Economía

Navantia volverá a construir petroleros después de veinte años

  • El consejo de administración de la SEPI autoriza al astillero a asumir el riesgo del contrato El encargo de cuatro buques dará carga de trabajo hasta 2019

El consejo de administración de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), emitió ayer las autorizaciones pertinentes para que Navantia pueda suscribir el contrato de construcción de cuatro buques petroleros tipo Suezmax para Ondimar Transportes Marítimos, filial de la naviera Ibaizabal.

Navantia, por su parte, informó ayer tarde sobre la ratificación de los contratos, así como la estructura financiera necesaria. El presidente de la empresa de astilleros públicos, José Manuel Revuelta, y el presidente del Grupo Ibaizabal, Alejandro Aznar, estuvieron presentes en la firma del acuerdo. Los astilleros hicieron hincapié en que los barcos se construirán en España a precio del mercado internacional, lo que "dará estabilidad a la carga de trabajo de la empresa e impulsará la creación de empleo".

El contrato consiste en la construcción por parte de Navantia de cuatro petroleros tipo Suezmax -denominados así porque sus dimensiones los hacen adecuados para navegar por el canal de Suez- con opción a otros dos más.

Para los astilleros públicos, el contrato de las cuatro unidades iniciales, que se abordará en varias fases, implicará más de tres millones de horas de trabajo que se repartirán entre los astilleros de la Bahía de Cádiz (Puerto Real y San Fernando) y Galicia (Ferrol y Fene).

Una vez obtenida la luz verde al contrato por parte de la SEPI, se prevé que la construcción de los petroleros comience en el último trimestre de este año, con un plazo de ejecución aproximado de 21 meses, es decir, estarán listos en la segunda mitad de 2017.

Según el acuerdo del máximo órgano de administración de la SEPI, la sociedad estatal "ha trasladado a Navantia su autorización para hacer frente a los riesgos que se identifican en este proyecto así como su aprobación a las cartas de conocimiento propias de estas operaciones". Fuentes de Navantia consultadas por este medio restan hierro al término riesgos diciendo que "son riesgos normales en este tipo de contratos de construcción de barcos como el tipo cambiario o las penalidades en caso de retrasos, entre otros". "Para firmar un contrato tanto la SEPI como nosotros hacemos siempre un estudio de riesgo".

Pero en toda esta larga historia con altibajos anímicos es lógico pensar que ha tenido que existir una serie de escollos básicos que han podido tirar por la borda el proyecto de los petroleros. Y es que hay que recordar que en España no se construye un petrolero desde hace 20 años. Es un contrato de construcción civil que no se daba precisamente por la feroz competencia que llega desde tierras asiáticas. "Hasta ahora no habíamos podido ser competitivos", aclaran desde Navantia. El que ayer se ratificó es un tipo de contrato muy ajustado en precio y plazos, "pero hay que insistir en que es un contrato con rentabilidad económica, que no se olvide". Y no puede ser de otra manera pues cabe recordar también que todo este proceso se revisa desde Bruselas con lupa, sin dejar en el olvido que a la SEPI le interesan estos contratos porque "cuanto mejor vaya Navantia, mejor irá a ella".

La firma de ayer ha supuesto la posibilidad para Navantia de abrirse a otros mercados que, hasta ahora, eran sólo alcanzables para los países asiáticos, contra los que es difícil competir sin incurrir en pérdidas.

La clave del contrato ha sido el acuerdo con el astillero coreano de Daewoo, para que el dique asiático sea el encargado de suministrar el material necesario, así como el diseño, para la construcción de los petroleros. La alta producción de este tipo de buques por parte de los astilleros coreanos (más de cien al año) les otorga la capacidad de conseguir el material a unos precios mucho más competitivos que si los comprara Navantia por sí misma. Esto permite aquilatar los costes, lo que es rentable para el armador encargar la construcción de los barcos a la compañía española y, concretamente, a Puerto Real. De allí podrían venir buena parte de los materiales aunque se pretende que, por ejemplo, el acero, si se consigue a buen precio en España no tenga que venir del extranjero.

Según CCOO Industria, el contrato supondrá para el conjunto del astillero público entre tres y cuatro millones de horas de trabajo hasta mediados de 2019 y la generación de unos 3.100 empleos anuales, entre directos, indirectos e inducidos. Pero lo más importante para el sindicato, aparte de las cifras de empleo, es que supondrá un balón de oxígeno para las zonas donde están ubicados estos astilleros.

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