DERBI Betis y Sevilla ya velan armas para el derbi

Antonio Férez, director de Andalucía Occidental de Banco Popular

"Alentamos proyectos viables, la banca no está cerrada"

  • El veterano ejecutivo, con más de 40 años en la entidad, habla desde la experiencia de la situación del sector y de la singularidad de una marca que apuesta por pymes y autónomos .

-El presidente del Banco Popular, Ángel Ron, dijo que había que regresar al negocio básico. ¿A qué se refería?

-A que la banca que nunca desaparecerá será la tradicional, la de prestar y tomar, que es la que siempre debe hacerse, sin operaciones con volúmenes que no son habituales ni sostenibles.

-Durante los test de estrés, Oliver Wyman situó al Popular, que siempre había tenido una trayectoria modélica de solvencia, entre los malos de la clase.

-Tiene una explicación. Siempre hemos sido un banco de pymes, comercios y autónomos. La banca de empresas aporta el 83,6% de nuestro margen ordinario y es responsable del 69,4% de los activos totales medios. El elemento con más peso a nivel de margen ordinario es el de pymes, su aportación es del 56,1%. Oliver Wyman aplicó una profecía extrema que sólo podía cumplirse en un 1% de los casos, como se demostró con el tiempo. Pero el panorama que planteaba sobre el principal tronco de nuestro negocio, pymes y autónomos, era tan apocalíptico que nos obligó a hacer la atrevida operación de conseguir 2.500 millones de euros, un gran esfuerzo que se pudo arreglar en un fin de semana porque en el consejo de administración se sentaba gente que se jugaba su dinero.

-¿Qué opina de las reformas que se plantean a la ley hipotecaria?

-No digo que no necesite un retoque, pero esta ley no ha generado los problemas. El problema es el drama del desempleo.

-Que lleva a los desahucios.

-El Banco Popular ni ejecuta ni ha ejecutado desahucios forzosos, no es nuestro modus operandi. Existe una unidad en nuestra demarcación regional compuesta por un potente equipo que analiza cada caso individualmente. Nuestras tomas de posesión son negociadas y tranquilas. Además, no todas estas viviendas son primeras viviendas, hay muchas segundas residencias que el propietario entrega, hay otras que quedaron atrapadas en un proceso especulativo... Pero insisto, en ningún caso el Popular ha sacado a ninguna familia de su casa.

-¿Qué justificación tienen cláusulas como las de suelo?

-Esta cláusula, que no es impuesta, sino pactada, se encuentra dentro del precio de la hipoteca. El cliente siempre ha tenido la oportunidad, en los años en que había una banca muy agresiva, de cambiar su hipoteca de banco. Pero en periodos dilatados de contrato, de hasta 40 años, un cláusula que en ningún caso superaba el 4% no se puede considerar abusiva. Si no la tuviéramos -ahora que el Euríbor se puede decir, virtualmente, que no existe- la banca no tendría margen suficiente para operar.

-Ya, pero ahora ningún banco se queda con ninguna hipoteca.

-Quizá no tanto en el mercado hipotecario, pero el perfil del cliente ha cambiado. Antes nadie se te iba por un 0,25 o un 0,50; ahora, sí. Hay un clientela que da vueltas al sistema buscando las mejores ofertas. La fidelidad no es que no exista, pero no es la de antes. En cualquier caso, de nosotros siempre se ha dicho que somos más un banco de clientes que de productos.

-La morosidad en Andalucía será un quebradero de cabeza.

-El Popular no tiene un especial problema de morosidad con Andalucía, estamos con los índices algo más bajos que el resto del sector, un 9,9%, sin negar que es muy alta, pero también es cierto que se ha acabado la morosidad de las promociones grandes y ya se han terminado los grandes sustos. Ahora la morosidad viene de los pequeños, una vez más el drama del empleo, pero en grandes cifras esto es más controlable que lo que hemos pasado.

-Las pymes necesitan oxígeno. La pregunta del millón: ¿no dan dinero los bancos o no se pide?

-Tenemos 6.700 millones en líneas de crédito para pymes y autónomos y durante el primer trimestre del año ya se han formalizado 1.724 millones en nuevas operaciones de préstamo. Es un 7,6% más que en el mismo periodo del año anterior. El renting con pymes lo hemos aumentado un 29,5%. La banca no está cerrada, lo garantizo. Tenemos que invertir porque ahí está nuestro margen de explotación. Todo proyecto más o menos viable lo estamos alentando porque queremos crecer con salidas propias y esas salidas están con los pymes y los autónomos. Algunas cajas, por ejemplo, jugaban muy encorsetadas en sus márgenes, que dependían mucho de las hipotecas; nosotros tenemos casi un 80% de nuestros márgenes brutos en inversión en pymes. Son riesgos más diversificados, se firman acuerdos con emprendedores que apuestan por franquicias, que tienen un factor de garantía más elevado, y, al mismo tiempo, se apuesta por emprendedores con proyectos atractivos.

-Pensemos que, en mitad de toda esta tormenta, a uno le da por invertir. Lo que pasa es que cualquier producto aparece como un campo de minas.

-Si es temeroso, ahí sigue el mercado de renta fija, pero la rentabilidad del dinero no es muy alta. Ahora tenemos una Bolsa muy barata y le puedo decir, barriendo para casa y por ser más concreto, que las acciones del Popular a la mitad de su valor contable en libros. Nunca ha sucedido esto. Sin duda, aumentará el valor de las acciones, una inversión sin apenas riesgo.

-Ustedes no han estado en el epicentro del escándalo de las preferentes. Pero han vendido preferentes, como todos.

-Es que las preferentes siempre han existido y siempre ha habido un perfil de clientes para ellas. En marzo de 2012, el Popular contaba con 1.128 millones de participaciones preferentes en manos de inversores minoristas y, al mes siguiente se llevó a cabo el que fue calificado por los medios de comunicación como el mejor canje de participaciones preferentes por bonos convertibles en acciones de todo el sistema financiero español. Nos esforzamos para que los inversores pudieran beneficiarse de una recompra al 100% del valor de sus participaciones preferentes, de forma que no perdieran ningún valor en sus activos, ofrecerles liquidez, de manera que en dos ocasiones al año pudieran transformar esos activos en acciones y venderlas en el mercado y una alta rentabilidad en los nuevos bonos, para que no hubiera menoscabo en el tipo de interés que iban a seguir percibiendo. El 98,3% de los tenedores de estas participaciones acudieron a la recompra.

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