37 días después de dar la orden de prohibir volar a los A400M finalizados en la planta de montaje de Sevilla, el Ministerio de Defensa levantó ayer la suspensión cautelar que impuso a estos aviones militares a raíz del accidente ocurrido en las inmediaciones del aeropuerto hispalense y que dejó cuatro fallecidos y dos heridos graves. Según el Ministerio, "esta medida es compatible con el trabajo de la comisión de investigación para esclarecer definitivamente las causas del siniestro". Con este esperado paso, el fabricante Airbus podrá, por fin, reanudar los vuelos industriales de los aparatos de producción y, lo más importante, desatascar las entregas a los países clientes.

Defensa informó ayer de que la decisión se formalizó con la firma de la directiva correspondiente por parte de la Dirección General de Armamento y Material (DGAM), autoridad de la que dependen los certificados de aeronavegabilidad de los aviones de producción que están en la FAL sevillana (planta de ensamblaje final). Con ello, se completó el proceso iniciado justo una semana antes, el 11 de junio, con la autorización del vuelo a los prototipos de esta aeronave -son tres- por parte del Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA).

Un día antes de tomar esta medida, el secretario de Estado de Defensa, Pedro Argüelles, había indicado en el salón aeroespacial de Le Bourget (París) que estaban haciendo "todo lo posible para acelerar el proceso", pero que no iba a tomar "atajos, ni a hacer dejadez" de su responsabilidad, porque "de nosotros depende la vida de las personas y que el programa recupere cuanto antes la credibilidad internacional".

Airbus esperaba impaciente esta noticia por parte del Gobierno, puesto que era una condición sine qua non para poder proseguir con los primeros vuelos industriales de los aviones terminados en la factoría de Sevilla y, por ende, reactivar las entregas a los estados compradores, paralizadas tras el siniestro.

Hoy por hoy, hay ocho A400M a los que afecta de manera directa la luz verde de Defensa. Dos de ellos están listos para su entrega inmediata -se producirá en cuestión de días-, pues ya han realizado los vuelos industriales, los vuelos con los clientes, tienen preparada toda la documentación, pero no se han podido llevar por la orden de permanecer en tierra. Hay otros dos aparatos en la misma situación y que se entregarán en semanas. Otros tres están esperando para poder realizar sus ensayos en vuelo y rematar su montaje antes de pasar al centro de entregas, y un cuarto avión entró el pasado martes en esta última fase.

De momento, son ocho países los clientes del programa del A400M: Alemania, Francia, España, Reino Unido, Turquía, Bélgica, Luxemburgo y Malasia, que han realizado encargos de 174 aparatos. Ya se han entregado 12 -cuatro en 2013 y ocho en 2014-. En lo que llevamos de año, dos clientes han recibido sendas aeronaves de manos de Airbus y la compañía espera poder cumplir el objetivo que se fijó de llegar a las 14. El grupo no ha facilitado los datos sobre las 12 entregas que restarían para este ejercicio, puesto que tal como están las cosas deberán renegociar el calendario con los estados compradores, con lo que, con toda probabilidad, se incrementarán los retrasos y sobrecostes que ya acumula el programa y que superan los 4.500 millones de euros.