Salir de la facultad y tener garantizado un contrato de trabajo es algo impensable para muchísimos jóvenes en España. El páramo laboral actual lleva a gran parte de ellos a coger la maleta, a aceptar empleos por debajo de su cualificación o, directamente, a engrosar las listas del paro. Hacer prácticas en empresas es la fórmula que muchos eligen para ganar experiencia y completar el currículum mientras llega la ansiada entrevista de trabajo. Antes de la crisis, pasar como becario por una compañía, daba ciertas papeletas para que el aspirante se quedara, pero ya hace muchos años en los que legiones de jóvenes entran y salen sin ningún contrato que llevarse a la boca.

En este escenario, una iniciativa de Cobre Las Cruces premia la trayectoria de los alumnos que han realizado prácticas con la contratación del mejor de ellos por el periodo de un año. Así, aquellos universitarios con interés en la industria y, especialmente, en el área de la hidrometalurgia tienen en CLC EXperience -nombre con el que se ha bautizado al programa- una puerta abierta al mercado laboral. En su primera edición han participado 17 jóvenes, entre los que la estudiante de Ingeniería Química Rocío de la Rosa ha resultado ganadora. Con 28 años, una nota media superior al seis, alto dominio del inglés y a un paso de terminar la carrera -le quedan cinco asignaturas y el proyecto-, esta gaditana -de Arcos de la Frontera- afincada en Sevilla se ha llevado el gato al agua gracias a un proyecto que el director de Recursos Humanos de la empresa, Juan Román, califica como "muy relevante para la mejora de nuestros procesos al tener un alto componente tecnológico e innovador".

Un jurado interno, compuesto por gente joven que también entró de prácticas en la empresa, hizo la primera criba. De los 17 aspirantes quedaron cinco. Y, después, éstos tuvieron que presentar su proyecto ante el Comité de Dirección -ocho directivos, el director general y el CEO de la empresa- y demostrar sus habilidades comunicativas, más allá de las técnicas. Lo que más ha pesado en el fallo final es que el proyecto desarrollado por los chicos durante las prácticas fuera "útil para la empresa, palpable, concreto", y que propusiera "alguna mejora para los procesos y la planta", resume Román. Asimismo, el expediente, el nivel de idiomas y la involucración con la cultura de la empresa también sumaban puntos. "Con esta iniciativa queremos trasladar el mensaje de que a la gente joven hay que escucharla porque tiene ideas y aporta cosas nuevas y mejoras rentables", asegura Román.

Rocío de la Rosa desarrolló el proyecto ganador durante sus seis meses de prácticas que discurrieron entre junio y diciembre del año pasado. "Es poco tiempo, pero se aprovecha al máximo con la ayuda de un supervisor que te guía en todo momento", indica. Su destino fue el departamento de Operaciones, donde ideó un proceso de filtrado a presión que permitía aumentar el rendimiento de determinada maquinaria en un 20%, así como ahorrar en el transporte de material y mejorar, por ende, el funcionamiento de la mina y la planta. El proceso ya se encuentra, a día de hoy, implementado en la empresa. El resto de proyectos finalistas también se quedan en Cobre Las Cruces. "Es una cantera magnífica para futuras necesidades", añade Román.

De la Rosa ya disfruta de su contrato de un año en el grupo -desde el 20 de abril-, en esta ocasión, dentro del departamento de Tecnología e Innovación. Ahora trabaja en un proyecto a nivel europeo en el que se busca un nuevo método de extracción de metales empleando la biotecnología. "Queremos desarrollar una tecnología más limpia y eficiente; es un estudio muy bonito", dice. De cara al futuro, cruza los dedos por seguir trabajando en Cobre Las Cruces y tiene claro que se especializará en hidrometalurgia. "Ha sido una experiencia estupenda", concluye.