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Economía

Heineken mima la cebada andaluza

  • Heineken e Intermalta prevén pasar de 21.000 hectáreas vinculadas a la cervecera a 40.000 en dos o tres años Los costes y la resistencia del cultivo lo hacen cada vez más atractivo

Heineken se ha propuesto potenciar el cultivo de la cebada en Andalucía y año a año, a través de su proveedor Intermalta, incrementa el número de contratos con agricultores. Desde 2011 la cebada vinculada al grupo cervecero ha pasado de 12.500 a 21.000 hectáreas en Andalucía y Extremadura, y de 15.000 toneladas a 30.000, con entre 1.000 y 1.500 agricultores vinculados al proyecto. El objetivo marcado es llegar, en dos o tres años, a 40.000 o 50.000 hectáreas, un planteamiento ciertamente ambicioso.

Una pieza clave en este proceso es Intermalta, primer grupo maltero de España, y que fabrica para Heineken la malta, la materia prima básica de la cerveza. Su fábrica en Sevilla está justo al lado de la de la compañía cervecera, y se invirtieron en ella 52 millones. "Sevilla tiene tradición de industria maltera. Cruzcampo tenía una en la fábrica antigua, y tuvo que cerrar. El mercado estaba muy maduro y era antieconómica, porque ya había proveedores que se dedicaban a ello", señala Tomás Madueño, director de compras de Heineken, que añade que cuando se trasladó la fábrica la empresa se propuso recuperar la industria maltera, "y fue Intermalta quien apostó con más fuerza".

Heineken pidió a Intermalta que designara a alguien para desarrollar el cultivo y para que fueran proveedores locales los que abastecieran las 150.000 toneladas de cebada que consume Intermalta al año (lo que da 90.000 toneladas de malta, aproximadamente). Además, la firma apostó por el cultivo del maíz, ya que en parte de sus productos usa sémola de maíz, y son las fábricas de Sevilla y Jaén las mayores consumidoras.

Heineken y una Política Agraria Común (PAC) más favorable han favorecido que la cebada, un cultivo que hace quince años estaba casi desaparecido, se haya extendido por Sevilla, Granada, Málaga, Cádiz, Badajoz y, ahora, Huelva. Se suele cultivar en tierras calizas y no inundables, normalmente en lomas, y es un cultivo muy resistente, poco dado a enfermedades que, a diferencia de lo que sucedía hace 20 años, ha mejorado mucho su genética.

A ello ha contribuido una red de campos de ensayo donde se cultivan topo tipo de variedades, y donde se examina cuáles son las que se adaptan mejor a la climatología española. Una comisión mixta de malteros y cerveceros realiza recomendaciones, "y normalmente el agricultor responde y las usa".

Intermalta exige siempre una calidad mínima. No es lo mismo una cebada para cerveza que otra para pienso. Además de que la variedad sea buena, la humedad debe estar por debajo del 11,5%, no debe tener impurezas y el grano no puede estar partido. Si el agricultor cumple con los parámetros, Intermalta paga una prima de entre 10 y un 15% sobre el precio de referencia en las lonjas. Los contratos tienen una duración de un año. "Se hacen en época de siembra y se pagan tras la campaña de recolección (por agosto). Lo fundamental es que haya buena calidad", señala Alfonso Itoiz, director del departamento de Cebadas de Intermalta. Heineken estudia implantar contratos a largo plazo y, de hecho, ha establecido también primas de fidelización para aquellos agricultores que renuevan su relación contractual.

José Manuel Fernández, agricultor con una explotación en Carmona, avala el futuro de la cebada y su rentabilidad. "Los costes son menores, tienes menos necesidad de unidades de nitrógeno (fertilizantes), uno de los mayores inputs (costes) de la agricultura. Además, se usan menos herbicidas porque no deja pasar la luz, lo que deja menos alfombra, y es menos esquilmante con el terreno". El único problema es el exceso de lluvias en otoño e inviernos, que baja mucho el rendimiento. Pero, en general, éste es bueno y el beneficio estable, y es una opción que según Fernández irá ganando terreno al trigo blando y no tanto al duro por la preponderancia que aún tiene en la región.En Andalucía hay, a día de hoy, 118.782 hectáreas de cebada, frente a las 210.813 de trigo duro y las 161.279 de blando.

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