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Microalgas para reciclar el agua de las almazaras

  • Dos empresas andaluzas desarrollan un sistema ecológico y barato para depurar aguas procedentes del lavado de aceitunas

Para lavar 100 kilos de aceitunas se necesitan en torno a 50 litros de agua, un enorme volumen de líquido que acumula residuos contaminantes que deben ser tratados para no dañar al medio ambiente. Éste es el problema con el que se encuentran los productores de aceitunas. Hasta ahora, las almazaras o bien tenían que construir una balsa donde depositar el agua, esperar a que se evaporara en verano y transportar los residuos sólidos del fondo hasta un vertedero; o bien apostaban por procesos físico-químicos para la depuración. Sin embargo, ahora existe la posibilidad de apoyarse en un sistema biotecnológico que se basa en microorganismos que ya existen en la naturaleza. En concreto, se trata de microalgas que no sólo logran descontaminar el líquido residual, sino que también reducen el consumo del agua potable que se usa en el lavado de aceitunas hasta en un 90%.

Detrás de esta iniciativa están dos empresas andaluzas, la granadina Biot y la malagueña Bioazul, en el marco de un proyecto de investigación europeo, Algatec, en el que también participan otras dos firmas de Alemania e Italia. "Se trata de un sistema innovador, sostenible y barato", indica Agustín Lasserrot, responsable técnico del proyecto y director de I+D de Biot. La invención se basa en un conjunto de tubos que dejan pasar la luz solar y en los que se desarrollan las microalgas que se encargan de destruir, posteriormente, los contaminantes de las aguas residuales procedentes de la producción de aceite de oliva. "El agua que entra está sucia y es de color chocolate y, al cabo de un tiempo, se transforma en verde y ya tiene calidad de vertido, con lo que se puede devolver a la naturaleza, usar para regar o para cualquier otra finalidad", explica Lasserrot.

La tecnología ha sido probada con buenos resultados en una planta piloto instalada en una almazara de Puente Genil (Córdoba). "Las ventajas del sistema son múltiples: ocupa poco espacio, resuelve un problema ambiental y ofrece una imagen ecológica, elimina las balsas de evaporación -con sus desagradables olores e insectos-, y requiere de una inversión razonable frente a la construcción de una balsa y el coste adicional de alquilar camiones para trasladar los residuos sólidos al vertedero", ensalza el director técnico del proyecto Algatec. Así, la instalación es muy simple y está compuesta por los tubos, las motobombas, que hacen que el agua recircule, y las microalgas. En estos momentos, los promotores de la iniciativa están trabajando en optimizar el material del sistema, por ejemplo, usando metacrilato que es más barato, con el objetivo de abaratar los costes. "La industria está sufriendo el azote de la crisis y lo que no queremos es que tengan que asumir una inversión inviable", añade. Tras tres años de investigación, la idea es que el sistema se pueda comercializar en 2014. Biot se encargará tanto de la venta de la infraestructura como del suministro de microalgas, que con "una o dos veces en toda la campaña será más que suficiente".

La idea de las cuatro empresas que trabajan en este proyecto europeo es comercializar el sistema biotecnológico en los países productores de aceite del Arco Mediterráneo. Las dos firmas andaluzas son las que están liderando Algatec: Biot se encarga de la parte biológica y asume la responsabilidad técnica de la iniciativa, y Bioazul desarrolla los sistemas de filtración y coordina a todos los socios. Por su parte, la empresa italiana se dedica al marketing y la comercialización del producto, mientras que la alemana se centra en los automatismos de control.

Biot es una joven empresa nacida en el seno de la Universidad de Granada en 2007, mientras que Bioazul ya cuenta con más de 15 años de trayectoria a sus espaldas.

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