"La España de hoy se parece a la Alemania de hace una década: tiene un sistema laboral rígido, uno de pensiones insostenible, una administración pública pesada y con duplicidades, una sanidad costosa, unas prestaciones sociales poco eficientes, unas empresas en clara pérdida de competitividad...". Así lo describió ayer el embajador de Alemania en España, Reinhard Silberberg, que aseguró que la receta para salir de la crisis es la que ellos ya pusieron en práctica: "Austeridad en todo menos en educación e innovación, donde no sólo no hicimos recortes, sino que inyectamos más dinero". El diplomático admitió que las cosas en España serán más complicadas por los brutales niveles de paro, la crisis financiera y el acoso de los mercados.

"Alemania tuvo que esperar dos años para ver los primeros resultados de su reforma educativa, laboral, sanitaria o de pensiones; España ya ha emprendido el camino y, aunque se trata de una medicina amarga, podrá apreciar las mejoras a partir de 2014", algo en lo que Silberberg coincide con el Gobierno de Rajoy. Sin embargo, Andalucía tardará más, dijo, por las altas tasas de paro. "La economía volverá a crecer, pero a ritmo moderado, aunque los efectos en el desempleo no se verán hasta más tarde", reconoció. Aun así, el embajador es optimista, ya que España tiene "un gran potencial en turismo, agroindustria y tecnologías avanzadas".

Ante un auditorio de empresarios y representantes institucionales que lo acompañó en la inaguración del ciclo Punto de Encuentro Exterior, organizado por la Fundación Antares y la Fundación Cajasol, Silberberg insistió en que Alemania hace lo que está en su mano para sacar a Europa del atolladero y rechazó tanto las versiones que definen al país como a un Mesías Salvador como las que lo tildan de tirano. "Alemania contribuye con la mayor aportación a los fondos de rescate (FEEF y MEDE) y no reclama contrapartidas, sólo que los socios europeos tomen medidas para que no se repita la crisis", indicó.

Así, se mostró molesto por el trato que, en algunos países, se da a la canciller. "Llamar a Angela Merkel, Angela Hitler, o abundar en la teoría de la conspiración y de que vendrá un IV Reich no contribuye a crear confianza para salir de la crisis", sentenció. "Ni Alemania ni Merkel son la causa de la burbuja inmobiliaria española ni de que explotara", subrayó. Dijo entender que los afectados por las políticas de austeridad se rebelen, pero afirmó que "nosotros no fuimos los que provocamos la crisis ni somos ahora los responsables de los sacrificios".

Silberberg mandó, además, otro recado al Gobierno español. Sugirió que deje a un lado las "presiones" sobre el Banco Central Europeo (BCE) para que adopte compromisos concretos -como rebajar la prima de riesgo a 200 puntos- si el país pide finalmente el rescate. "Es inútil gastar tanta energía en debates que eluden las reglas establecidas y golpean la confianza, como los que hacen referencia a si habrá un rescate blando o virtual o si se desviará a la compra de deuda parte de los fondos de la ayuda al sistema bancario", señaló.

Con respecto a la reducción del volumen de la administración pública, el alemán dijo claramente que había que eliminar ayuntamientos y que, "estos temas tan difíciles y delicados", el Gobierno debería abordarlos ya y no esperar al año que viene porque "la legislatura pasa volando".