Villarreal - Betis · La crónica

Dos torpedos al proyecto (2-0)

  • El Betis de Poyet, anodino y sin capacidad de reacción, cae ante un Villarreal que apenas fuerza la máquina.

En el Betis nadie quiso catalogar de final para Gustavo Poyet la visita a El Madrigal, pero las constantes vitales del equipo apenas se sintieron ante un Villarreal que sólo necesitó un breve arreón para asegurarse los puntos. Insignificante, anodino, desubicado, feble... Coloquen el calificativo que deseen para acompañar el partido que el Betis perpetró en Villarreal y en el que dos torpedos dejan otra vez muy tocado el proyecto.

Apostó Poyet por regresar a su idea inicial, esa que manejaba a comienzos de la pretemporada y que pasaba por sentar en el banquillo a Rubén Castro. Esa vuelta a los orígenes que ya realizase en Pamplona en la anterior salida no le sirvió esta vez ante un rival con mayor entidad. El Villarreal, sin demasiados aspavientos, aguantó esa salida ordenada del Betis, que intentaba una presión adelantada, pero que era incapaz de pisar el área de Sergio Asenjo. Los castellonenses, un equipo camaleónico y capaz de detectar qué tipo de partido conviene en cada momento, se fueron adueñando de la situación. Sin inquietarse atrás, Trigueros y Roberto Soriano comenzaron a adquirir importancia en el juego a la espera de esa ocasión que les permitiera poner el duelo totalmente de cara.

Si Musacchio ya había dispuesto de un primer remate en otra acción de estrategia, el 1-0 se originaría con un tremendo disparo de Trigueros al que Adán, salvador en tantos otros encuentros, reaccionó tarde y mal. Si el Betis había hecho acto de presencia en El Madrigal, ahí se perdió el rastro. Este equipo sin alma que dirige Poyet no hizo atisbo de reacción y si no recibió un mayor castigo antes del descanso fue producto del azar, sobre todo en un remate con la derecha de Víctor Ruiz que se fue al larguero en otro lanzamiento a balón parado.

El Betis mantuvo sus problemas en la sala de máquinas. Ese mediocampo de los mejores del campeonato, como aseguró Miguel Torrecilla, quizá se pueda vislumbrar con otras piezas en el mismo, pero ni el doble pivote que conformaron Jonas Martin y Petros, más la ayuda de Felipe Gutiérrez, ofrecieron algo positivo. Sin cualidades para la destrucción ni para la organización, el Betis dejaba pasar los minutos a la espera de que apareciera un milagro.

Ni el paso por los vestuarios cambió la dinámica. Poyet dejó las mismas piezas sobre el césped y el Villarreal ya tomó la ventaja definitiva. De nuevo en un disparo lejano, en el que tampoco Adán estuvo afortunado, Roberto Soriano casi puso el fin al duelo cuando apenas se disputaba el minuto 53.

Sin un sello ni un plan alternativo para hacerle frente a los imprevistos, Poyet realizó tres cambios a la vez, con lo que Rubén Castro, Álex Alegría y Nahuel entraron a un partido al que el Villarreal ya le había rebajado las revoluciones. Por si había alguna duda de las intenciones de Fran Escribá, Jonathan dos Santos sustituyó a Bakambu, con lo que el cuadro local pretendió tener un mayor control de la pelota aunque a cambio de perder profundidad.

Los verdiblancos, con un mínimo de dignidad, al menos estrenaron la estadística de disparos a puerta. Fue en el minuto 70 cuando un débil testarazo de Álex Alegría hizo intervenir a Asenjo, quien apenas pudo celebrar con paradas su regreso a la selección. Rubén Castro, Piccini, Nahuel o el propio Álex Alegría probarían suerte en los siguientes minutos, en los que el Villarreal tampoco aprovechó los espacios al contragolpe para ampliar el marcador.

Cuando se acerca ese tercio de campeonato que siempre aparece en el discurso del director deportivo, el Betis se encuentra metido de lleno en el tren de la zona baja, por más que todavía tenga seis equipos por detrás en la clasificación. La ausencia de un estilo de juego o el ostracismo de jugadores llamados a ocupar un rol principal en cualquier proyecto de este Betis apuntan directamente al entrenador, la primera piedra del proyecto. Sólo se llevan once jornadas disputadas, por lo que todavía el club está a tiempo de darle un volantazo a un equipo que ahora mismo sólo transmite desorientación. Aunque la cuestión es si alguien conoce el camino.

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