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El oxígeno sólo le dio para 55 minutos

  • El Betis presionó muy arriba y llegó con peligro mientras tuvo aire · Rubén Castro y Jorge Molina merecieron mejor premio

El Betis de Pepe Mel cumplió su palabra -al menos la que esbozó el técnico en la previa- y presentó sus credenciales en el Camp Nou ante un Barcelona que sólo se dejó en la caseta a Abidal y Víctor Valdés, casi dos secundarios al lado de lo que coloca en el césped en cada partido Pep Guardiola. El Betis salió de la única manera que sabe, presionando arriba e intentando jugar el balón desde atrás y mientras tuvo oxígeno la mayúscula sorpresa sobrevoló las mentes de la afición bética.

Hasta ocho ocasiones de gol contabilizó el cuadro verdiblanco que, sobre todo por medio de Rubén Castro, mereció marcharse de Barcelona con al menos uno en su casillero. La presión asfixiante que comenzaba en los puntas permitió mantener el balón lejos de Casto y el meta también solventó con acierto su trabajo en esos primeros 55 minutos. Luego, llegaría la exhibición de Messi.

Defensa

Como hace el Betis de Mel en sus mejores días, la defensa comenzó con la presión realizada por los delanteros a la salida de pelota de Piqué, seguía con Iriney y Beñat poniendo el aliento en el cogote de Xavi o Iniesta, y terminaba con una defensa adelantada y muy atenta a las diagonales azulgrana. Cuando algún eslabón fallaba, Casto resolvía su trabajo. Así fue hasta el último minuto del primer tiempo, cuando el Barcelona desniveló el choque en un contragolpe y tras un resbalón de Salva Sevilla. Luego, acabaría de romperlo en un error de Juande en la salida del balón y también con un permisivo asistente en una arrancada de Messi.

Ataque

El equipo verdiblanco no se metió atrás, lo que le permitió salir con peligro al contragolpe, al recuperar la pelota en zonas muy adelantadas. Los toques de Beñat y Salva Sevilla, la fuerza de Israel y, sobre todo, las combinaciones entre Jorge Molina y Rubén Castro permitieron que el Betis sumara hasta media docena de ocasiones en el primer tiempo. Un remate de cabeza del alicantino que despejó con apuros Pinto y un tremendo disparo del canario desde la frontal que repelió el larguero bien merecieron un premio mayor. Tras el descanso, más de lo mismo y el canario de nuevo rozó el gol hasta que el Betis se quedó sin fuerzas.

virtudes

El atrevido planteamiento, el querer jugar de tú a tú y lograrlo durante una hora ante un Barcelona que no reservó nada.

talón de aquiles

Alguna pérdida absurda, el bajón físico y ese bajar los brazos en diez minutos que costaron la goleada.

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