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¿Los estertores del loperismo?

  • Abrigado por 50 propios infiltrados y por 10 consejeros con él sobre la tarima, Lopera volvió a lesionar la imagen del Betis · El balance deportivo, económico e institucional resultó de nuevo nefasto

El estilo Lopera resurgió con brusquedad el penúltimo día del año que recién se fue con motivo de la junta de accionistas de la sociedad. El mandamás volvió a hacer uso de sus acostumbradas malas artes y reventó la segunda parte de la asamblea, una vez que su consejo de administración no había convencido a nadie con las explicaciones de una gestión nefasta.

Si en el apartado económico hubo ejemplos como compararse al Milan, etc. que despertaron la hilaridad de los presentes, en el deportivo la mesa obvió dar explicaciones sobre el descenso a Segunda. Con todo, lo peor fue el ambiente. Lopera, con una sola intervención, calentó a la sala y, nuevamente, una cincuentena de invitados se encargó de que ningún bético pudiese ejercer de manera democrática su derecho a la palabra.

La vergüenza se apoderó del Betis, una vez más, y los máximos responsables de las plataformas opositoras quisieron ayer, con la perspectiva de los días, hacer balance de una nueva fecha luctuosa en el sin par calendario verdiblanco.

Miguel Cuéllar, presidente de la Fundación Heliópolis, repetía el mensaje que ofreció al abandonar la sala el día 30. "Reitero que fue la junta de la realidad virtual. Lopera ha enloquecido totalmente y se fabrica una realidad ajena a lo que realmente ocurre. No se habló nada del descenso y literalmente se dijo que los béticos no tienen que preocuparse porque sus ratios están por encima de los mejores clubes de Europa. Eso es una desfachatez. Y, en lo social, el Betis está podrido en sus entrañas, sólo le queda la afición", indica el jurista.

"En el aspecto social, nuevamente el señor Lopera impidió que los béticos le solicitáramos que rindiera cuentas de su gestión, lo normal en cualquier sociedad. De la cuestión deportiva, de fútbol, no se dijo ni que el equipo está en Segunda y creo que habría que explicar por qué. Aquello fue como si no hubiera bajado", explica Adolfo Cuéllar, hermano del anterior y presidente de la Liga de Juristas.

"Respecto a las cuentas, el balance es bastante nefasto y no como dijo Ángel Martín, que había que alegrarse porque el Betis está al nivel de las mejores sociedades deportivas de Europa", añade el jurista, molesto por las formas empleadas: "Lo que se pretendía era preguntar de forma razonable, pero metió a cincuenta individuos a berrear y la tensión subió. Había gente con cara de odio, incluso tres o cuatro mujeres gritando que había que poner el dinero. Fue todo irracional, querer convertir aquello en una pelea barriobajera cuando no es así. Curiosamente, Rufino, con el que no he hablado en mi vida, me dio un abrazo al acabar. Son cosas esquizofrénicas, ya que todos luego iban largando de Lopera todos y criticándolo".

"La situación económica es mala, pero peor es la deportiva y aún peor la institucional", apostilla Adolfo Cuéllar.

Camilo Puerto, de Por Nuestro Betis, es muy conciso. "La imagen que dio es que tiene miedo a escuchar la verdad, de ahí que metiera una vez más gente ajena para que los accionistas, los verdaderos dueños, no pudieran hablar el único día en el que se le puede ver, porque como no va al campo... El resto fue un maquillaje, con artificios contables, gracias a la entrada de un nuevo plan, de un presupuesto vergonzoso, con 76.000 euros por partido en taquilla cuando reconocen en la radio que sólo hacen 1.500, o los 300.000 euros presupuestados por la Copa del Rey. Fue un desastre institucional en todos los sentidos", explica.

Emilio Soto, portavoz de Béticos por el Villamarín, lo tiene claro. "Quiso maquillar unos resultados económicos que son patéticos. En los dos últimos años, el Betis ha perdido 30 millones de euros y teniendo en cuenta que el siguiente balance es de un club en Segunda, las perspectivas de futuro son horrorosas. La ruina es aplastante. ¿Cómo se pueden presupuestar 300.000 euros en la Copa del Rey?", se pregunta.

"Si este hombre fuese medianamente inteligente, nos dejaría hablar, luego votaría en contra y nos dejaría hechos polvo, pero eso es si fuera inteligente, claro. Si algo define a la junta es la palabra estupidez y sólo espero que en la del año que viene este individuo ya no esté", añade Soto, manifestando el sentir general de que el loperismo esté ya en vías de extinción.

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