Dicen que segundas partes nunca fueron buenas, máxime cuando la primera del binomio resultante no estuvo a la altura de lo esperado. Aplicable cuasi por autonomasia al cine o la literatura, por qué no extrapolar el dicho a aquellos tres corredores que un 5 de abril de hace casi trescientos sesenta y cinco días ya cubrieron a pie el trayecto que separaba su tierra natal -Coria- de su tierra -quién sabe- espiritual: la aldea onubense de El Rocío.

No, puede que esa primera parte del binomio resultante sí estuviera en realidad a la altura de lo esperado. Lo suyo, lo de ellos, no fue como esos experimentos con ratoncitos basados en esa fórmula tan inherente a la condición humana del ensayo y el error. Lo suyo, lo de ellos, no fue una prueba sino un fin en si mismo, una certeza, una realidad: 58 kilómetros a pie desde la plaza de la Virgen del Rocío en Coria hasta los pies de la Blanca Paloma, la madre de todos los peregrinos al suroeste de Sierra Morena: la Virgen del Rocío en Huelva [aunque la meta real esté ubicada frente a la Casa Hermandad de Coria en la aldea almonteña].

Pedro Mesa Garrido, Sebastián Romero Blanco y Eduardo Agüera Vidal, acompañados de los ciclistas Francisco Sosa Cardo, J. Maria Perejón Santos y Manuel Solano López. Son seis nombres, pero [que no se enfaden los segundos tres, los que iban sobre ruedas] 'sólo' tres valientes. ¿Sus dorsales? Quizás es lo de menos.

Como en aquella película en la que un tal Forrest Gump partía solo [de soledad] con sus nuevas zapatillas a patearse el mundo porque sí [porque no se precisan razones para todo, porque el porqué de las cosas no debe fundamentarse en eso del medio para la consecución de un fin] y acababa su trayecto [también porque sí] con una troupe de un centenar de fieles seguidores, cuarenta y siete nuevos valientes van a sumarse a la causa -¡ojo!- sin ánimo de lucro de Mesa Garrido, Romero Blanco y Agüera Vidal.

No, no habrá premios para los ganadores. Tan sólo se repartirá a cada participante que llegue e la meta una bolsa con una medalla de la Hermandad del Rocío de Coria, una camiseta técnica y un diploma personalizado. Y no habrá premio alguno en metálico no por el hecho del carácter no competitivo de este fin-certeza-realidad llamado II Travesía Coria-El Rocío organizado por el Club Atletismo Coria y que discurrirá por el camino que año tras año toman las carretas de la Hermandad del Rocio de Coria en su peregrinar a la susodicha aldea almonteña, sino por el sinsentido que fuere el hecho de la gratificación material para un acto de carácter cuasi espiritual. Y -ojo, una vez más- poco importa para ese carácter cuasi espiritual la condición de ese ser humano en concreto: su religiosidad, su laicismo o su agnosticismo, por sólo citar tres posibles condiciones aplicables a ese ser humano.

Cincuenta hombres y un destino: llegar, que no ser el primero. Y sólo por dentro la procesión, religiosamente laica o laicamente religiosa, agnóstica si acaso, pero procesión a fin de cuenta. Peregrinación, mejor. Poco importa que un peregrino suela entenderse como aquel viajero que visita algún lugar sagrado, y casi siempre lo haga por algún motivo de carácter religioso. Cámbiese peregrino por atleta-corredor, religioso por aquel motivo que cada cual elija como su porqué para este fin [o medio, todo al gusto del consumidor] y, por qué no, dejemos como sagrado ese lugar que el viajero [atleta-corredor] visita para su motivo particular.

¿La salida de ese peregrinar? El día 21 de Marzo del 2009 a las 7:00 horas desde la Plaza Nuestra Señora Del Rocío de Coria, junto a la Cafetería “Oli”, pa' más señas si cabe. ¿La meta? La susodicha: La Casa Hermandad de Coria en El Rocío. ¿Duración? La que cada cual precise. Si el peregrinar de los corianos a la aldea almonteña a finales de mayo-principios de junio de cada año suele realizarse en cuatro jornadas, estos [por qué no decirse] cincuenta valientes lo harán en tan sólo una. Por tanto, que todo se haga sin prisa pero sin pausa [o viceversa, como se prefiera]. Llegar, a pesar de... las agujetas, el cansancio, la sed, el hambre [...]. Y al final, cada cual con el fin de su penitencia. Y recuerden [valientes] el refranero castizo, tan sabio como contradictorio en sus múltiples matices, que tan bien podrá veniros al uso: A quien madruga, Dios [Alá, Buda] le ayuda... pero No por mucho madrugar, amanece más temprano... ; a la corta o a la larga, el tiempo todo lo alcanza; al mal tiempo, buena cara [esto para el caso que llueva] o al que tiempo toma, tiempo le sobra.

Suerte, despacio y, por supuesto, con 'buena letra'.

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II Travesía Coria-El Rocío. 21 de Marzo del 2009 a las 07:00 horas. Recorrido: Plaza Ntra. Sra. Del Rocío, Puñanilla, San Diego, La Juliana, Lópaz, Pinares de Aznalcázar, Vado del Quema, Villamanrique, Hato Blanco, Palacios, Raya real, Puente del Ajolí y Casa de la Hermandad de Coria. Para más información: http://travesiacoriarocio.blogspot.com