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Diez años después de un platillo volante inconcluso

  • El estadio de Heliópolis, igual que el 1 de enero de 2000

Una de las grandes mentiras de Manuel Ruiz de Lopera, quizá la mayor de todas, cumplió el pasado 1 de enero diez años de vida. Se trata del "platillo volante" de La Palmera, como él mismo lo bautizó aunque oficialmente le pusiera su nombre. Porque ya lleva esa década completa en el mismo estado de construcción que cuando Carlos Amigo Vallejo, a la sazón arzobispo de Sevilla, lo bendijo con su hisopo en loor de multitud, con 20.000 béticos pasando frío en un día tan especial y ya anochecido.

Desde ese primer envite de 2000, ha achacado la inconclusión del estadio a los litigios y conflictos con las constructoras, Dragados y Agromán; con el arquitecto de la en su día magnífica e innovadora obra, Antonio González Cordón; con Hacienda... Hasta que se quedó sin más enemigos a quien culpar y la tomó con Hugo Galera y la creciente oposición a una gestión más nefasta día a día y que hoy incluso está siendo severamente investigada por el Juzgado de Instrucción Número 6 de Sevilla.

"Todavía falta mucho para terminar la obra y hasta que no la vea concluida no podré estar tranquilo del todo", fue la premonición, sin pretenderlo, del propio González Cordón cuando todo eran felicidad y parabienes.

Amén del arzobispo hispalense, la primera autoridad de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves; el delegado del Gobierno, José Torres Hurtado; el alcalde de Sevilla, Alfredo Sánchez Monteseirín; y su predecesora en el cargo, Soledad Becerril, asistieron a la fiesta de fuegos artificiales y demás parafernalia que se montó en la zona más noble del medio estadio casi construido, la grada de Fondo, en la avenida de La Palmera.

La plantilla verdiblanca al completo con su entrenador, Carlos Timoteo Griguol, a la cabeza, también asistió al evento junto a numerosas personalidades del mundo bético. El equipo verdiblanco, por cierto, dio ese año con sus huesos en Segunda División.

"Me he acordado mucho de mi padre, con quien venía todos los domingos a ver el Betis. Esta obra en parte se le debe a él, que hizo que yo fuera bético desde chiquitito", expresó un eufórico Lopera, que añadió: "Este estadio es para jugar la Copa de Europa y voy a hacer un equipo que nos dé muchas alegrías a todos los béticos. Se han llevado toda la vida hablando de la caja de herramientas y ahora ven lo que ha sido capaz de hacer todo el beticismo, que me ha llevado en volandillas para hacer una obra como ésta, y nadie nos va a quitar esta ilusión".

"Dragados ha terminado su parte, la que tenía firmada con nosotros, y ahora hay que decidir qué constructora será la que abordará la segunda fase. Estamos muy contentos con Dragados, pero hay muchas empresas que quieren trabajar con el Betis, porque saben cómo es este club. Habrá que examinar con atención todas las propuestas existentes para levantar el Gol Sur, la Preferencia y la cubierta del estadio", espetó Lopera, quien desmintió que existieran problemas con Dragados y no descartó que fuese la elegida para terminar su gran sueño. Un proyecto hoy absolutamente aparcado, obsoleto y sin visos de finalización. Una mentira. Quizá la gran mentira de Lopera.

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