El Instituto Andaluz de Tecnología (IAT) tiene claras las líneas maestras que marcarán su futuro inmediato. Tras solventar airosamente los años de crisis que la economía española lleva a sus espaldas -entre 2008 y 2013 ha incrementado su patrimonio en seis millones de euros-, entra con paso firme en 2014, ejercicio en el que celebra su 25 aniversario, con la idea de reorganizar su estructura corporativa y ahondar en su crecimiento exterior.

El IAT saldrá a lo largo de este año de los centros tecnológicos en los que tiene presencia, mientras que mantendrá su apuesta por las spin off -empresas de base tecnológica- en las que tiene parte del capital. Tal y como hizo el año pasado con Surgenia -centro especializado en diseño- y Andaltec -en plástico-, el IAT planea su salida del resto de los centros en los que es patrono. Los primeros serán Citoliva -especializado en el olivar y el aceite-, Habitec -en la construcción sostenible- y Andalucía Lab -en el turismo-, aunque la intención es abandonar también los otros dos: Citic -en las TIC- y CTAP -en la piedra-.

"Nuestra participación en los centros tecnológicos era temporal con el objetivo de ayudar a su lanzamiento, pero ya no tiene sentido que sigamos ahí", expresa el director general del IAT, Miguel Ángel Luque. En su día, el organismo invirtió unos 16.000 euros por institución, participación mínima necesaria para formar parte de su patronato. "Nos vamos sin ninguna ganancia, nosotros lo vemos como si hubiese sido una donación, puesto que se trata de fundaciones y nuestra inversión no tenía ningún fin lucrativo", explica.

Sin embargo, lo que sí mantendrá es su participación en otras empresas, actualmente cuatro, a las que no descarta sumar nuevas en el medio plazo. En Citagro, entidad privada cuyo objeto es la consultoría técnica y prestación de servicios para el sector agroalimentario en temas de I+D+i, el IAT cuenta con el 95% del capital, mientras que el 5% restante es de Unicaja. Flying Together, firma de servicio y formación para el sector aeronáutico, se la reparte al 50% con Aenor. En Torrot Electric Europa, empresa cuya principal meta es el desarrollo de la primera moto eléctrica española, cuenta con un 30% de las acciones, mientras que el resto está en manos de otros centros tecnológicos y de empresas catalanas (Torrot y Xpa). Y, por último, el organismo controla al 100% IAT Internacional, la empresa matriz de sus delegaciones fuera del país.

Por ahora, el centro tecnológico más longevo de Andalucía -nació en 1989- sólo cuenta con una delegación en el exterior, concretamente, en Guadalajara (México), a la que en breve acompañará la de Antofagasta, en Chile, que se inaugurará el próximo mes de marzo. En ella trabajarán dos personas y absorberá una inversión de 200.000 euros en dos años. "Chile reúne unas condiciones inmejorables, tiene seguridad jurídica y ciudadana, y nosotros podemos aportar mucho porque somos expertos en estrategias de innovación regional", explica Luque.

En Latinoamérica, el IAT ya lleva a cabo muchos proyectos que gestiona desde España o desde México, pero el director general del centro asegura que la idea es implantarse con oficina propia en otros tres países a los que ven con grandes expectativas. Y es que si logran trabajos con un horizonte temporal superior a los dos o tres años, podrían aterrizar más pronto que tarde en Ecuador, Uruguay y Argentina.

En el continente africano, el centro tecnológico tiene planes de expansión inmediatos. De hecho, durante el primer semestre de este año, sus profesionales realizarán un análisis del mercado sudafricano para valorar la apertura de una delegación en Ciudad del Cabo. El IAT entraría en este país junto con Ctaer, centro especializado en energías renovables, gracias a una alianza estratégica para aprovechar el impulso que se le está dando a las centrales solares. En los países del norte de África, como Marruecos o Argelia, el organismo ya desarrolla proyectos ligados al turismo, la agricultura, el transporte o la logística, pero siempre gestionados desde Andalucía.

La apuesta exterior del IAT se traduce en que un tercio de sus ingresos -9,5 millones de euros de facturación global a cierre de 2013- ya procede de fuera.